Opinión
Ver día anteriorMartes 24 de marzo de 2009Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Marcelo y la Ruta 22 a la Presidencia
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ay una ruta a la Presidencia de la República que fue descubierta el 15 de marzo y se llama Ruta 22. Pese a no mencionarla, se le agradece a Marcelo Ebrard que haya hablado en Washington con tanta profundidad sobre el Partido de la Revolución Democrática (PRD), distrayendo los temas de su agenda, soslayando esa ruta inédita al poder que desde su gobierno impusieron.

Dijo Marcelo en conferencia magistral en el Centro Woodrow Wilson que el PRD debe empezar a reorganizarse desde este año, porque no está a la altura de las expectativas ciudadanas para ganar la Presidencia de la República en 2012. Si no se hace eso, no vamos a llegar a ningún lado. Y luego preguntó: ¿Qué sigue en el PRD? El cambio más importante de su historia [...], debe modificarse la forma de resolver sus conflictos internos, y debe revisarse toda la plataforma y todo el programa político que se presente al país y plantearse cómo incluir a todas las fuerzas de izquierda. No se puede seguir teniendo una visión que favorece la facción, por encima de cualquier otra cosa.

El discurso es sin duda impecable frente a una audiencia abierta a ser convencida de que en México hay políticos con buenas intenciones y una izquierda que mira hacia el norte y no al sur; un discurso para convencer a Estados Unidos, que juzga la democracia en el mundo y a la cual se acude en busca de reconocimiento. Por conducto de él Marcelo ha dicho al PRD que no está a la altura de sus aspiraciones presidenciales, ocultando su alianza con el bejaranismo, condescendiente con la manipulación de los programas sociales, el acarreo y compra de votantes, como en los viejos tiempos.

Lo que vimos el 15 de marzo fueron viejos usos y costumbres en la disputa por la correlación de fuerzas hacia dentro del PRD, pero Marcelo, pese a los llamados, decidió convertirse no en la solución del problema, sino en una facción más, aliado a quien le garantizaba sumisión, pero no apertura. Marcelo ocultó ante los buscadores de democracia de Washington que fue un aliado del segmento más clientelar, atrasado, sin proyecto y sectario, cuyos precandidatos son electos por René Bejarano y su Movimiento Nacional por la Esperanza, convertido en el recaudador de rentas del lopezobradorismo que pasa de un proyecto organizativista a otro, y ofrece como posibilidad de triunfo, no una propuesta, sino que el país estará destruido en 2012 y eso los hará llegar a la Presidencia, como único objetivo. Marcelo anunció en Washington, tomando al PRD como señuelo, que la alianza Marcelo-Bejarano-López Obrador continuará, hasta que los intereses los separen.

Por eso el 15 de marzo, en delegaciones como Tlalpan, Iztapalapa, Álvaro Obregón, Iztacalco y Cuauhtémoc, hasta las 13 horas la competencia era reñida y de pronto apareció la Ruta 22, integrada con decenas de microbuses de los que bajaron cientos de personas a votar en las casillas; de taxis sin placas, aparecieron grupos de golpeadores y la lista nominal de votantes se extendió sin control, doblando el número de votos de hace tres años. Del estado de México llegaron a votar al Distrito Federal, hubo júbilo en la alianza y, como firma de confusión, la dirección nacional del PRD declaró que pese a todo los incidentes habían sido menores.

¿Quién es el propietario de la Ruta 22, a la cual hoy se le debe el gran favor del triunfo de la alianza? ¿Es posible retirarle la concesión por su intromisión abierta en las elecciones internas del PRD, o lo van a premiar con más concesiones? No se necesitaría ir hasta Washington para que el jefe de Gobierno nos explicara estas cosas tan sencillas que se hicieron al amparo de su gobierno, por omisión y comisión.

Claro como el agua es que tanto al PRI como al PAN les convenían los peores candidatos. La promoción anti-PRD en favor del PT y Convergencia, que no les quitarán ni un voto a los otros partidos, pero que, en el acto del canibalismo más preclaro y siniestro, les levantarán el porcentaje de votos a los otros partidos, son la base de la alianza Marcelo-Bejarano-López Obrador, que hoy, ganando de nuevo con los peores, se sienten fortalecidos.

Lo que vimos en las urnas el 15 de marzo fue la misma fuerza exhibida el 30 de noviembre de 2008 en el Monumento a la Revolución, donde resurgió el gran elector René Bejarano, dueño presupuestal de 14 delegaciones al amparo de la debilidad del PRD y sus aliados abiertos y vergonzantes. Ahí estaba la renovación del discurso del clientelismo y el agotamiento ético y programático, basado en la impunidad.

Siendo la capital del país la gran reserva política histórica de la izquierda electoral, los principales golpes a su electorado han venido de lo que se ofrece como su salvación: el plantón de Reforma en 2006, los llamados a ni un voto por el PRD, el regreso triunfante de Bejarano en noviembre de 2008 y ahora, desde el gobierno de Marcelo Ebrard, la imposición de sus candidatos.

Ésa es la Ruta 22 a la Presidencia, condenada al fracaso, ruta que no es la de la izquierda.