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Ministro de Cuba calificó de duro golpe muerte de Fina García-Marruz

Desde ayer por la mañana comenzó su homenaje en el Centro de Estudios Martianos

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▲ Tras conocer la noticia de su fallecimiento, numerosas instituciones y personalidades reconocieron la trayectoria de la ensayista e investigadora.Foto difundida por el presidente de ese país, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, en su cuenta de Twitter
 
Periódico La Jornada
Miércoles 29 de junio de 2022, p. 4

La Habana., El ministro de Cultura de Cuba, Alpidio Alonso, calificó ayer de duro golpe la muerte de la destacada poeta y ensayista Fina García-Marruz, la noche del pasado lunes.

Desde su cuenta de Twitter, el funcionario consideró la desaparición física de la Premio Nacional de Literatura en 1990 como una pérdida irreparable para el escenario académico y literario en la mayor de las Antillas y valoró la monumentalidad de su obra en Hispanoamérica.

El viceministro de esa institución, Fernando León Jacomino, catalogó a García-Marruz como un ángel de la poesía y evocó sus versos: Y a veces me parece que te busco / a tu tranquila fuerza y tu sombrero / para que tú me enseñes el camino / de mi perdido nombre verdadero.

Por su parte, el canciller Bruno Rodríguez Parrilla valoró a la extraordinaria intelectual y martiana fiel, figura imprescindible de la cultura latinoamericana y, con anterioridad, Abel Prieto, presidente de Casa de las Américas, destacó que la poeta “cantó como nadie al Che y a Haydée Santamaría”.

Después de conocer la noticia de su fallecimiento, numerosas instituciones y personalidades reconocieron a la ensayista e investigadora como una de las voces líricas más elevadas de la literatura en la región y mencionaron su profunda devoción al apóstol José Martí.

De acuerdo con una nota difundida por el Ministerio de Cultura, el homenaje a la autora de títulos como Las miradas perdidas, Visitaciones, Créditos de Charlot y Viejas melodías transcurre desde la mañana en el capitalino Centro de Estudios Martianos.

Luego del tributo a la profesora emérita de la Universidad de La Habana en ese instituto, donde laboró alrededor de una década, acontecerá su sepelio en el Cementerio de Colón, a las 14 horas.

En cuanto se conoció su fallecimiento la noche del lunes, una cascada de mensajes llenó las redes en Cuba.

“Seguidora devota de Martí, de Cristo y de Lezama, cantó como nadie al Che y a Haydée Santamaría. Que se encuentre con Cintio, que los dos descansen en paz”, dijo en un tuit Abel Prieto, director de Casa de las Américas. Mientras muchos cubanos se dedicaron a citar alguno de sus poemas.

No es que le falte / el sonido, / es que tiene / el silencio, escribieron algunos, recordando su poema Cine mudo.

“Este poemita de Fina García Marruz en esta noche: ‘¡Cuántas cosas añadimos / a la paz, a la sonrisa / primera de la vida! / He aquí, al fin/ después del extravío, / lo fútil conversable, / el rencor, la alta pena, / el sitio del rencuentro’”, escribió de su lado en un tuit el escritor cubano, radicado en México, Rafael Rojas.

La poeta cubana Fina García-Marruz publicó en Cuadernos Hispanoamericanos (enero-febrero 1951) 10 textos, que en 2019 fueron difundidos por la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes. De esta edición, La Jornada publica los siguientes poemas:

El retrato

Esencial, increíble,
descorre el mediodía
con mano férrea y dulce,
el miniado manglar

y sus insectos suaves,
decorados. Acerca
lo entrañable y lo fiel
como un sincero huérfano.

Penetro despaciosa
al vals vertiginoso
de las palmas inmóviles
al sol, de los yerbajos.

Su traje me conmueve
como una oscura música
que no comprendo bien.
Toco la palabra pobre.

Como un dulce instrumento

Al despertar, mi oído,
como un dulce instrumento,
fue tocado del hondo
sillón, y de los coches.

Se me entraron los ojos
al claror tembloroso:
pusieron violonchelo
razonante y tristísimo.

El cuerpo recostado
lento orquestaba opaco
el sonido del mundo.
Pasó mi madre oscura.

Variaciones sobre el tiempo y el mar

El mar me dice: soy viejo. Antes que el tiempo fuera
ya yo golpeaba sordo, brillaba y restallaba.
Me tiendo como un león o como la espada inservible
de un guerrero después de una batalla perdida.

Sostengo las devastadas murallas, las ruinas silenciosas.
Soy lo que no habéis visto y lo que habéis olvidado.
Vuestro cuerpo me toca sin saber que atraviesa
un órgano sin memoria, más distante que un astro.

Fuera de la esperanza y la desesperanza
miré la espuma fenicia y el olor de las comidas.
Recuerdo el comercio y el cambio como una rosa salvaje
y las palabras que oí como el tesoro que se hunde.

Cae la tarde

En el colegio siempre era de tarde.
Tarde era el oro gris de la mañana.
La lectura del libro se doraba
también del pensamiento de la tarde.

Ahora que el tiempo hacia otras hojas arde
redescubro su tinta poderosa,
las triviales nociones prestigiosas,
su austera voz que llega ya muy tarde.

Qué justeza y dulzura me ha traído
decir estas palabras: CAE LA TARDE
y su vieja ternura despaciosa.

¡Cae la tarde sobre lo que se ha ido,
cae la tarde sobre la antigua tarde
de la lluvia, el silencio, las baldosas!