Sociedad y Justicia
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Decenas de miles abarrotan el Zócalo

Olé, olé, olé, Silvio, Silvio

Dedica El necio a los mexicanos que creen posible un futuro mejor

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Sepan que estamos completamente de acuerdo, sensibilizados con estas manifestaciones del pueblo de México, expresó el músico cubano.Foto Ap y María Luisa Severiano
 
Periódico La Jornada
Sábado 11 de junio de 2022, p. 27

La lluvia comenzó cuando la cantante Vivir Quintana interpretaba su último tema, la Canción sin miedo, elevada a himno en las marchas feministas realizadas a lo largo y ancho de México. En diversos puntos, banderas de todos los colores se agitaban y las voces de mujeres acompañaban a la autora, recordando las consignas tantas ve-ces expresadas.

En el Zócalo, minutos antes de las nueve de la noche, el público rebasaba el contorno de la plaza, dejando a varias personas en los límites trazados por el asfalto. Cuando Vivir concluyó su acto, cayó una lluvia que alborotó y movilizó a cientos en busca de refugio. Mientras los vendedores ambulantes ofrecían impermeables y paraguas, los técnicos en el escenario alistaban los instrumentos con los que Silvio Rodríguez y sus músicos pronto comenzarían a tocar.

A pesar de la garúa, la gran mayoría de las personas permaneció estoica en sus lugares.

Familias con niños, parejas, grupos de amigos, e incluso miembros del Colectivo 68, quienes horas antes marcharon al Zócalo para exigir justicia y conmemorar a las víctimas del halconazo, acaecido hace ya 51 años; se mezclaban en una enorme masa de personas con la intención de disfrutar de la música del cubano.

Silvio salió apenas unos minutos más tarde, y comenzó su segundo concierto en la Ciudad de México cantando a un horizonte repleto de paraguas e impermeables. Acompañado de piano, flauta, percusiones, contrabajo y, por supuesto, guitarra, el cubano comenzó interpretando algunos de sus temas más recientes. Y el público, dispuesto a escuchar antes que ver, celebraba las canciones que Rodríguez iba ofreciendo a pesar del clima.

Frente a la Catedral Metropolitana, donde más temprano el cantautor cubano había recibido las llaves de la Ciudad de México, de mano de la jefa de gobierno, Claudia Sheibaum, la lluvia menguaba y los paraguas bajaban. Entonces, Silvio hizo una pausa para presentar a sus músicos, y después pronunciar: sepan que estamos completamente de acuerdo, sensibilizados con estas manifestaciones del pueblo de México, dijo refiriéndose a la petición hecha horas antes de retrasar su concierto por el Comité 68 para poder conmemorar la histórica fecha.

El músico dedicó parte de la presentación a tocar las canciones de Vicente Feliú, además de dar oportunidad a uno de sus compatriotas para que interpretara un par de canciones suyas. Rodríguez regresó y el sonido de su guitarra, antes poco perceptible, había mejorado. Canción del elegido y Quien fuera sonaron acompañadas de las múltiples voces de los seguidores del cubano. Y tras eso, volvió a dedicar El necio al presidente Andrés Manuel López Obrador, y a todos los mexicanos que creen que es posible un futuro mejor, expresó.

Tras varias canciones, el sonido de unas cuerdas se fusionó con los gritos eufóricos de los miles de personas que reconocieron en los primeros acordes Ojalá, tema en el que al cantante lo acompañaron todas las voces reunidas en el Zócalo. Olé, olé, olé, Silvio, Silvio, coreaba y aplaudía el público satisfecho.

Portando boina, lentes y una chamarra gris, al concluir, Silvio Rodríguez dejó su guitarra, se levantó junto a sus músicos y se inclinó frente al público para agradecer sin decir palabra. En el escenario se quedaron los instrumentos iluminados por luces rojas y moradas, mientras el público abandonaba lentamente el Zócalo.