Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER  
Domingo 10 de enero de 2010 Num: 775

Portada

Presentación

Bazar de asombros
HUGO GUTIÉRREZ VEGA

Economía y cultura
ANGÉLICA ABELLEYRA (coordinadora)

Negación a pesar de la evidencia
CARLOS GARCÍA DE ALBA

Alentar la economía cultural
HÉCTOR GARAY

Triángulo de voces
ANGÉLICA ABELLEYRA

Medios sin mercados
CARLOS RAÚL NAVARRO BENÍTEZ

Hacia un sistema económico del sector cultural
EDUARDO CRUZ VÁZQUEZ

Ser vendedores de cultura
FEDERICO GONZÁLEZ COMPEÁN

¿Públicos o consumidores?
EDUARDO CACCIA

La escritura fronteriza
ADRIANA CORTÉS KOLOFFON entrevista con ANDRÉS NEUMAN

Leer

Columnas:
La Casa Sosegada
JAVIER SICILIA

Las Rayas de la Cebra
VERÓNICA MURGUíA

Bemol Sostenido
ALONSO ARREOLA

Cinexcusas
LUIS TOVAR

Corporal
MANUEL STEPHENS

Mentiras Transparentes
FELIPE GARRIDO

Al Vuelo
ROGELIO GUEDEA

El Mono de Alambre
NOÉ MORALES MUÑOZ

Cabezalcubo
JORGE MOCH


Directorio
Núm. anteriores
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Ilustración de Huidobro

Triángulo de voces

Angélica Abelleyra

Los siguientes son los testimonios de tres
actores que, desde su rango de acción,
observan la dupla economía y cultura.

 

REPENSAR LA CULTURA
Y EL DESARROLLO SOCIAL

Jorge Villalobos
(Presidente ejecutivo, Centro Mexicano para la Filantropía (Cemefi)

El sector no lucrativo en México es pequeño. Tenemos 6 mil 276 instituciones autorizadas como donatarias, y de fundaciones donantes, trescientas. Significa que hay poca filantropía institucional organizada, tanto para donar recursos como para operar servicios. Sin duda, la ley del ISR ha sido restrictiva y no hemos tenido, ni la sociedad ni el gobierno, la claridad para promover el asociacionismo ciudadano para que ofrezca a la sociedad bienes y servicios sin fines de lucro. Uno de los rubros es la cultura. Para 2008, entre los organismos y fideicomisos donatarios autorizados había un registro de 350, más doce bibliotecas y treinta y dos museos, haciendo la suma de 394 instituciones que pueden emitir recibos deducibles de impuestos. Mientras, tenemos a 6 mil 32 instancias o asociaciones que piden donativos y el número de quienes los otorgan llega a 274.

¿Qué valor agrega a todo esto el sector cultural? Enorme, pero no tenemos estudios que lo cuantifiquen. Además, con la poca claridad institucional, hay pocos grupos que manejan recursos gubernamentales y aun siendo así, tienen patronatos privados para que los apoyen. Esto en México debería ser al revés: tener suficientes recursos públicos no sólo para apoyar las obras culturales patrocinadas por el gobierno, sino apoyar a instituciones privadas. ¿Como revertir esta situación?

1. Fortalecer la cultura de la ciudadanía.

2. Ciudadanía no es sólo votar para elegir a la autoridad sino que se cumpla con la ley. Los países que avanzan no son los que tienen buenas o malas leyes, son los que cumplen sus leyes. Y nosotros tenemos una enorme cultura de desapego a la ley.

3. Ser ciudadano implica pagar impuestos; hacer la aportación correspondiente de los recursos propios al bien común. Cuando en un país sólo el diez por ciento de la población paga impuestos, el contrato social no está bien construido.

Queda claro que en México el combate a la pobreza es el reto principal y tendríamos que inducir hacia la inversión privada que la ataque. Una manera de hacerlo es mediante la cultura. Se ha descubierto que la mejor inversión es en la capacidad de las personas. Y para mí la cultura es la capacidad de transformar el medio. Allí es donde hay una revisión pendiente: la vinculación de la cultura con el desarrollo social.

ARTESANÍA NO ES IGUAL A POBREZA
Rafaela Luft
(Directora Fonart)

El universo de las artesanías en el país es atendido por la Secretaría de Economía (SE), pues hay una aceptación de que la actividad es económica y rentable. Pero nuestra tarea hoy es unificar el lenguaje y la participación de todas las instancias que atienden al sector, porque todavía en algunos estados lo hacen también la SEP o Turismo y genera una parcialización. Reconozco necesidades; una de las fundamentales, la difusión y promoción de los objetos, tanto en su uso decorativo como utilitario. Para que la gente tenga necesidad del trabajo artesanal tenemos que llenar los espacios de difusión sobre el significado de los objetos y su valor de dignidad de un pueblo. También es necesario un cambio de actitud para dejar de asociar la artesanía con pobreza. Esto genera que los objetos se consideren de baja calidad. Y así, como ésta, hay premisas que aclarar: no todos los artesanos mexicanos son pobres ni indígenas ni grandes maestros.

Ahora trabajamos en dotar de capacidades a los artesanos para que requieran menos de los subsidios y logren autosuficiencia en la comercialización de sus bienes. Y capacitamos a las artesanas para que entiendan el significado de estar en la legalidad (la parte fiscal) y que puedan facturar. Solicitar ahora a la SHCP un régimen fiscal especial es misión imposible, pero tendríamos que analizar modalidades para conformar los ingresos de los artesanos en grupos. Es más fácil lograr financiamientos a partir del trabajo en equipo. Hay que subrayar el valor del asociacionismo y el impulso de las marcas colectivas en la preservación del saber tradicional y como una suerte de protección intelectual y económica.

También hay ausencia de datos actualizados. La cifra de un padrón de 8 millones de artesanos la dijo el doctor De la Borbolla en los años ochenta. Ahora no sabemos cuántos artesanos hay en México. INEGI nos apoyó en el Censo Económico de 2009. Esperemos resultados. Creo que el producto artesanal puede ser un pretexto para la reconciliación con México. Pero tenemos que venderlo bien y dejar de pensarlo como objeto de segunda. Darle el sentido de ser reflejo de dignidad de la vida de las personas y de orden comunitario y estético.

A GENERAR UNA CULTURA MUSICAL
Thomas Veerkamp
(Director Casa Veerkamp)

Nuestro negocio está ligado a la cultura y en ese universo México tiene mucho que ofrecer, pero en el nivel educativo-musical estamos atrasados. No existe el involucramiento del gobierno. El punto central es la educación y la necesidad de darle un enfoque claro a la cultura para generar un mayor interés al consumidor. Si hubiera una demanda más grande en los públicos, el gobierno estaría forzado a surtir más. Hablando desde el punto de la IP, las empresas se involucran en cuestiones culturales cuando ven que un proyecto lleva a un beneficio común. Además, cuando vean que se trascienden los grupos pequeños de público, apoyará más.

México es un país musical, pero gran parte de ese desarrollo no es por aprendizaje escolar sino por herencia. Hay bandas típicas en cada pueblo, apoyadas por el municipio, y sin embargo en las escuelas no se alimenta ese gusto. Sólo algunas escuelas top privadas cuentan con planes educativos sólidos. Por ello, como empresa, haremos en 2010 un programa nacional para promover la educación musical con los padres de familia. Nos uniremos las empresas de la industria para verlo como inversión y no contaremos con el gobierno.

En términos de números, la industria en general vende 50 millones de dólares al año en instrumentos musicales. Aunque es difícil cuantificarlo a través de INEGI y no hemos podido saberlo con exactitud. De nuestro monto de ventas, noventa y cinco por ciento es de importación y el resto se exporta. El caso China es relevante. Quizás el sesenta o setenta por ciento de la producción está allá. Y por eso ninguna industria puede darse el lujo de desdeñarla, aunque somos cautelosos con sus productos porque mi negocio es comercializar, no arreglar broncas. La exportación podría ser un rubro en crecimiento, pero dependemos de fabricantes pequeños. En ellos hay mala planeación a futuro y su potencial de crecimiento se encuentra estancado. Hemos tenido problemas con los productores de Paracho, Michoacán, por cuestiones de calidad y constancia en la producción. Dicen que producen 30 mil guitarras al mes, pero la mayoría se va a un mercado de turistas que las llevan de souvenir. Nos reclamaban que importábamos 60 mil guitarras clásicas, cosa irreal, y que eso destruye su mercado. Nosotros sí compramos guitarras allá, pero aquellas que funcionarán en calidad y precio dentro del mercado internacional. Porque llegar a cien años nos lleva a cuidar nuestra reputación.