Espectáculos
Ver día anteriorLunes 20 de marzo de 2023Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
Trapecistas, acróbatas y payasos ofrecieron dos horas de asombro y risas en un barrio pobre de Caracas

Se trata de llevar el circo adonde nunca va, sostuvo un artista argentino, uno de los invitados internacionales de la Fundación ManzanoArte, que organizó la función

Foto
▲ El espectáculo se realizó en la cancha de una escuela de La Vega, que fue una de las zonas más violentas de la capital venezolana.Foto Afp
 
Periódico La Jornada
Lunes 20 de marzo de 2023, p. a11

Caracas. Los niños se carcajearon con las muecas, caídas y tropezones de unos payasos: fue el primer número de una tarde de circo en una escuela en un barrio pobre caraqueño, donde esos espectáculos son excepción.

Trapecistas, malabaristas, cantantes, acróbatas y payasos ofrecieron dos horas de asombros y risas al barrio La Vega, que fue uno de los más violentos de la capital de Venezuela y escenario de fuertes enfrentamientos en 2021.

¡¿Cómo están?!, preguntó el payaso Javishow en un tono alto y exagerado. ¡Bien!, contestaron los espectadores que, al mismo tiempo, levantaron los brazos emocionados. ¡¿A quién le gusta la magia?!... ¡A míííí!, respondieron.

Javishow, cuyo nombre de pila es Isaac Magallanes, de 24 años, hizo un truco de magia con cartas, que teminó con los niños del público recogiéndolas encantados.

Venezuela acumula casi una década de una profunda crisis económica, que aniquiló el poder adquisitivo de la población, sobre todo en los sectores más vulnerables. No entra en el presupuesto de muchos una actividad de ocio.

Las gradas de cemento de la cancha de la escuela estában a reventar. Neyber, de siete años, aplaudía, saltaba del asiento, se reía: fue su primera vez en el circo y le gustó mucho.

A veces estas comunidades, que son las más olvidadas, no tienen acceso a estos actos culturales, explicó a Afp Zorybel García, directora de la fundación ManzanoArte, que organizó el espectáculo.

Aquí en La Vega es la tercera vez que lo hacemos, que venimos y a la gente le encanta, señaló esta artista venezolana radicada en Suiza.

ManzanoArte realiza desde 2018 estas visitas a barriadas en un festival anual que este fin de semana cerró su cuarta edición con presentaciones en La Vega, el sábado, y San Agustín, el domingo.

Se trata de llevar el circo adonde nunca va, sostuvo el argentino Emiliano Ron, conocido como el maestro de la cuerda lisa y uno de los invitados internacionales.

Trabajamos con niños de comunidades populares y les damos herramientas para que puedan expresar muchos de los sentimientos que guardan, añadió el artista, que ha participado en iniciativas similares en Palestina y otros lugares.

Escuela en Carayaca

La primera hora la ocuparon los alumnos de una escuela de circo que la fundación abrió en Carayaca, un pueblo en las montañas de La Guaira, en el norte de Venezuela.

De allí salieron los primeros payasos, liderados por José Abreu y Kelvin González, ambos de 19 años. Los chicos, de todas las edades, hacen también acrobacias en el trapecio y telas.

Yo quisiera hacer esto toda la vida, viajar por otros países, conocer más gente, destacó José, que tiene cuatro años en la escuela.

Los números de los profesionales incluyen impresionantes acrobacias en sogas y telas.

Lucie N’Duhirahe, una suiza de 36 años, se mueve con facilidad en la soga, como si volara, al igual que Emiliano, que sube y baja con soltura, sin que le tiemble un músculo.

En un momento de su show, Emiliano subió hasta el techo de la cancha una lata de zinc verde, y tomó un par de tenis que colgaban del herraje. Bajó boca abajo, se dio vuelta, aterrizó y se los calzó, antes de volver a salir disparado. Todo lo hizo sin pista de fondo, la reacción del público, contó, es su música.

Es interesante y lindo presentarse en teatros, festivales y ese tipo de cosas, pero poder venir a lugares donde la gente nunca ha visto el circo o al menos no con frecuencia... es una gran experiencia, expresó N’Duhirahe.

El festival de ManzanoArte incluye talleres formativos en las barriadas que visita, que este año incluyó comunidades indígenas en el estado Amazonas.

Stina Otterström cerró la tarde con un espectáculo en el que, parada de manos, mueve copas a su antojo, sobre las que luego camina.

Una niña se cubrió los ojos, prediciendo un desastre. Una amiga le dio un codazo para avisarle que ya había pasado, y ella... aplaudió.