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De la otra ciudad

El prodigio de los productos deshidratados

Desde el campo capitalino hasta Europa

Frutas, verduras y hortalizas se secan en máquinas y se comercian sin perder el sabor ni la calidad

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▲ Roberto Agustín Alcaraz Rodríguez, presidente de Labizet, y Agustín Ricardo Rodríguez Fernández, socio de la cooperativa, durante el recorrido por la granja deshidratadora solar en Xochimilco.Foto Yazmín Ortega Cortés
 
Periódico La Jornada
Domingo 23 de octubre de 2022, p. 29

En el pueblo de Santa Cruz Acalpixca, Xochimilco, existe la única granja deshidratadora solar en la Ciudad de México, en la que los integrantes de la cooperativa Labizet encontraron el equilibrio entre el uso de la energía renovable y la conservación de los sabores y propiedades de las frutas y verduras provenientes del campo de Tláhuac, Tlalpan, Xochimilco y Milpa Alta, que exportan a países de Europa, entre los que se encuentran Suiza, Dinamarca, Alemania y Francia.

Con 101 secadores solares inventados y patentados por el presidente de la agrupación, Roberto Alcaraz, egresado de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), los destinatarios de los productos que se comercian son, entre otros, mexicanos que residen en el extranjero dedicados a la cocina o que están a cargo de tiendas de conveniencia.

Alcaraz menciona que entre la variedad de frutas y verduras deshidratadas o en polvo que exporta Labizet se encuentran la harina de maíz de varios colores: amarillo, azul, rosa y morado –que está lista para preparar tortillas de maíz nixtamalizado– como la que busca Mercedes Ahumada, quien se dedica a la cocina en Francia, y que además prefiere que le digan cocinera y no chef.

A la lista de productos deshidratados que se colocan en el mercado exterior se suman nopal, tomate, betabel, jitomate, mango, zanahoria, manzana, piña, mango; también los chiles ancho, habanero, chilpotle, guajillo y pasilla, además de ajenjo, hinojo, epazote, fresa, ajo, jengibre, lechuga kale y yuca.

En la capital la cooperativa ofrece en los anaqueles de las tiendas del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (Issste) las botanas de churritos de yuca, que llegan a Europa con los nombres de Yucabel y Yucapotle, es decir, contienen betabel y chile chipotle, sin gluten, y que traen en su empaque una tabla nutricional.

El reto de estos productores a corto plazo es ofrecer sus artículos en la cadena de autoservicio Soriana y comerciar arroz deshidratado con cúrcuma y zanahoria, además de barras de frutas y vegetales con valor energético.

A mediano plazo la meta para la cooperativa es la creación de nuevas plantas no sólo en la urbe, sino en otros estados, ya que también deshidratan productos provenientes de Chihuahua, como la manzana, y la piña de Oaxaca y Veracruz, entre otros.

En entrevista, Alcaraz menciona que Labizet cumple con los requerimientos alimenticios y con la desinfección de sus productos, la cual se realiza en el Instituto de Ciencias Nucleares de la UNAM con el fin de bajar la carga bacteriana de algunos, como chiles y nopales.

Para él, el cooperativismo es una opción singular de hacer una economía social y solidaria, por lo que busca que no sólo se quedé en el papel, sino generar empleos para jóvenes y crear alianzas con otras agrupaciones y productores.

En un recorrido por las instalaciones, las cuales cuentan con zona húmeda, seca, de deshidratado, pulverizado, dos almacenes y área de empacado, menciona que el beneficio de elaborar este tipo de alimentos es tener una opción para evitar la merma por la sobreproducción.

De esta manera, los productos del campo no necesariamente deben integrarse en su totalidad a la tierra, sino que podrían pasar a la cadena de un valor agregado como enlatado, congelado o deshidratado.

La cooperativa se constituyó en 2007 y este año recibió el tercer apoyo económico de la Secretaría del Trabajo y Fomento al Empleo por más de 118 mil pesos, que a decir de Alcaraz contribuyó para que Labizet comprara maquinaria.