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Nosotros ya no somos los mismos

Día de Reyes y otras prestaciones en el INE // El derecho a lo superfluo y a lo estricto // Los Oples y los dizque opositores

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▲ Desde su mayoría de edad a la fecha, ninguno de los social climbers que integran el cenáculo del INE ha tenido la audacia, como autoridad ciudadana o con la representación de un partido o candidato, de formar parte de una casilla electoral, ni siquiera en un barrio de postín, menos, por supuesto, en una barriada.Foto Cristina Rodríguez
A

hora sí que, renunciando a todo proemio, síntesis, sinopsis, prólogo, introducción, exordio o prefacio, en razón del tiempo, el espacio y, por supuesto, la tolerancia de los lectores, iremos directo al grano del asunto que iniciamos la pasada semana: la vida sobria, austera, racional, imparcial y justa del Instituto Nacional Electoral (INE).

Vaya una pequeña probadita: dice el artículo 324 del estatuto del instituto que, las prestaciones que éste puede otorgar a su personal son, entre otras, las siguientes: proveer de anteojos y sistemas auditivos; otorgar una compensación a aquellos que contraigan nupcias; celebrar el Día de Reyes para los hijos; conceder a las madres trabajadoras el 10 de mayo; organizar festividades de fin de año y, en los casos en que el personal realice estudios tendientes a su superación profesional, el otorgamiento de apoyos y becas académicas, así como procurar el desarrollo físico, social y recreativo. Adicionalmente a las prestaciones señaladas, que no están previstas en el artículo citado, se agregan: seguro colectivo de gastos médicos, quirúrgicos, de parto, funerarios y de comedor.

Una imprescindible aclaración: a la columneta no podría, en lo más mínimo, molestarle que todos los trabajadores gozaran de las más altas y mejores prestaciones. Ésta, por el contrario, es una de las aspiraciones mínimas de quienes pensamos que nadie tiene derecho a lo superfluo mientras alguien carezca de lo estricto. Que la única sociedad humana que pudiera serlo, en estos términos, sería una sociedad sin clases, edificada en la igualdad, la justicia y la solidaridad. En el viejo, pero válido principio: De cada cual, según sus capacidades, a cada cual según sus necesidades. Lo que sí indigna es que una pandilla de ilustrados se apoderen de una institución surgida de la lucha tenaz de ciudadanos inscritos en la acción política cotidiana, y no en la cómoda, placentera, enriquecedora y muy segura, comodidad de su académica tumbona: leer, investigar, perorar en aulas y auditorios, en los cubículos domiciliados en la torre de marfil del pensamiento (vaya expresión que no había salido relucir desde los concursos de oratoria de los 50). Jamás en calles, plazas, medios de transporte público, conglomerados ciudadanos, ni menos con la rústica plebe de colonias o mercados populares. Su sapiencia sobre el populacho mexicano es producto de una contemplación vertical (de arriba hacia abajo, obviamente). Sin riesgo alguno, podría apostar que, desde su mayoría de edad a la fecha, ninguno de los social climbers que integran el cenáculo del INE haya tenido la audacia, como autoridad ciudadana o con la representación de un partido o candidato, de formar parte de una casilla electoral, ni siquiera en un barrio de postín, menos, por supuesto, en una barriada. Desde luego, tampoco de una agrupación sindical (salvo honrosísima excepción), vecinal, de beneficencia, servicio a la comunidad y, ni chupando faros, en el más pacífico movimiento antigubernamental, sea cual fuere su color. Su carencia total de interés por la vida comunitaria, de responsabilidad por la vida ciudadana es evidente.

Agradezcamos a Fabiola Martínezun excepcional reportaje sobre los Oples, es decir, los Organismos Púbicos Locales Electorales o, como quien dice, los initos de cada entidad federativa. Los datos que nos proporciona son las pruebas más fehacientes del dispendio y el aprovechamiento del presupuesto que permite a la autoridad estatal repartir excepcionales canonjías entre los obligados asimilados y los dizque reacios opositores, para obtener siempre, en las cuestiones electorales, la coincidencia entre los intereses de los mandos locales con resultados de cualquier proceso de votación en el espacio en el cual, siguen siendo señores de media horca y medio cuchillo. Solamente después de conocer los costos de estas instancias burocráticas podremos opinar en conciencia si el INE no se toca o ya está suficientemente tocado. La numeralia del próximo lunes nos dará una pista.

@ortiztejeda