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Adiós, maestro

Dejó huella en el periodismo

Murió Carlos Payán Velver, director fundador de La Jornada

Fue un defensor de los derechos humanos, la libertad de expresión y la democracia

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▲ Discurso en la fundación de La Jornada.Foto Pedro Valtierra
 
Periódico La Jornada
Sábado 18 de marzo de 2023, p. 2

El director fundador de La Jornada, Carlos Payán Velver, falleció anoche a los 94 años de edad, la mayor parte de ellos dedicados a la férrea defensa de los derechos humanos, la libertad de expresión y la democracia.

Payán Velver dejó huella en su paso por el periodismo, donde fue formador de generaciones, y en las artes cinematográficas. Incursionó brevemente en el servicio público y la política, y se desempeñó como senador.

A los 29 años militó en el Partido Comunista Mexicano (PCM) y colaboró de manera determinante en su órgano de difusión, El Machete. Fue su primera incursión periodística. Eran tiempos convulsos, de represión al movimiento ferrocarrilero.

Don Carlos consideró a Arnoldo Martínez Verdugo, dirigente del PCM durante 18 años, como el político que más he respetado.

Comunista humanista, como lo definió la investigadora Elvira Concheiro, entendía su filiación ideológica como un compromiso de vida con la solidaridad y el respaldo para quienes estuvieran en desgracia. Vengo de la izquierda y yo actué bajo esa norma que muchos olvidaron y tiraron a la basura. Yo no.

Bajo la óptica de defensa de la libre manifestación de las ideas en el periodismo mexicano, participó en la fundación de Unomásuno, en el que se desempeñó como subdirector, hasta que en 1984 fundó La Jornada. Desde ahí dio voz a los movimientos campesinos silenciados, a los sindicalistas reprimidos y organizaciones populares masacradas.

Payán Velver diría años después, cuando ya había dejado la dirección del diario, que “La Jornada es quizá uno de los proyectos culturales más importantes del México moderno, sin el que no se podía hablar de la libertad de expresión y de las luchas sociales”.

No fue fácil, según recordó en una de las entrevistas que concedió. Con un grupo de periodistas, entre ellos la actual directora general de La Jornada, Carmen Lira, se dio a la tarea de buscar financiamiento, y lo lograron con el apoyo de sindicatos, de aportaciones de organizaciones campesinas, de artistas, intelectuales y de académicos.

Los pintores Francisco Toledo y Rufino Tamayo donaron obras que muchas veces fueron empeñadas para pagar los salarios de los trabajadores, recordó.

Durante su larga y fructífera carrera periodística, recibió diversos reconocimientos. Entre ellos, la medalla Belisario Domínguez, que otorga el Senado, y que le fue entregada en una ceremonia encabezada por el presidente Andrés Manuel López Obrador.

En su discurso ante el pleno de esa Cámara del Congreso, el 19 de diciembre de 2018, se pronunció en defensa del país, de los periodistas, de los migrantes, de la democracia y en contra del fascismo. El gobierno de López Obrador, dijo, debe hacer un auténtico despliegue de honor, valor, soberanía, imaginación y habilidad diplomática frente a un Donald Trump enloquecido que en su delirio magno, canalla y fascista quiere que sus tropas disparen a los migrantes.

El galardonado no se olvidó de demandar al Presidente de la República no dejar de apoyar a los medios de comunicación para que no se consuman de hambre y que el reparto de publicidad sea equitativo.

Nuestro tiempo no se puede comprender sin el espíritu crítico de Carlos Payán Velver. Es por ello, que se le otorga esta medalla por su valor en grado eminente, comprometido con la sociedad y con su tiempo, resaltó desde tribuna y a nombre del Senado la legisladora Zazil de León.

El ya fallecido periodista y activista político Rodolfo F. Peña lo describió así: bigote zapatista y barriga villista. Viste con frecuencia trajes de pana color caqui o verde olivo, con suéteres de cuello de tortuga o pantalones o camisolas de mezclilla, con paliacate rojo al cuello.

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▲ Carlos Payán durante la presentación del proyecto La Jornada en el Hotel de México, en febrero de 1984Foto Fabrizio León
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▲ En junio de 1996, Carmen Lira recibió la batuta de Carlos Payán en la dirección del diario; la imagen, en Balderas 68.Foto Pedro Valtierra

Payán siempre tuvo un agudo colmillo político y una sofisticada capacidad de persuasión. Sencillo en el trato, es un hombre seductor. Su inteligencia camina de la mano de su generosidad. En la lista de sus amigos se encuentran figuras como Gabriel García Márquez, Carlos Fuentes, Carlos Slim, Juan José Gurrola, Carlos Monsiváis y José Luis Cuevas, lo definió a su vez Luis Hernández, responsable editorial de La Jornada, en 2018, a propósito de la medalla Belisario Domínguez.

La poesía lo acompañó a lo largo de su vida. En ese mismo año presentó su poemario Memorial del viento, dedicado a sus amigos y a su nieto Nicolás, así como a sus hijos Inna y Emilio.

Su primer poema lo escribió en 1960, en memoria de Enedino Montiel, dirigente campesino ligado a Rubén Jaramillo, quien también fue ultimado. Se publicó en las páginas de La voz de México, periódico del PCM, que se integró luego a Memorial del viento.

No le tengo miedo a la muerte

Hace 10 años, Carlos Payán declaró no tener miedo a la muerte. He disfrutado la vida muy bien, la he disfrutado muchísimo. Lo terrible es que muchos amigos de menor edad que la mía se van muriendo, uno tras otro, y eso pesa mucho. Eso es lo trágico.

En esa misma entrevista recordó que Carmen Lira “es la mujer con la que más tiempo he vivido en mi vida, porque desde el Unomásuno pasábamos 16 horas diarias trabajando, después con el sindicato salíamos a las 4 o 5 de la mañana para estar otra vez a las 12, a veces a las 10 en el periódico”. Expresó también que para hacer periodismo lo que se necesita es vocación, pero antes pasión.

Así como en la Academia había un letrero: no entre quien no sepa matemáticas, en el periodismo debería decir: no entre quien no sea un ser apasionado. Creo que eso es lo que más se necesita para ser periodista. Lo demás, la ética, y eso la tiene o no la tiene. Debe tener una ética.

Años después, en el Senado, siguió con ese tema: me otorgan la honrosa medalla Belisario Domínguez cuando llego ya al último trecho de mi camino y poco a poco he empezado a decirle adiós a las personas, a los animales, a los libros y los lugares que tanto he amado en esta vida.

En 2022, cuando recibió un homenaje en el Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajadores (Infonavit), por haber participado, 50 años atrás, en su creación, y un auditorio lleva su nombre, Payán Velver comentó sentirse como un sobreviviente, en lo que fue el último homenaje público que recibió en vida.

El analista Pedro Miguel, quien estaba a un lado, comentó que en verdad don Carlos era un sobreviviente de las luchas políticas de más de medio siglo, lapso en el que no dudó en ofrecer su casa para refugio de perseguidos políticos.

Siempre se mantuvo ligado a La Jornada, aun cuando después de dirigirla emprendió otros proyectos, entre ellos crear la productora Argos, de donde surgieron las exitosas telenovelas Nada personal y Mirada de mujer.

“El lugar donde más feliz he sido en mi vida es intentando hacer periodismo. He disfrutado todo, no me corrompí, tenía afecto y cariño por lo que hacía, respeto a los reporteros, a los fotógrafos. Este país no sé qué carajos sería sin La Jornada”, sostuvo don Carlos Payán en una entrevista.