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Gordillo, Madrazo, Alito, Fox y Claudio X. González, entre los asistentes

El gusto por la desmemoria explica la presencia de personajes tan disímbolos
 
Periódico La Jornada
Lunes 14 de noviembre de 2022, p. 5

El Zócalo se quedó esperando. Los machuchones de la defensa del Instituto Nacional Electoral (INE) se equivocaron cuando decidieron no llegar a Palacio Nacional. Podrían haber llenado la plaza mayor sin problema alguno, pero optaron por la foto, más segura, en la Plaza de la República.

Y hasta ahí llegaron los perdonados.

Permita el lector explicar la expresión. En 2014 estalló la rebelión de las autodefensas en Michoacán. Con el correr del tiempo, muchos criminales que habían formado parte del cártel de Los Templarios se acercaron al bando contrario. Ofrecían respaldo armado y entrega de propiedades a los nuevos patrones, los jefes de las autodefensas. Fueron aceptados, a cambio de una lana, claro. Se les llamó los perdonados. Su pasado criminal quedó en el olvido porque se sumaban a una nueva causa: destruir a los malvados y garantizar la paz para la ciudadanía de Michoacán.

Ocurrió que el demonio templario se multiplicó en diablitos, que hasta la fecha aterrorizan a los michoacanos, aunque ya pocos recuerdan dónde comenzó la historia.

Y ese gusto por la desmemoria explica que a esta marcha dominguera, en defensa del órgano electoral, de la democracia –siempre y cuando voten los que hayan terminado la prepa y no tengan los codos percudidos–, se acerquen personajes como Vicente Fox, Alejandro Alito Moreno, Roberto Madrazo o Elba Esther Gordillo (sólo la dictadura obradorista logró el milagro de unirlos nuevamente).

El empresario Claudio X. González, convocante principal, extiende perdones a la manera de los jefes de las autodefensas michoacanas. Elba Esther puede ser una corrupta como pocas, y culpable del desastre educativo nacional, pero si marcha con nosotros, contra López, merece el perdón y mucho más.

Para eso está Claudio X. Pin Pon González, experto lavador de la carita de los corruptos, sin agua y sin jabón, pero con consignas desmemoriadas, mentiras y, sobre todo, mucho odio. O, simplemente, con la consigna simplona que domina la marcha entera sin decir nada: A eso vine, a defender al INE.

¿De qué lo defienden? ¿Qué proponen? ¿Cuáles son los puntos censurables de la propuesta de reforma obradorista? La mayoría ni sabe, ni le importa. Lo que interesa lo resume una manta al final de la marcha. Muchos le toman foto al mensaje: Así empezó Venezuela. Todo está dicho en esa frase. ¿Para qué discutir la iniciativa de reforma electoral o cualquier otra idea?

Sin mensaje de unidad

La marcha fue un retrato de la oposición. Antes de las 10:30, hora programada para el inicio, varios grupos comenzaron a caminar sin esperar indicaciones.

Los machuchones marcharon juntos, pero no revueltos. Elba por su lado. Fox por el suyo. Alito aguantó los gritos de traidor. Madrazo se tomó fotos con Javier Lozano.

No hubo descubierta, ni fila de líderes ni foto que enviara el mensaje de unidad. Cada uno marchó por su lado, todos por una sola causa, aunque probablemente no durarían dos horas en el mismo cuarto sin destrozarse unos a otros.

Y ahí, en el centro de uno de muchos grupos, Elba Esther Gordillo, la nueva heroína de los medios que apenas ayer la culpaban de todos los males de la educación.

La aliada de Marcelo Ebrard vino a la marcha por convicción. La víspera pidió no olvidar las vidas que se perdieron para construir el INE. El árbitro impoluto, siguió la maestra, hizo posible que nos sintiéramos tranquilos de que se respetara nuestro voto.

El odio a la 4T alimenta la desmemoria. Elba Esther aludió a vidas truncadas y sacrificios que nos dotaron de una impoluta institución.

¿Se refería a las vidas de los más de 500 perredistas asesinados durante el gobierno de Carlos Salinas? ¿Hablaba de la huelga de hambre de Luis H. Álvarez contra el fraude patriótico (Chihuahua, 1986) que ella misma operó?

¿O presumía en cada paso sobre Reforma ese IFE de 2003, cuando ella puso al consejero presidente, Luis Carlos Ugalde, nomás porque era condiscípulo de uno de sus asesores? ¿Alguien recuerda su abierta intervención en el fraude de 2006 o su campaña negra de ¿Tú le crees a Madrazo?

El odio al Peje limpia los pecados del mundo.

Marchamos en defensa de la democracia. Y nada dice de nosotros que a nuestro lado marchen los autores de fraudes, los compradores de votos, los tramposos. Parar al dictador bien vale la vuelta al poder de los que siempre despreciaron la democracia.

La marcha no había terminado cuando vino lo previsible. La guerra de fotos, con drones o bien a ras de tierra. Y la cifra absurda del gobierno de la ciudad: 12 mil. Y la más absurda aún del ex director del Cisen (imaginen cómo calculaba los riesgos para la nación): más de 600 mil, dijo, el emisario del pasado, el nostálgico en el día de los añorantes.

Varias décadas de cubrir marchas dan una idea de cómo calcular. Una clave: muchas personas llegaron en Metro y, ojo, hubo micros y camiones con letreros claros en los parabrisas: Yo defiendo al INE.

Fue la marcha más grande de los opositores en lo que va del gobierno obradorista y no supieron qué hacer con ella.

Fue la marcha de los Intelectuales Orgánicos, la Señora Sociedad Civil y la disminuida partidocracia, que decidieron hacer del INE su última trinchera. ¿Pero la última trinchera de qué? ¿De defensa de la democracia? ¿De los privilegios de la tecnocracia?

Y, por otro lado, pero en la misma línea, ¿la plaza llena dotará a la oposición del horizonte anhelado, de un programa, de un proyecto de país, de una candidatura competitiva? Porque, citando a un clásico opositor, Carlos Castillo Peraza: Las plazas llenas no votan.

Del otro lado, los morenistas, a juzgar por publicaciones, ni se percatan ni quieren hacerlo. No miran el tamaño del desafío callejero. Se siguen burlando de los modos marchistas de la derecha y reducen a tres gatos una movilización que rebasa con mucho las hasta ahora protagonizadas por cualquiera de las oposiciones. Se niegan, en una palabra, a aceptar que ya les disputan las calles.