Directora General: Carmen Lira Saade
Director Fundador: Carlos Payán Velver
Domingo 13 de octubre de 2013 Num: 971

Portada

Presentación

Bazar de asombros
Hugo Gutiérrez Vega

Lichtenberg: sobre
héroes y estatuas

Ricardo Bada

La palabra, el dandi
y la mosca

Edgar Aguilar entrevista
con Raúl Hernández Viveros

Antonio Gamoneda: sentimentalidad oscura
José Ángel Leyva

El caso de la mujer azul
Guillermo Samperio

El rival
Eugenio Aguirre

Tecnología y consumo:
el futuro enfermo

Sergio Gómez Montero

Cárcel y libertad
en Brasil

Ingrid Suckaer

Máscara
Klítos Kyrou

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Columnas:
Bitácora bifronte
Jair Cortés
Mentiras Transparentes
Felipe Garrido
Al Vuelo
Rogelio Guedea
La Otra Escena
Miguel Ángel Quemain
Bemol Sostenido
Alonso Arreola
Las Rayas de la Cebra
Verónica Murguía
Cabezalcubo
Jorge Moch
La Casa Sosegada
Javier Sicilia
Cinexcusas
Luis Tovar


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Miguel Ángel Quemain
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Bacantes entre yucatecos púdicos

En la entrega anterior se mencionó que Bacantes, dirigida por Raquel Araujo, basada en textos de Eurípides y sostenida en el mundo maya contemporáneo y mítico, se había presentado al aire libre, pero con la estricta advertencia sobre la relación entre pudor y desnudo teatral, frente al Palacio Municipal de Cholul, donde provocó un escándalo que atravesó a la “clase media” yucateca, a los regidores y a algunos funcionarios de desarrollo social y cultura estatales y municipales.

Al parecer, el montaje fue un escándalo porque Raquel Araujo logró conectar la dramaturgia y el pensamiento clásico con el Yucatán de hoy y los yucatecos se encontraron con una irregularidad: una obra artística (que suelen menospreciar en aras de los espectáculos) que los puso frente al espejo de ellos mismos, y lo que recibieron los alarmó de tal manera que atribuyen el motivo de su espanto a los desnudos que presenta el montaje.

Araujo ha montado estas Bacantes sobre la osamenta del clásico y el monumento se sostiene en aquellos lugares que la obra de Eurípides conoce de los peninsulares que padecen los mismos dolores que los hombres de su ínsula, donde su teatro provocaba un desasosiego semejante, con la diferencia de que la catarsis del acto escénico les permitía dejar en el teatro el mundo horrendo que vivían todos los días.

La anestesia en la que vive la sociedad yucateca no le permite darse cuenta de la violencia que padecen frente a las pantallas de su televisor, donde las dos principales televisoras mexicanas no consideran su existencia cotidiana pero sí los bombardean con los groseros espectáculos de sus noticieros (donde no son noticia), de sus reiniciados talk shows donde una mujer fuera de sí se defiende de algo que muchos de sus espectadores no captan, y sus programas que van del concurso a la telenovela y nuevamente al concurso y al chisme.

Si uno circula por las principales calles de Mérida es inevitable detenerse frente a los lastimeros puestos de periódicos, conformados (no es muy distinto el resto del país, incluido el DF) por la prensa del corazón, las revistas y los diarios de espectáculos que atraen con portadas donde los senos y las nalgas de las actrices (de manera chusca lo llaman “el Playboy de los pobres”, como a la famosa página 3 del Ovaciones) al total alcance de unos niños cada vez más erotizados por una industria sin escrúpulos que los intoxica igual con azúcar que con imágenes que deforman su cotidianidad con modelos que los ciegan a cualquier interpretación sobre su vida local, misma que terminan por despreciar frente a su deseo por ser otros.

Esta respuesta violenta y cobarde de la mayoría de los actores políticos, incluido el disminuido y artrítico periodismo cultural y el acomodaticio periodismo a secas que vive de agachar la cabeza frente a los políticos, no dejó de sorprender al grupo que no deja de recibir reconocimientos nacionales (en la entrega anterior puntualizaba: las instituciones premian al teatro que persiguen y acosan por incómodo y crítico), así como la reciprocidad de grupos de teatreros muy diversos en el DF, que aplauden a La Rendija por la creación de espacios de alcance local y nacional.

A pesar de la sorpresa que representó ese ataque, el grupo reaccionó muy rápidamente y puso en evidencia esa asimetría con la que lucha todos los días: la creación del un público amplio, propositivo, crítico, y la destrucción del interés gracias a las ñoñerías comerciales que inundan también su cartelera cinematográfica y ese teatro comercial que cuenta con un público que aplaude cada vez que los personajes entran y salen de escena.

Era preciso describir aquí, de una vez, los aspectos que movilizaron el enojo. En la siguiente entrega se intentará mostrar en qué consiste la polivalencia de ese trabajo y dónde están los acentos estéticos y de orden histórico y cultural que tanto agreden a los yucatecos. Si los yucatecos hicieran un despliegue mediático para difundir la cultura como el que hicieron para censurar, seguro que saldrían pronto de ese letargo espiritual que tanto los atrasa.

Parte de ese atraso consiste en actualizar la eterna pugna entre el PRI y el PAN, que todo lo politizan para confundir electores, público y espectadores, categorías que si bien llegan a cruzarse, en su vocabulario medieval no se distinguen. Como bien ha señalado Araujo, “Penteo se ha deslizado a la vida real y nos persigue como Bacantes que somos... durante todo el festival ha estado el pleito en los medios y sigue aún...”