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El billar, una experiencia lúdica muy cercana al arte

Por años, cineastas, músicos, pintores y escritores han representado este juego en sus obras // Destacadas figuras, como Mozart, Mario Lavista, Elvis Presley o Charles Aznavour, gustaban de mostrar su destreza en la mesa

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▲ Escena de El rey del barrio (1950).Foto fotograma
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▲ Imágenes de músicos aficionados al billar, entre ellos, Janis Joplin, David Bowie y Bob Dylan.Foto Mónica Mateos
 
Periódico La Jornada
Lunes 6 de febrero de 2023, p. 7

El billar, más que un juego, es una experiencia lúdica muy cercana al arte. Así lo confirman los músicos, escritores, pintores y cineastas aficionados a este deporte que en muchas ocasiones lo han plasmado en sus obras.

Por ejemplo, el músico y compositor Wolfgang Amadeus Mozart fue un reconocido aficionado al billar, tanto que tenía una mesa entre su cama y su instrumento, como describen en películas y libros referentes a su vida.

En la actualidad, como se puede ver en el recuento que hace el blog Las fiebres de Honorius (http://pesetoman.blogspot.com/2014/03/ el-billar-y-los-famosos-2.html), figuras como Bob Dylan, Jimmy Hendrix, Charles Aznavour, Janis Joplin, Elvis Presley, John Lennon, David Bowie y Keith Richards, por mencionar algunos, han mostrado sus destrezas en la mesa del billar.

El billar tiene un componente importante que se basa en números, y esa es una relación posible con la música: los números; pero más allá de eso, me abstendría de buscar una conexión más profunda, pues lo que es un hecho es que hay músicos que se han dedicado con bastante fortuna al billar de manera lúdica, explicó en entrevista con La Jornada el crítico musical Juan Arturo Brennan.

En la música

El también colaborador de este diario es aficionado al billar. Narra que su gusto comenzó cuando vio la película Donald en el mágico mundo de las matemáticas, de 1959, producida por Walt Disney. Posteriormente, aprendió que la vertiente refinada del billar es la carambola, gracias a las enseñanzas de su primo Gerardo.

“Después de años me encontré que dos músicos mexicanos espléndidos eran billaristas de primera: Mario Lavista y Alberto Cruz Prieto; de ellos aprendí mucho, era muy difícil ganarles.

“Mario era un poco más rabioso, profundamente orgulloso de sus habilidades billaristas, que eran muchas; digamos que de cada nueve juegos, le pude ganar uno, acaso; pero hubo un día que tuve un triunfo monumental y Mario se puso bastante serio. Jugábamos los sábados. Después me contaban que había pasado ese fin de semana muy enojado; cuando le preguntaban el motivo decía: ‘Es que Brennan me ganó en el billar’”, detalló el crítico.

En el cine mexicano

En las películas mexicanas también existen muchas referencias al billar, como en El rey del barrio, de 1950, dirigida por Gilberto Martínez Solares, donde Germán Valdés Tin Tan, como líder de una banda de rateros, los cuestiona frente a la mesa de billar acerca de sus robos (https://www.youtube.com/watch?v=_zyPOrkcJso). También está Carambola (2003), dirigida por el director, escritor y editor estadunidense radicado en México Kurt Hollander (https://www.filminlatino.mx/pelicula/carambola).

“El billar está muy representado sobre todo en el cine; sin ir más lejos, la película emblemática En este pueblo no hay ladrones tiene una importancia histórica interesante en el contexto de la cinematografía nacional; la trama parte de la desaparición de unas bolas de billar, si mal no recuerdo, y de ahí para adelante”, apuntó Brennan.

En esa cinta aparecen personalidades del arte como Luis Buñuel, Gabriel García Márquez y Leonora Carrington; la dirigió Alberto Isaac en 1962, (https://www.facebook.com/palomitademaiz. net/videos/en-este-pueblo-no-hay-ladrones-escena/188847198695565/).

Sin embargo, se le considera un centro de vicio, lamentó el crítico musical, quien narró que ha conocido billares “en lugares realmente muy turbios, pero también he estado en algunos elegantes. Es muy interesante la diferencia de ambiente que se pueden observar entre unos y otros.

“Me atrevo a decir que cambia el nivel de juego de un sitio a otro, porque después de algunas cervezas los jugadores ya no registran muy bien, pero, claro, tampoco hay que dejarse coyotear; las apariencias engañan.

“También es refugio de vagos y ahí caben dos acepciones: la primera se refiere a los auténticos desocupados, que no tienen nada qué hacer y van al billar. Pero hay algo interesante, muchos de esos ‘vagos’ de billar no van a jugar, van a mirar; en billares más arrabaleros hay muchísimos vagos que miran, es notable la cantidad de mirones que hay.

La segunda acepción es acerca de los jugadores que dominan en el billar, que es uno de los destinos fundamentales cuando uno se va de pinta, pase por ahí varias veces; esos dos tipos de vagancia sí son muy cercanos a la cultura del billar, detalló el articulista de este periódico.

Reiteró que los músicos, o cual quier otra persona, juegan billar para distraerse, convivir, y ya sea que utilicen sistemas matemáticos o la intuición, lo relevante del juego es la reunión entre colegas, finalizó el entrevistado.