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Tumbando caña

Levantarse a vivir. Memoria periodística de Erwin Macario

E

l libro, Levantarse a vivir, memoria de cultura, que se presentó el jueves pasado en la Feria Internacional del Libro organizada por la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco, misma casa que lo editó, es el trabajo de vida activa del periodista Erwin Macario. Se trata de una selección de 74 textos publicados en diversos diarios de la entidad sureña en los que el destacado periodista ha dejado huella narrativa del acontecer cultural en la entidad.

En entrevista con La Jornada, el autor nos dice que el propósito de esta compilación es traer a la actualidad un tiempo y una época pasada de la que no hay mucho testimonio.

Recordemos que lo que hoy es noticia, mañana es historia, pero esa historia sin memoria y sin documentos escritos, está destinada al olvido, reflexiona Macario. Por eso considero es muy importante este libro porque en él doy testimonio de buena parte de la historia cultural del estado de Tabasco, sus ires, venires y aconteceres.

Asegura Erwin que el que se acerque a este trabajo verá cómo desde esa pequeña pero importante parte del ejercicio periodístico cultural que es la escritura se crea y se defiende la vida.

Como periodista y ciudadano, Erwin se ha preocupado por su sociedad, su cultura y su arte. Ha sido un observador acucioso, un detallista preciso, un testigo nada solemne de la historia cultural de Tabasco y así lo refiere en este libro.

“Todo periodismo se halla en el campo de la cultura si ésta se hace entender como el conjunto de conocimientos, hábitos tradiciones, expresiones creativas y recreativas, juicios y prejuicios de una actividad.

“Esto lo hacen ahora reporteros y periodistas especializados. Sin embargo, la costumbre ha legitimado la expresión periodismo cultural para hacer referencia al que proporciona información, análisis, reflexión y crítica sobre las manifestaciones intelectuales y artísticas, el que también incluye frecuentemente muestras de creación literaria.

“Hacer periodismo cultural, aunque no con la intensidad que otros periodistas lo hacen –nos dice Erwin– me ha permitido abrevar en los libros y, a veces, con muchos autores, es decir con aquellos que he platicado para sacar la sustancia de sus pensamientos. Autores a los que nunca pagaré los instantes que me han levantado a vivir.

“Mas la vida está aquí. Enfrente. Afuera. Y no aprendí

otra cosa más que escribir. Poco tiempo me he dado para otros menesteres. Quise ser médico o pintor. Pero no tuve escalpelo, ni pincel. Sólo pluma, símbolo del vuelo.”

Erwin saltó del linotipo y la prensa caliente (aquella que se hacía con metal) a lo digital. De este nuevo formato ha seleccionado estos 74 capítulos de su quehacer periodistico-cultural, cada uno de ellos antecedido con un prefacio poético, porque a Erwin le apasiona la poesía, él es en sí poeta: ahí están sus epigramas, sus décimas y sus versos de carcajada en las calaveras.

Reconocido como decano del periodismo tabasqueño, ha escrito mucho a lo largo de sus 53 años de ejercicio reporteril. ¿Por qué entonces inicias la compilación a partir de 2007? le pregunto. porque fue lo que encontré en la nube, me dice riendo. Por eso digo que la mayoría de mis textos están enterrados en las hemerotecas públicas y de los diarios en que trabajé, sobreviviendo a las inundaciones, el comején y la incuria.

De todas maneras el libro contiene episodios muy interesantes y divertidos. Como cuando opina de su amigo Bartolo Jiménez Méndez el brujo, jeque, sultán choco de 18 mujeres y 62 hijos dice: Puede cansar cuando escribe de política, cuando le hace al analista político, pero cuando usa el relato, cuando deja correr la pluma en asuntos domésticos, sorprende gratamente. O en su divertido Hablar como AMLO donde parte de una nota salida en la revista Algarabía que trata de descifrar el habla del tabasqueño para balconearlo.

“Hay muchos que dicen: ‘Yo soy tabasqueño y no hablo como López Obrador’. Y es que no todos los que nacimos y hemos vivido en Tabasco hablamos gracioso pero este artículo de Algarabía se refiere a aquellos que, antes que dejar de tomar pozol, prefieren renunciara la cerveza; a quienes comen caldode gallina cuando la temperatura es de 38 °C a la sombra, y a las seis de la tarde salen a tomar el fresco; y a quienes, cuando se ensucian la ropa, exclaman: ¡Ya me devané!; a los que sólo comen un bocaíto, y a los que les encanta el chicharrón con puerco, la manea y la tortilla de maíz nuevo, o sea, de los chocos de corazón.

Por lo pronto esto. Luego le seguiremos.