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Mariana Yampolsky, más allá de la etnografía
 
Periódico La Jornada
Jueves 5 de mayo de 2022, p. 6

Mariana Yampolsky imprimió su capacidad de empatía y asombro en las imágenes que capturó a través de su lente por los pueblos de México, descubrió rituales, edificaciones y rostros nunca antes vistos. Hay una unión muy interesante entre el compromiso social, por hacer visibles las condiciones de sectores laborales, campesinos e indígenas, al tiempo que hizo una exploración formal, sensible en lo fotográfico, opina Eugenia Macías, curadora de la exposición Entre cuerpos extraños, dedicada a recorrer su trabajo como grabadora y fotógrafa.

Todo era de su interés, desde la vida ritual más espectacular y colectiva hasta los detalles más cotidianos y pequeños, dice en entrevista. A 20 años del fallecimiento de la fotógrafa mexicana, el 3 de mayo de 2002, el Centro de la Imagen presenta esta exhibición con el reto de trascender a la perspectiva etnográfica sobre lo indígena y lo rural.

El planteamiento que hice fue, más que una retrospectiva, un tratamiento reflexivo concreto: este asombrarse y maravillarse, al desenvolverse desde sus corporalidades en estos sitios, en esos oficios, interactuando en la vida ritual y doméstica, así como en las relaciones familiares.

De esta forma, apelé para poder tratar la obra de Mariana Yampolsky sin quedarnos sólo en los enfoques de exotización y folclorización, de vincular lo indígena con una identidad nacional de una manera muy simple que no permite ver más cosas, por ejemplo, la presencia de las personas, su gestualidad doméstica, la vida ritual, a niños y jóvenes como un sector, los procesos de los oficios y el trabajo”.

La relevancia de su quehacer creativo se magnifica con la efeméride y con el hecho de que su obra fotográfica fue declarada recientemente como patrimonio documental de México por la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).

Su obra es una fuente historiográfica de la situación de comunidades indígenas y rurales que dialogan estrechamente con las cuestiones que hoy se discuten de autonomía de los grupos indígenas frente a los fuertes embates de las dinámicas del capitalismo que vivimos actualmente y la lógica del libre mercado, todo este tipo de discursos que intentan ignorar los modos de vida tradicionales. El trabajo de Mariana Yampolsky se vuelve un testimonio que da fuerza a estos modos de vida, es otro factor que le da actualidad, opina Macías, profesora-investigadora de la Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía.

Foto
Mariana esculpiendo una obra de barro, México, 1953-54, impresión plata-gelatina, de la Colección Héctor E. Peralta, esta imagen forma parte de la exposición Entre cuerpos extraños, dedicada a recorrer el trabajo como grabadora y fotógrafa de Mariana Yampolsky, que exhibe el Centro de la Imagen a 20 años del fallecimiento de la fotógrafa mexicana.Foto Héctor E. Peralta

La exposición, que se inauguró ayer en el centro ubicado en la Plaza de la Ciudadela, reúne parte de su trabajo fotográfico y como grabadora, además de documentos, publicaciones y objetos de arte popular, con más de 200 obras que provienen de siete colecciones institucionales y tres particulares. El mayor número de piezas pertenece al acervo del Centro de la Imagen. El cuerpo, como entidad capaz de interactuar con otros cuerpos, objetos, lugares y situaciones, son la columna de la apuesta museográfica.

Función social del arte

Yampolsky, quien nació en Chicago en 1925, emigró a México en 1944, lugar que se volvería su patria y donde desarrolló su obra artística. Al llegar al país se integró al Taller de Gráfica Popular (TGP), una de las razones de la riqueza y profundidad que imprime a sus imágenes, pues adquiere este enfoque de dar una función social al arte, con expresiones que consideran problemáticas y procesos de distintos sectores sociales, principalmente trabajadores, campesinos y sectores que viven en condiciones precarias.

Más tarde hizo el tránsito a la fotografía, práctica que en un principio fue para documentar a estas comunidades, a las que daba representación el TGP. Estudió fotografía con Lola Álvarez Bravo en la Academia de San Carlos, donde también aprendió el manejo técnico de la cámara y sus posibilidades, así como el revelado. Mariana da continuidad a prácticas artísticas y documentales en la fotografía de una generación que impulsó el modernismo fotográfico en nuestro país, es decir, de una experimentación para una autonomía expresiva. Manuel Álvarez Bravo, Tina Modotti y Agustín Jiménez fueron algunos de los artistas que marcaron la senda en la mitad del siglo XX.