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Infancia y sociedad

Hambre

S

eño, ¿me da para comprarme un pan?Doña, ¿me completa para un taco? No he comido desde ayer… Son formas usadas cada día por más niños y adultos en la Ciudad de México y seguramente en todo el país. Son los pobres que no tienen credencial del INE, ni comprobante de domicilio ni con frecuencia un acta de nacimiento. No tienen aprendizajes necesarios, por ser niños o adultos analfabetas, para gestionar apoyos sociales. Y no hay programas o políticas públicas para ellos, porque no votan.

Argentina, Brasil y México, principalmente, con sus enormes riquezas, podrían haber enfrentado con éxito hace mucho tiempo el combate a la pobreza. ¿Será que las masas ignorantes constituyen una base social muy útil para los juegos electorales y la manipulación política? Así es, constituyen un sostén del enriquecimiento inmoral de los políticos. México, por ejemplo, es un país tan rico que desde hace más de medio siglo produce una nueva generación de millonarios cada seis años y pequeñas fortunas para legisladores cada tres y seis.

Muy jóvenes aprendimos a culpar al imperialismo yanqui como principal responsable de la pobreza y otros grandes problemas de América Latina (el odio a un enemigo externo común une más que el amor). En la tercera década del siglo XXI, sin embargo, nos va quedando claro que esa creencia ha sido conveniente para las élites políticas que nunca han asumido, con decisión y fortaleza ética, su responsabilidad frente a los condenados de AL.

Según el Unicef, uno de cada dos niños, niñas y adolescentes mexicanos vive en pobreza; de éstos, 20% sobreviven en pobreza extrema. Son más de 4 millones los menores que llegan al Año Nuevo con hambre y frío, sin juguetes y sin escuela.

El abandono de la niñez pobre y la falta de inversión en programas de rescate y desarrollo ya se han dado vuelta contra la sociedad en forma de delincuencia organizada y desorganizada, pérdida de capital humano y disminución de la inteligencia colectiva promedio.

Mientras dictadores, populistas y otros malos gobernantes de AL sigan acusando a los ricos, a españoles y gringos de nuestras desgracias, en vez de corregir el derroche de capital humano que hacen, seguirán creciendo los tsunamis de migrantes, de resentidos sociales y de masas sumidas en la ignorancia, el odio y la violencia.