Directora General: Carmen Lira Saade
Director Fundador: Carlos Payán Velver
Domingo 13 de octubre de 2013 Num: 971

Portada

Presentación

Bazar de asombros
Hugo Gutiérrez Vega

Lichtenberg: sobre
héroes y estatuas

Ricardo Bada

La palabra, el dandi
y la mosca

Edgar Aguilar entrevista
con Raúl Hernández Viveros

Antonio Gamoneda: sentimentalidad oscura
José Ángel Leyva

El caso de la mujer azul
Guillermo Samperio

El rival
Eugenio Aguirre

Tecnología y consumo:
el futuro enfermo

Sergio Gómez Montero

Cárcel y libertad
en Brasil

Ingrid Suckaer

Máscara
Klítos Kyrou

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Columnas:
Bitácora bifronte
Jair Cortés
Mentiras Transparentes
Felipe Garrido
Al Vuelo
Rogelio Guedea
La Otra Escena
Miguel Ángel Quemain
Bemol Sostenido
Alonso Arreola
Las Rayas de la Cebra
Verónica Murguía
Cabezalcubo
Jorge Moch
La Casa Sosegada
Javier Sicilia
Cinexcusas
Luis Tovar


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La Jornada Semanal

 

Cárcel y libertad en Brasil

Ingrid Suckaer

Una serie de decisiones erradas pueden llevar a la cárcel a quienes son víctimas de su propia inconsciencia. Tal es el caso de los reos cuyas historias relata la excelente serie Cárcel y libertad en Brasil, del fotógrafo brasileño Rodrigo Albert (Belo Horizonte, 1975), quien radica en México desde hace dos años. La muestra comprende veinte fotografías en gran formato, forma parte del programa de artes visuales del 41 Festival Internacional Cervantino y será exhibida en el enrejado del atrio de la Basílica de Guanajuato.

La obra de Albert navega entre los límites de la fotografía documental y la obra de autor. Eminentemente contemporánea, su serie sobre la vida cotidiana en la prisión de autogobierno de Itaúsa, en la provincia brasileña de Minas Gerais, es una compleja investigación visual apoyada en un uso audaz del color.

Los prisioneros fotografiados por Albert forman parte de un sistema penitenciario innovador en Brasil: APAC: Associação de Proteção e Assistência aos Condenados (Asociación de Protección y Asistencia a los Condenados), cuya característica principal son las prisiones humanizadas donde no hay presencia policíaca y la altura de los muros de sus instalaciones es reducida. Todas las actividades de estos centros se realizan con el apoyo de los propios prisioneros, a quienes oficialmente llaman recuperandos; éstos se dedican al cultivo del campo, así como a cosecharlo; a cocinar, limpiar las instalaciones de la cárcel y a elaborar pan que venden en grandes cantidades. No obstante, la disciplina es estricta y todos los recuperandos deben recibir apoyo psicológico, así como dedicar parte de su tiempo a estudiar y aprender alguna profesión u oficio.

Albert permaneció más de ocho años en el mundo de estas prisiones; primero, como observador y voluntario y, finalmente, como participante, al conseguir permiso para vivir seis días en la cárcel APAC de Itaúsa. Como resultado de esta última experiencia, obtuvo una grabación videográfica de varias horas y una serie de sus fotografías con las que invita al espectador a superar las barreras sociales y estéticas.

Albert confiesa que, en un primer momento, sintió miedo al pensar que dormiría en una celda junto a treinta y tres recuperandos. Este temor desapareció cuando recordó las garantías que tienen las APAC y, confiado, se dedicó a fotografiar a los presos.

Concebido en 1972, el ahora Método apac estuvo en un inicio centrado en una experiencia de pastoral carcelaria católica, que al correr de los años devino en una práctica ecuménica donde conviven católicos, cristianos de diversas denominaciones y espiritistas. APAC es una institución brasileña sin precedentes en el mundo. Sus alcances han sido tan significativos que, desde 1974, cuando quedó formalmente instituida, ha servido como modelo a otros centros penitenciarios en veintisiete países (Estados Unidos, Noruega, Australia, Alemania, Inglaterra, Corea del Sur, Singapur y Costa Rica, por mencionar algunos), los cuales siguen los mismos principios humanistas que han revolucionado a las poco más de cien cárceles APAC que existen en Brasil.

Uno de los objetivos principales de las APAC es promover el contacto permanente de los reclusos con gente de la comunidad local, al igual que con los voluntarios de éstas y con sus propias familias, a fin de establecer, restablecer o fortalecer las relaciones familiares y relaciones interpersonales afectivas y significativas para las y los reos en recuperación.

El enlace entre religión y humanización que impulsa la APAC tiene origen en el concepto de apostolado (servicio de ayuda inspirado en Jesucristo y el Evangelio) que el abogado Mário Ottoboni difundió entre los reclusos a quienes impartió el curso Liberación con Cristo. “APAC reiterativamente se caracteriza por ser una obra de Dios teniendo el Evangelio como un gran inspirador (Mateo, 25:32-46; Hechos, 16:16-42, y Hebreos 13:3)”, explica Ottoboni.

Mário Ottoboni, Silvio Marques Neto y Valdeci Ferreira, fundadores de la APAC, hacen mención al curso que Otobboni impartió en diversas cárceles y que fue la inspiración para crear la primera APAC. Ottoboni explica que su definición de evangelización responde a los acuerdos del Concilio Vaticano II: “La evangelización se entiende como la ayuda al prójimo y no precisamente se busca la conversión. Afín con los alcances que tuvo el Concilio Vaticano II, la evangelización significa que todo ser humano tiene dentro de sí las semillas del verbo, Seminis verbi.”

El Método APAC posee un complejo sistema cuya finalidad es atender a los recuperandos de manera integral y humanista, con el objetivo de que cobren conciencia de sí mismos y de sus actos, por lo que la estancia en la cárcel no se considera un castigo, sino un período de introspección. Altamente significativo es que, desde que fue constituida la primera APAC y hasta la fecha, sólo seis reos se han fugado.