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México SA

Soberanía energética, fortalecida // Oposición agria y negacionista // Borolas y su certeza jurídica

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▲ Detalle de la cumbre a distancia de la Alianza de Países de América Latina y el Caribe contra la Inflación, la cual acordó definir un plan de acción para favorecer el intercambio comercial de alimentos e insumos en la región.Foto Presidencia
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gria y virulenta ha sido la reacción opositora por la compra a la trasnacional española Iberdrola de 13 plantas de generación eléctrica por el gobierno federal, y como parte de ese rechazo aplican el recurso de siempre: no es nacionalización, no es benéfico para el país, no resuelve el problema, no, no, no, es decir, algo similar a lo que aplaudía como foca en los tiempos neoliberales: no es privatización, no cedemos soberanía energética, no es contra la nación, no es fraudulento el esquema de autoabasto, no es atraco, no, no, no.

El hecho es que la privatización silenciosa del sector eléctrico nacional, con la actual oposición instalada en el gobierno, se tradujo en hechos concretos: de generar 100 por ciento de la energía eléctrica, la Comisión Federal de Electricidad (CFE) cayó a 35 por ciento, y descontando, por la onerosa participación de particulares –fundamentalmente españoles– en el sector, quienes gozaron de todo tipo de prebendas en detrimento de la empresa del Estado.

Con la adquisición de las 13 plantas de la trasnacional Iberdrola (depredadora profesional) el Estado mexicano recupera buena aparte del terreno perdido en los tiempos de los gobiernos prianistas. El presidente López Obrador dimensionó de qué se trata: con esa adquisición, la CFE pasa de generar 39.6 a 55.5 por ciento de toda la energía del país; es decir, se convierte en la empresa pública mayoritaria para generar energía eléctrica.

En este tenor, la Secretaría de Hacienda detalló que en algunas zonas geográficas de la República esa proporción será mayor: en la región noreste, pasa de 7 a 45 por ciento; en la noroeste, de 52 a 92 por ciento, y en la norte de 20 a 32 por ciento, lo que da idea de lo perdido con los neoliberales. Ello, sin olvidar contratos leoninos, subsidios públicos a los privados, mercado paralelo, concesiones a manos llenas, obras inconclusas, impago del porteo y mucho más, todo con cargo a la CFE. Y ello fue aplaudido por la ahora agria y virulenta oposición.

Desde el inicio de la presente administración gubernamental se han denunciado las tropelías cometidas por las empresas privadas del sector eléctrico (y en eso Iberdrola da cátedra) con el aval de los gobiernos neoliberales. Por ejemplo, la CFE denunció la existencia de un mercado negro o paralelo de venta de energía eléctrica a través de simulación de sociedades de autoabastecimiento, lo que ocasionó que sólo en tres últimos años la empresa del Estado no percibiera alrededor de 22 mil 800 millones de pesos.

Además, el fraude cometido por medio de los permisos de autoabasto de energía eléctrica. Tales autorizaciones eran específicamente para que una empresa (una) cubriera sus requerimientos de energía eléctrica. En los hechos, se utilizaron para vender energía eléctrica, porque, ante la vista de la supuesta autoridad sectorial, de la nada aparecían siete o 10 mil socios (otros consorcios que nada tenían que ver con la permisionaria), es decir, se asociaban con una participación de un peso con el fin de reducir su factura eléctrica a su mínima expresión. Descarado fraude a la nación, con el aplauso de los hoy ácidos y virulentos.

La CFE explicó entonces que esas sociedades fueron permitidas por Felipe Calderón (que dio plena certeza jurídica al capital privado, como denominó el asalto a la nación) y su pandilla con los cambios por él impulsados a la legislación respectiva en 2012, por medio de la cual protegió de manera irregular la figura de autoabasto, al tiempo que autorizó tarifas de porteo (utilización de las redes de la Comisión) muy por debajo de las existentes a nivel mundial. Como parte de la herencia neoliberal, se detectaron 284 de esas sociedades, con un costo promedio de 7 mil 500 millones de pesos anuales, pagados o compensados por los consumidores finales de energía eléctrica, sin olvidar que extinguió a Luz y Fuerza del Centro.

El tal Borolas aseguraba que la participación privada en el sector eléctrico nacional sólo sería complementaria a la de la CFE. Pues bien, de 2000 a 2018, ella pasó de representar 4.3 por ciento de la generación eléctrica a 65 por ciento al cierre del sexenio peñanietista, siempre con la intención de llegar a 100 por ciento. Pero de este atraco, la hoy agria y virulenta oposición no dijo ni pío.

Las rebanadas del pastel

Es de desear que la Alianza de Países de América Latina y el Caribe contra la Inflación derive en un sólido bloque económico-político regional para enfrentar los embates del imperio.

Twitter: @cafevega