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Mariposa monarca: la especie más amenazada y menos estudiada
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a autoridad mundial sobre el estado de la biodiversidad es la prestigiosa Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). Recientemente declaró a la mariposa monarca en peligro de extinción al disminuir su número entre 23 y 72 por ciento la última década. Se confirma así lo que varios estudiosos de esta especie icónica de América del Norte señalaron años atrás. Esa disminución se debe a la pérdida de su hábitat y los alimentos que le permiten realizar cada año en el verano y el invierno su peregrinaje de 4 mil 23 kilómetros a través de Canadá, Estados Unidos y México.

Es difícil imaginar que algo que aparece en tu patio trasero esté amenazado, señala la destacada científica Anna Walker, quien dirigió los trabajos que dieron por fruto la declaración de la UICN. Y enumera los principales factores que ponen al símbolo de la cooperación ambiental del tratado de libre comercio en peligro de extinción: la deforestación y avance de la urbanización de los sitios en que las monarcas hibernan en los tres países. Luego, cómo el uso indiscriminado de los plaguicidas y herbicidas (destacadamente el glifosato) en las regiones agrícolas de Norteamérica mata a la mariposa y elimina al algodoncillo, la planta en la que depositan sus larvas. Y un tercer factor es el cambio climático, que ocasiona fenómenos meteorológicos extremos, destacadamente los huracanes y las sequías. Estas últimas son cada vez más frecuentes en las rutas migratorias de la ilustre viajera.

En su declaratoria, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza advierte cómo la población occidental de monarcas es la más amenazada y menos estudiada. Y se redujo a partir de 1980 de 10 millones de ejemplares a solamente un millón 914 mil. Y en la parte oriental, 84 por ciento entre 1996 y 2014.

Varios estudiosos de la monarca en Estados Unidos, entre ellos los integrantes de la Xerces Society, mostraron cómo la cantidad de ejemplares que pasan el invierno en las costas de California se redujo a niveles sin precedentes: apenas 2 mil ejemplares cuando antes eran decenas de miles. Y que en la región este del vecino país bajó 80 por ciento desde mediados de los años 90. Agregaron otro factor a los ya conocidos: los devastadores incendios forestales incidieron desfavorablemente en la migración y la reproducción de las mariposas.

Hace cinco años un estudio de la Universidad Estatal de Washington pronosticó que la población de las monarcas bajaría cada año y se extinguiría en las próximas décadas, si no se tomaban medidas drásticas para salvarla. Por ahora, en los tres países por donde transita la mariposa no cuentan con la legislación adecuada que impida la destrucción y/o degradación de su hábitat. Y, además, la poblacion poco hace para salvarlas. Por ejemplo, plantando y conservando los algodoncillos y otras especies nativas que florecen rápido.

En cuanto a México, un informe que divulgó en diciembre pasado el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés) era igualmente desalentador. La presencia de la monarca en los bosques de Michoacán y el estado de México se redujo 26 por ciento. Confirmaba así lo que la UICN aseguró. Ella ocupa preferentemente un área de poco más de 56 mil hectáreas que conforman la reserva de la biósfera establecida hace 22 años para garantizar su existencia. Pero a los desajustes ambientales en la ruta que sigue por Canadá y Estados Unidos se unen en México la deforestación, cambios radicales en el uso del suelo y la presencia del crimen organizado. Según cifras oficiales, la tala ilegal diezma cada año la extensión de la reserva y áreas aledañas para dar cabida, entre otras cosas, a las plantaciones de aguacate, producto de gran demanda en el exterior.

Sin embargo, el último censo elaborado por las autoridades ambientales de México y el WWF sobre la más reciente estancia de la mariposa en su reserva y publicado en mayo pasado, las monarcas ocuparon 35 por ciento más hectáreas de bosque que en 2020-21. ¿Una alentadora recuperación de la especie mientras la UICN dos meses después la declaraba en peligro de extinción? ¿Y la calidad de vida de los habitantes de los 10 municipios que hacen parte de la reserva de la biósfera? Bien vale la pena referirnos a ellos el lunes.