Lunes 7 de julio de 2025, p. 24
San Cristóbal de Las Casas, Chis., La masacre de 45 tsotsiles perpetrada en la localidad de Acteal, perteneciente al municipio de Chenalhó, el 22 de diciembre de 1997, fue un parteaguas en la historia de esta región de México que es Chiapas
, afirmó el obispo emérito de Saltillo, Coahuila, Raúl Vera López, quien preside el Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de Las Casas (Frayba).
Fue algo que convulsionó enormemente no sólo a la sociedad mexicana, sino a la internacional
, y Dios nuestro Señor hizo que se conociera la rectitud, la actitud y sobre todo el apego a la justicia de esta comunidad de los pueblos indígenas de Chiapas
, expuso durante la conferencia Convicción y esperanza, construyendo el camino a la justicia, que ofreció en el templo de San Nicolás, ubicado en la parte posterior de la catedral de San Cristóbal.
Vera López, quien era obispo coadjutor de la diócesis de San Cristóbal cuando fue cometida la matanza, reiteró que fue impresionante cómo repercutió
la masacre. Yo decía: ‘la sangre de estos mártires no sólo va a ayudar a la diócesis de San Cristóbal, sino que está ayudando a la justicia y el respeto profundo por los pobres y por los pueblos’”.
Sostuvo que ahí vi el signo del valor de la vida de nuestros hermanos de Acteal. Se empezó a hablar de todo lo que ellos hacían por la justicia, por la dignidad y la bondad
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Agregó: estábamos seguros de que detrás (de los hechos) había cuerpos gubernamentales; no era cualquier cosa lo que estaba pasando ahí. Lo hicieron como una manera de desprestigio, como que se entendiera que había sido una reyerta entre las poblaciones de ahí. Una cosa muy falsa
.
Continuó: “Murió gente muy valiosa. A mí me ha tocado la fortuna, digámoslo así, de que quedara grabado en mi vida eso. De modo que supe por qué fue cuando a mí me sacaron de Chiapas (el Vaticano lo envió como obispo de Saltillo en 1999, aunque tenía derecho de sucesión por ser coadjutor).
Mucha gente de política e incluso de autoridades de iglesia esperaban que yo llegara a ponerle un hasta aquí a don Samuel (Ruiz García) en su trabajo por los pobres, por los indígenas. Esa fue una cosa que me impresionó mucho
.
Señaló que él sabía que lo iban a sacar de aquí, porque empecé a experimentar eso que fue una cosa muy miserable y venía de los poderosos que no querían compartir, porque don Samuel tradujo la Constitución y las leyes a las lenguas indígenas, y por eso ellos que eran esclavos aquí comenzaron a salirse
.
El martirio de los 45 tsotsiles de Acteal, destacó Vera López, me cambió la vida, dio un impulso a mi trabajo y después ya no les gustaba que yo hubiera defendido el trabajo que aquí hacía la orden (de los dominicos) y a los cuatro años me mandaron a la diócesis de Saltillo. Me querían trasladar a una diócesis con 20 curas como para que entendiera que yo no había hecho lo que querían, lo que me habían pedido
.
Recordó que al llegar a San Cristóbal como obispo coadjutor en 1995, me puse con don Samuel a seguir organizando a los hermanos y a seguir defendiendo la justicia (pero) hubo gente que logró que me sacaran de aquí y me mandaran a Saltillo
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El presidente del Frayba comentó que esos mártires (de Acteal) a mí me hicieron diferente. Su sangre me dio una manera muy radical de ver la vida
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