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Muestran retrospectiva de Leandro Erlich en el Palazzo Reale de Milán
Especial para la jornada
Periódico La Jornada
Jueves 4 de mayo de 2023, p. 4

Milán. La muestra de Leandro Erlich (Buenos Aires, 1973) se presentará hasta el 4 de octubre en el Palazzo Reale. Erlich ha conquistado la escena internacional con estructuras arquitectónicas que él llama dispositivos relacionales. Son obras de objetos aparentemente cotidianos, como una piscina, un elevador, una habitación, una ventana, a los cuales –con la ayuda de espejos u otro truco– cambia rompiendo con nuestra percepción habitual, lo que crea un ligero sentido de desorientación e incluso de inquietud; es un desafío que hace el artista a su público, quien responde con sonrisas y una lluvia de selfis.

La enorme instalación Bâtiment (2004), o edificio, seguramente es una de sus obras más instagrameadas. Es la réplica de la fachada de un edificio, instalada en el piso, sobre la cual está montado un inmenso espejo con una inclinación de 45 grados, sostenido por una compleja estructura a la vista. El público se recuesta sobre la fachada y, al reflejarse en el espejo, da la apariencia de que están trepando el edificio.

Muchas obras del artista se han mostrado en Europa, pero nunca, como ahora, habían tenido este carácter retrospectivo, agrupando en una sola sede una selección de 18 obras que requieren para su instalación un enorme despliegue económico (el mayor en la historia del museo), espacial y temporal.

Cuando se cruza el umbral de la puerta principal del museo, se siente como si se entrara en otro mundo. La muestra no es tradicional, empezando por el letrero del nombre del artista que recibe al público, que parece el anuncio de un musical de Broadway. Un video claro y conciso introduce su trayectoria artística.

Referencias cinéfilas

Para ver las 18 obras, hay que caminar por las salas en la penumbra. Las piezas son casi siempre environments (ambientes), videoesculturas o instalaciones. Algunas, como The view (1997), uno de sus primeros trabajos, requieren la mirada voyerista del espectador, quien se entromete en la intimidad de los otros, observando las ventanas de los vecinos entre las persianas, lo que recuerda a La ventana indiscreta, de Alfred Hitchcock, un autor cuya referencia también está presente en otras creaciones. El cine, la arquitectura y la literatura, más que el arte, son sus alusiones.

Para el crítico Jacopo Crivelli Visconti, en las paginas del catálogo, La invención de Morel (1940), del también argentino Adolfo Bioy Casares, parece haber inspirado diversas de sus obras más conocidas, como La Piscina (1999) o Changing Rooms (2008), donde algunos camerinos pueden reflejarnos al infinito en un espejo o sorprendernos al deambular por éstos, descubriendo que algunos no tienen espejos sin que lo notemos.

Los efectos visuales, creados con poca tecnología, pero mucha creatividad, y usando elementos mecánicos muy esenciales, pueden llevarnos a una sala donde encontremos un lago nocturno con balsas de madera que sólo aparentemente se reflejan y se balancean en el agua, gracias a efectos ópticos. Asimismo, podemos entrar en un cajón de escalera de un alto edificio (Staircase, 2005) donde el barandal, girado a 90 grados, nos muestra como si lo pasáramos de lado y no de lo alto. Otras piezas tienen una cualidad poética, como The Cloud (2012), una nube capturada en una vitrina.

Aunque con probabilidad Class-room (2017) sea su obra presente mejor lograda, que une un engaño óptico con uno poético. Dos espacios paralelos separados por un vidrio cumplen la magia de transportarnos al espacio adjunto a través de nuestro reflejo.

Erlich ha entrado por la puerta grande, exponiendo en el espacio más conocido de la ciudad que quizás hace algunos años no hubiera podido realizarse. La posible explicación la aporta Iole Siena en una entrevista con Il Giornale dell’Arte en 2020. Iole es la presidenta de Arthemisia, la empresa organizadora de la exposición y líder en el sector expositivo en Italia.

Lo que funcionaba hace 10 años ya no gusta hoy. Una gran exposición de Picasso que pudo haber tenido 500 mil visitantes, actualmente no rebasaría 80 mil. Si en el pasado nuestro objetivo era obtener el mayor número de obras maestras posibles para una muestra, hoy nos centramos en la narración, en la representación escénica, en los aspectos emocionales y en la divulgación. Trabajamos fuerte para que todos, incluso los menos cultos, puedan entender y amar el arte. Hemos hecho un gran trabajo para que el arte sea más popular y accesible, menos elitista y aburrido, aunque a los bienintencionados del arte no les guste y seguido nos ataquen.