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Moscú pide a Kiev dejar el sabotaje para hablar de paz

El escándalo de Bucha, distractor para entorpecer las negociaciones: Lavrov

Periodista crítico del Kremlin señala que las acusaciones del gobierno ucranio son insuficientes

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▲ Residentes de Bucha, al noroeste de Kiev, ayer en un puesto de donación de comida. Imágenes de cadáveres esparcidos en calles de este suburbio de la capital de Ucrania, presuntamente ejecutados por soldados rusos, han provocado la condena internacional.Foto Afp
 
Periódico La Jornada
Jueves 7 de abril de 2022, p. 25

Las negociaciones entre Rusia y Ucrania –al hacer ayer un balance de lo ocurrido desde la última reunión presencial en Estambul, hace ya casi una semana– se encuentran en un punto muy delicado.

Es grande el riesgo de que queden suspendidas después de que Kiev, según asegura, descubrió la magnitud de la masacre de civiles en Bucha y otras localidades que dejaron las tropas rusas, mientras Moscú se siente exhibida por asesinatos de civiles que, asevera, no cometió y sólo buscan dar marcha atrás en los entendimientos ya alcanzados.

Tarde o temprano se sabrá quién dice la verdad y una investigación internacional imparcial tendrá que esclarecer lo sucedido en las localidades ucranias devastadas. En tanto, lo que más dificulta entender la tragedia que está ocurriendo en Ucrania es dar por cierta, sin ninguna prueba que confirme los hechos que se atribuyen al enemigo, la versión de una de las partes.

En medio de versiones encontradas que sólo buscan endosar toda la culpa al adversario, no faltan politólogos como Timofei Sergueitsev, que utilizan la tribuna de una agencia noticiosa del Estado ruso como RIA Novosti para proclamar que no sólo hay que desnazificar Ucrania, sino de plano desucraniazar el vecino y antes fraterno país eslavo.

En su opinión, la mayoría de la población ucrania ha adoptado la ideología nazi, y el único método para acabar con un nazi que ha tomado las armas es aniquilarlo en el campo de batalla.

Sergueitsev publicó su manifiesto, que defiende borrar de la faz de la tierra un país que no debe existir para convertirlo en una simple provincia rusa, antes de que el mundo conociera la explicación del gobierno ucranio de lo que llama genocidio de Bucha.

La publicitada presencia, con fotos de sus hazañas delante de casas en ruinas, de miembros de la guardia personal del presidente checheno, Ramzan Kadyrov, en los combates, calle a calle, de varias ciudades ucranias, así como de mercenarios rusos y extranjeros que matan por dinero, hacen creíbles las palabras del presidente Volodimyr Zelensky cuando habla de atrocidades de las tropas rusas.

El periodista Oleg Kashin, uno de los más críticos con la política del Kremlin, desde su exilio en Londres, tras reconocer que no son suficientes las acusaciones del gobierno ucranio para inculpar al ejército ruso y que es muy difícil establecer la responsabilidad en cada caso concreto, concluye: si usted no quiere ser acusado de cometer crímenes de guerra, simplemente no debe comenzar una.

El canciller Serguei Lavrov, en contraste, explica por qué los ucranios llevaron a cabo lo que califica de monstruosa provocación. Sostiene, en una declaración especial publicada en la web del ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia, que no es casual que Ucrania haya montado este espectáculo para bloquear las negociaciones.

Lo hizo, enfatiza, justo después de que en Estambul se logró que Kiev aceptara por escrito ser un país neutral, no nuclear, que no formaría parte de ningún bloque ni permitiría instalar bases militares extranjeras.

Según Lavrov, Kiev se comprometió a que las garantías de seguridad que recibiría a cambio no incluían ni Crimea ni el Donbás. Por eso, tenemos fundamento para creer que el escándalo de Bucha se hizo para distraer la atención y dar marcha atrás en las negociaciones.

Y advierte: Si la delegación ucrania va a continuar, como hasta ahora, negándose categóricamente a discutir la desmilitarización y desnazificación de su país, a restablecer el uso del idioma ruso, a decir que no existen los problemas de los derechos de la población de origen ruso y de la nazificación de todas las áreas de la vida en Ucrania, no creo que eso contribuya al éxito del proceso negociador.

A decir del canciller ruso, para que haya un auténtico progreso en las negociaciones, y no ficticio, es necesario que Kiev no se dedique al sabotaje. Moscú no está de acuerdo en que, de firmarse un acuerdo de paz con Kiev, las tropas rusas tengan que salir de Ucrania, ser ratificados los entendimientos por los parlamentos y, además, aprobados en un referendo.

Porque, en caso de ser rechazado, se volvería al punto inicial. No queremos que se repita el destino de los acuerdos de Minsk. No podemos permitirlo, subraya Lavrov.