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Lo que falta en materia eléctrica
U

no de los aciertos de la presente administración ha sido, sin duda, la política de rescate de la empresa estatal Comisión Federal de Electricidad (CFE). Décadas de fundamentalismo de mercado han clavado en la sique de un sector de la población mexicana la idea de que lo mejor es que la CFE desaparezca, o en su defecto se reduzca a su mínima expresión y se centre únicamente en las actividades de mantenimiento y expansión de las redes de transmisión y distribución. Argumentan como una verdad autoevidente, sin lugar a duda alguna, que la CFE, al igual que todas las empresas estatales, es ineficiente, y esto es obvio porque es parte del Estado. Lo mejor para todos es dejar todo al mercado. Peor aún: con la emergencia climática, ninguna empresa estatal podría hacer las inversiones necesarias para reducir las emisiones, sólo la mano invisible puede ­salvarnos.

¿Pero esto es cierto? Lo primero es definir qué queremos. Queremos un sector de energía limpia, barata y eficiente. Por suerte, Europa nos da un panorama de más de 30 años y lo que la evidencia demuestra es que a mayor participación y propiedad estatal en la industria energética, ésta tiene menores precios, mayor porcentaje de inversión en energía limpia y mayor eficiencia.

El Centro de Investigaciones en Energía y Medio Ambiente del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, por sus siglas en inglés) publicó un estudio en 2020 (https://bit.ly/3W70RPk) en el cual se concluye que las empresas estatales en Europa invierten más en energía limpia. Nueve de 10 países que lideran la transición energética en fuentes limpias (hidro, nuclear, geotermia, solar y eólica) tienen una empresa estatal fuerte o mayoritaria. Esto es así porque, de acuerdo con el MIT, los estados al tener una empresa estatal pueden incurrir e implementar la política de manera directa.

En otro estudio del Departamento de Economía y Métodos Cuantitativos de la Universidad de Milán titulado Precios de la electricidad y propiedad estatal: evidencia de la UE15 durante 30 años se concluye que después de controlar otros factores, la propiedad estatal tiene una relación inversamente proporcional con el precio de la electricidad que pagan los hogares. Es decir, a mayor propiedad estatal menores precios y a menor propiedad estatal mayores precios.

Esto puede explicarse en parte por un tercer estudio publicado por investigadores del Departamento de Economía de la Universidad de Finlandia llamado Reformando una industria de redes: consecuencias para la eficiencia de costos y el bienestar, el cual indica que siempre que se reforma de manera desordenada una industria de redes (que depende de un monopolio natural como la transmisión y distribución en la electricidad) y se abre al mercado sin planeación la ineficiencia aumenta, siendo la razón principal la subutilización de los activos y el cambio a la búsqueda de maximización de utilidades en una industria esencial.

Es momento de retomar la discusión sobre el papel del Estado en industrias esenciales y cómo éstas deben ser utilizadas para lograr el fin máximo de cualquier país, aumentar el nivel de vida de sus habitantes.

* Maestro en finanzas en el sector energético por la Universidad de Edimburgo. Especialista en temas energéticos

Twitter: @aloyub