Chihuahua, Chih., Las coaliciones que encabezan por una parte Morena y por la otra el PAN se disputan este domingo la gubernatura en Chihuahua, en una contienda que se prevé cerrada, luego de una campaña en que prevaleció la polarización y una circunstancia inédita, ya que la candidata blanquiazul participó en libertad bajo fianza por acusaciones del propio gobierno local de recibir recursos ilícitos del ex mandatario priísta, César Duarte, actualmente preso y en espera de ser extraditado al país.
Además de la gubernatura, se elegirán 67 alcaldes, 712 regidores, 22 diputados locales y nueve federales, en un escenario en que Morena participa por segunda vez en su historia en comicios en Chihuahua y pretende despojar al PAN de lo que ha sido su bastión durante años, a través de su candidato al gobierno del estado, Juan Carlos Loera.
Analistas políticos, así como el delegado de Morena en la entidad, José Ramón Enríquez, y el senador panista Gustavo Madero consideraron que la elección se ha ido cerrando en las últimas semanas y este último no descartó que pudiera llegar a los tribunales.
Aunque al inicio de la campaña participaron ocho candidatos, actualmente sólo quedan cinco, los de las dos coaliciones, del PVEM, MC y Encuentro Solidario, ya que tres se sumaron a la Alianza “Nos Une Chihuahua”, que postula a la panista María Eugenia Campos Galván.
Declinaciones
Primero lo hicieron los representantes de Fuerza por México y Redes Sociales y, casi al final, el pasado 26 de mayo, declinó también en favor de Campos la candidata del PRI, Graciela Ortiz, quien justificó su decisión con una frase: “si el norte del país cae, si Chihuahua cae en manos de Morena, este país ya no tiene remedio”.
Ortiz fue mencionada entre el grupo de políticos que estaban en la llamada “nómina secreta” del ex gobernador Duarte, quien tiene en México procesos penales por enriquecimiento ilegal durante su mandato.
Por ello, el candidato de la coalición Juntos Haremos Historia, Juan Carlos Loera, centró su estrategia en el combate a la corrupción e intercambió acusaciones con su contrincante María Eugenia Campos, mejor conocida como Maru Campos, quien respondió que los procesos abiertos en su contra por la Fiscalía General de Justicia del estado que gobierna Javier Corral formaban parte de una persecución política y mediática.
Polarización
De hecho, el PAN la eligió como candidata luego de una controvertida elección interna, el 24 de enero pasado, en la que venció al senador Gustavo Madero, quien protestó por el resultado y ayer, en entrevista, anticipó que puede haber conflictos poselectorales, y que la diferencia entre los punteros será de un dígito, dado lo polarizada que fue la campaña.
Expuso que al igual que el país entero, en Chihuahua la sociedad está divida en dos posturas, “los que consideran que las cosas están bien y que van a ir mejor y los que creemos que las cosas van mal y que van a empeorar y hay que frenar a Morena”.
El senador Enríquez, delegado de Morena en la entidad, sostuvo al respecto que de nada van a servir los llamados al voto útil de los grupos empresariales, ni otros “intentos desesperados” por frenar el avance de la izquierda, ya que “las cosas cambiaron”. Mencionó que la aceptación de los chihuahuenses al presidente Andrés Manuel López Obrador es muy alta. De casi 73 por ciento en Ciudad Juárez y de 66 por ciento en la capital del estado.
Por su parte, el delegado del PAN, Luis Serrato, sólo comentó que la campaña fue dura, fuerte y difícil, pero ya concluyó. Las acusaciones contra Maru Campos, respondió, fueron parte de la estrategia de sus adversarios “y no vemos que la ciudadanía haya pensado siquiera que son ciertas”. Agregó que están “muy tranquilos y contentos”, en espera de que la ciudadanía salga a votar hoy.