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Para abrir puertas en el cómic hay que recrear el estilo propio: Enid Balam
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▲ Portada de Extraordinary, cómic ilustrado por el morelense Enid Balam, nominado al premio por la mejor historieta de la Sociedad Británica de Fantasía.Foto archivo
 
Periódico La Jornada
Sábado 6 de agosto de 2022, p. 6

“La generación de comiqueros mexicanos que viene toca temas que quienes la precedieron no abordaron, como la identidad de género. En esos tópicos están interesados los editores internacionales, y hay un montón de trabajo. Cuando un dibujante mexicano se queja de que no les dan chamba en Marvel (editorial que publica la serie de El Hombre Araña y de otros muchos superhéroes) argumentando que su estilo no gusta en Estados Unidos, le sugiero que lo cambie, que se destruya y se vuelva a crear, lo que implica vencer miedos generados por uno mismo”, propone el narrador gráfico Enid Balam (Yautepec, Morelos, 1988).

Con apenas seis años publicando historietas, Enid empezó por la puerta grande en la editorial francesa Delcourt y ha colaborado con la afamada empresa gala Humanoïdes Associés, hogar de leyendas como Moebius, Alejandro Jodorowski, Milo Manara, Juan Giménez y muchos más.

Su trabajo también se ha presentado en Marvel –participó en Wildcards, a partir de conceptos de George RR Martin, autor de Juego de tronos–, y en el sello inglés Titan, donde ilustró guiones de la escritora Victoria Schwab para la serie Extraordinary, nominada al premio por la mejor historieta de 2021 que la Sociedad Británica de Fantasía otorgará en septiembre próximo.

También para Titan realizó Black Lotus, inspirada en el clásico de ciencia-ficción Blade Runner, en la cual se reflexiona sobre qué te hace ser humano, cómo una máquina te puede enseñar de compasión y bondad.

Talento emergente

En entrevista, comentó que “a pesar de haber decidido medirme y competir con dibujantes internacionales, estoy al pendiente de lo que hacen los narradores gráficos mexicanos, que están ahora reflexionando sobre quiénes somos, veo mucho talento en formación como Alba Glez, quien en diciembre pasado publicó en Marvel el cómic Voices”.

Mencionó que antes de ver su trabajo en prensa, “hice pruebas para muchísimos autores y editoriales, y aprendí que el estilo depende de la editorial. Hoy, cuando me piden una prueba y un diseño de personajes, me quedo con el trabajo no porque mi estilo venda, sino porque detecto que la editorial tiene ciertas necesidades y yo tengo que fijarme cuáles son las series que produce y mejor vende; cuál es la línea que maneja, si es juvenil o destinada a adultos, adaptar mi trabajo y hacer modificaciones para que mi estilo entre en su línea personal.

“Tú puedes hacer tu trabajo único, pero dentro de su juego, estás en lo correcto. Cuando hice Reptil en Marvel (2021), percibí que el grupo editorial hace novelas gráficas para chavitos, y tiene su propio tono. Entonces vi que debía reivindicar tonos como la inocencia, ver a los superhéroes desde una perspectiva de niño; tener eso en claro me permitió ofrecer personajes que encajaran en la línea editorial”, expresó.

Consideró asimismo que “el mayor problema del cómic mexicano actual es desentrañar los mecanismos de la narrativa, la forma de contar; abundan los estilos y los temas diferentes, pero tienes que tener mucha teoría detrás.

“Si lo comparamos con música, muchos tocan canciones, pero no son tantos quienes la estudian, la escriben y componen, y yo quiero hacer mi propia canción, pero eso llega con la madurez, con ejercitarte a través de la industria, con tiempos de producción que te obligan a entregar tu trabajo oportunamente.

“Requiere muchos años de estar en la mesa de dibujo, y llega un momento en que dominas las diferentes maneras de narrar y ofrecer tu versión. Ahorita trabajo en identificar los mecanismos narrativos para cada país. No es lo mismo un bande desinée (cómic francés), un fumetti (historieta italiana), un cómic tradicional belga, ni un manga (narrativa gráfica japonesa) ni una historieta estadunidense”, remató.