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Trabajadores del OPD-IMSS-Bienestar, ¿por qué al apartado B?
A

nte la complejidad del proceso de federalización de la salud, la fragmentación y desfinanciamiento crónico del sector, en octubre 2022, Zoe Robledo, director general del IMSS y responsable del encargo presidencial de brindar servicios de salud a la población sin seguridad social, declaró que el capítulo laboral era un mito. Ya se demostró, sostuvo, que lo que faltaba era voluntad para cambiar. La integración de los trabajadores se ha dado sin conflicto alguno (La Jornada, 21/9/22).

Mientras AMLO comunica que los profesionales de la salud son el alma del sistema porque podemos tener un buen hospital con buenos equipos y buenas medicinas y sistemas para análisis clínicos. Pero si no tenemos trabajadores que estén comprometidos y que además vean compensado su esfuerzo, pues no se avanza (La Jornada, 2/6/23) y las protestas de los equipos de salud que laborarán en el OPD IMSS-Bienestar crecen, es claro que el optimismo de Robledo choca con su opción para ubicarlos en el apartado B (artículo 123 constitucional) teniendo a la mano el apartado A, en el que permanecen –en mejores condiciones comparativas– los más de 20 mil trabajadores del Programa IMSS-Bienestar originario y todos los del régimen ordinario IMSS.

Con la publicación del tabulador dentro las Condiciones Generales de Trabajo (CGT) del OPD-IMSS-Bienestar (27/3/23) y sumando los tres componentes tabulares del salario global integrado, la pérdida neta para todas las categorías de los equipos de salud que laborarán en él –respecto de las CGT de la Secretaría de Salud que también corresponden al apartado B–, oscila entre 13 y hasta 36 por ciento, en todas las categorías de médica/os, enfermera/os, trabajadoras/es sociales y profesiones afines.

Quedan de la siguiente manera: los médicos generales perderán mensualmente 9 mil 523 pesos (36 por ciento), y los médicos especialistas, mensualmente 10 mil 446 pesos (18 por ciento). En tanto, las/os auxiliares de enfermería perderán mensualmente 3 mil 507 pesos (13 por ciento), mientras enfermeras/os de atención clínica o generales técnicos perderán mensualmente 8 mil 456 pesos (25 por ciento). Enfermeras/os especialistas técnicos perderán 9 nueve mil 451 pesos (26 por ciento). Finalmente, los/as trabajadores sociales perderán mensualmente 7 mil 520 pesos (25 por ciento) y, como profesionistas afines, los químicos perderán mensualmente 6 mil 696 pesos (15 por ciento).

Esta pérdida neta deriva de la comparación entre los catálogos de puestos y tabuladores de sueldos y salarios incorporados a las CGT-Ssa y las CGT- OPD-IMSS-Bienestar –comparación que confirma que se homologó el salario base tabular más bajo y que las categorías y salarios más elevados, que hoy se disfrutan en las CGT-Ssa– fueron ignoradas con el efecto de ajustarlas a la baja en las CGT del OPD-IMSS-Bienestar. Algunas de las categorías que fueron ignoradas en las CGT del OPD-IMSS-Bienestar cubren el reconocimiento económico a los estudios de licenciatura, posgrado o alta especialidad.

La clara homologación a la baja del salario base tabular manifiesta un diferencial en el sueldo global integrado, a pesar de que las prestaciones que compensan el salario en el OPD-IMSS-Bienestar son más elevadas que las de la CGT-Ssa. Ella impactará directamente el nivel de la pensión de los trabajadores de nuevo ingreso al OPD-IMSS-Bienestar –que estará por debajo de los de base, regularizados y formalizados de la Ssa– y que cotizarán –en el marco de las de por sí bajas pensiones– de la afore Pensionissste.

En el caso de las CGT de la Ssa se establece un sueldo base tabular bruto mensual, más una asignación bruta mensual, más una ayuda para gastos de actualización bruta mensual. Mientras para las CGT del OPD-IMSS-Bienestar sólo se incluye un sueldo base tabular, más una compensación por servicios, más una polivalencia. Además, esa polivalencia o bases móviles (en áreas médicas, paramédicas y afines) implica disponibilidad (en horario, turno y adscripción) de acuerdo con las necesidades del servicio o por falta de personal y por decisión patronal.

Entonces ¿el capítulo laboral era un mito? ¿Quién recomendó a Robledo el apartado B? ¿Cuáles fueron los parámetros de sus cálculos como director del IMSS? ¿Consideró esa alma del proceso de atención que refirió AMLO? ¿Cómo justificar menores salarios y menores pensiones de los equipos de salud? ¿Cómo justificar la falta de premiación de los estudios superiores? ¿En que condiciones queda la ofrecida basificación? ¿Cómo saldrá ahora del entuerto después del desempeño de los profesionales de la salud durante la pandemia, la evidencia de que su opción no se ajusta a la declaración presidencial y la legítima inconformidad de los equipos de salud?

Para corregir la pérdida neta que materializa la opción de Zoe Robledo por el apartado B, sigue encontrar soluciones que hagan justicia a la noble labor de los profesionales de la salud.

* UAM-X