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El español libra una batalla contra la estigmatización y la uniformidad en EU

El Instituto Cervantes organizó en NY un congreso para analizar el estado de la lengua extranjera más usada en ese país // El acoso lingüístico, la xenofobia y el espanglish son los principales enemigos, apuntan

 
Periódico La Jornada
Lunes 24 de abril de 2023, p. 8

Nueva York., ¿Qué hacer para que no se pierda el español en Estados Unidos pese a sus más de 60 millones de latinos? La estigmatización de esta lengua, que habla la mayor comunidad de inmigrantes de ese país, y la falta de enseñanza formal son sus principales enemigos.

Lingüistas y profesores de español han intentado a lo largo del viernes y sábado dar respuestas en el segundo congreso organizado por el Instituto Cervantes de Nueva York, nombrado Lengua e Identidad: Diversidad, Contexto e Inclusión, para impulsar la supervivencia del español en Estados Unidos.

Con 12.9 por ciento de hablantes, el español es la lengua extranjera más usada del país, muy por delante del chino, que no llega a 1 por ciento.

Pese a ello, Estados Unidos está a años luz del bilingüismo. Ochenta por ciento habla sólo inglés y a muchos les gustaría que fuera cien por ciento, recuerda en el congreso la profesora de español de la Universidad de Illinois Kim Potowski.

El español no sólo es una lengua minoritaria, sino minorizada, asegura la especialista. Esto se debe al acoso lingüístico en lugares públicos (miradas feas cuando te oyen hablar español), sumado a la xenofobia contra lo latinoamericano y la estigmatización del idioma de los migrantes, generalmente en estado de vulnerabilidad.

A ello se suma el espanglish, español surgido de la traducción literal o del préstamo de términos ingleses, como “pagar las biles” (facturas) o llamar para atrás (call you back), que hace que muchos hablantes, de segunda generación, conscientes de las críticas por su español, prefieran el inglés.

Con excepción de los migrantes de primera generación, el inglés es para una gran mayoría de hispanohablantes una lengua de herencia.

Son bilingües, pero con el inglés más fuerte, afirma Potowski, quien lamenta que a la mayoría se les haya negado la posibilidad de estudiar español, lo que hace que sólo 53 por ciento hablen el idioma de los abuelos.

En la tercera generación, el dominio del español va a ser muy escaso, predice Sergio Adrada-Rafael, profesor de la Universidad de Fairfield, y recuerda que en Estados Unidos no hay un solo español.

Los profesores y especialistas tratan de nadar en este mar proceloso para los puristas, al que se ha sumado el lenguaje inclusivo.

Casi nadie trata de imponer un criterio, y menos los profesores de la Madre Patria, para no ser vistos como colonizadores de un idioma en transformación constante, reflejo de la diversidad en la que viven.

Si los 42 millones de hablantes de español en Estados Unidos fueran un país, estaría por detrás de México, Colombia y España.

No se habla mejor el español en Salamanca que en Río de la Plata, en Castilla que en México, en Bogotá que en Honduras, tercia el director del Instituto Cervantes, Luis García Montero, en su intervención.

¿Dónde poner los límites?, pregunta Teresa Nasarre, profesora del departamento de Educación de Nueva York. Y por el bien del idioma y de los estudiantes, que algún día pueden tener que competir en otros países donde se habla otro español, el límite es entendernos todos.

Si fuera por localismos, la abogada y editora uruguaya Ana Schein recuerda que hay 120 mil acepciones en Latinoamérica que no están en la Real Academia Española.