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Por primera vez, se exhibe en México el óleo de Rembrandt Palas Atenea

En una defensa de la mujer con quien vivía sin casarse, la pintó como diosa griega

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▲ El retrato de Hendricke Stoffels como Palas Atenea es la pieza central de la exposición La diosa de la casa de Rembrandt. Imagen tomada durante el recorrido de prensa.Foto Roberto García Ortiz.
 
Periódico La Jornada
Jueves 24 de febrero de 2022, p. 3

La plenitud que irradia el óleo Palas Atenea (1654), realizado en la era dorada de la producción rembrandtiana y que por primera vez se exhibe en México, es el centro de la exposición La diosa de la casa de Rembrandt, que se inaugura hoy en el Museo Nacional de Arte (Munal).

La pintura transmite, a la manera del reconocido pintor y grabador neerlandés, la forma de mostrar emociones, un interiorismo e intimismo que se transluce en la sonrisa serena, en los ojos, explicó Héctor Palhares, coordinador de curaduría del recinto, durante un recorrido para la prensa.

La muestra, parte de la conmemoración del 40 aniversario del Munal, está dedicada a la gran diosa de la casa, compañera, amiga, cómplice del pintor y madre de su hija Cornelia, Hendrickje Sttofels, a quien el artista inmortalizó en un retrato como una especie de eterno femenino para defenderla de las críticas de la moralidad de los Países Bajos en el siglo XVII, agregó el curador.

Palas Atenea, proveniente de una colección privada alemana, fue hecha en los años 50 del siglo XVII, en la era dorada de la producción rembrandtiana. Desde la década de 1990 no había venido a México un cuadro de este calado del autor. Es algo excepcional, desta-có Palhares.

En la alegoría, continuó el historiador de arte, un personaje de la mitología grecolatina es representado con el rostro de la pareja de Rembrandt, a quien convierte en una diosa olímpica, una investidura muy significativa porque contra los valores dictados por la moral protestante del siglo XVII, era una mujer que vivía en mancebía, es decir, fuera del matrimonio, con un artista viudo.

“Es muy interesante como él la exalta y pondera, invistiéndola de una diosa olímpica. Está dándole a la mujer toda una serie de valores y significados. La vemos con perlas pendiendo de las orejas, como el muy célebre retrato de Vermeer, La joven del arete de perla”.

Sttofels, añadió Héctor Palhares, se desprovee de toda esta tradicional iconografía de Palas Atenea, diosa de la sabiduría y protectora de los guerreros, para convertirse en una mujer que habla con voz propia a partir de la domesticidad, el encuentro y esa calidez que el maestro utiliza para ponderarla y defenderla de las críticas sociales a las que se vio sujeta por su relación.

El óleo muestra a Hendrickje Sttofels ataviada con casco, escudo y armadura, así como una capa de color rojo. “El detalle donde está lo que le dio a Rembrandt tanta fama, clientela y éxito es acceder a la sicología de los retratados.

Era una mujer bella, así en su época y con el detalle de las perlas. Nunca antes vemos a Atenas con atavío de joyas. Aquí está humanizada la diosa olímpica para atraerla al mundo cercano de Rembrandt, mencio-nó Palhares.

Destacó que se trata de una obra espléndida, que nos lleva la mitad del siglo XVII, a una década tan rica en tonalidad, en claroscurismo, en visos metálicos, en el preciosismo de telas, de fisonomías. Rembrandt no es un artista solamente de su tiempo. Sus grandes ejercicios técnicos, sus valores lumínicos inspiraron al romanticismo, fueron celebrados por los impresionistas y la vanguardia del siglo XX reconoce en él al maestro que enseñará los valores portentosos del claroscuro en el arte occidental.

Con Rembrandt (Leiden, 1606-Ámsterdam, 1669) pensamos en intimismo, domesticidad, en usos y costumbres, como en el caso de Hendrickje Sttofels, la gran última compañera del artista. Es una serie de referencias que veremos en su pintura, con modelos de su familia como su esposa Saskia y sus descendientes Titus o Cornelia. Nos hablan de una época donde la religión incide notablemente en la vida civil y la forma de retratarla.

La exposición reúne también dos dibujos y una estampa del artista, así como un retrato atribuido a Gerrit Dou, el mayor alumno de Rembrandt. Las pequeñas piezas del pintor, sostiene Palhares, ofrecen alegorías de la virtud y la caridad representadas en usos y costumbres, con personajes variopintos de la sociedad; eran formas de despertar la virtud, la caridad y la bonhomía, como valores protestantes muy exaltados dentro del calvinismo neerlandés de la época.

El cuadro de Dou, un artista con reconocimiento por derecho propio y que se encuentra en grandes colecciones europeas, retrata a un Rembrandt de 25 años.

En paralelo a la muestra La diosa de la casa de Rembrandt se desarrollará un programa académico virtual que incluye las ponencias Rembrandt: el gran maestro holandés del claroscuro, impartida por Héctor Palhares; Palas Atenea en la pintura neerlandesa, y La pintura alegórica y mitológica de Rembrandt, a cargo de Esteban Calderón Argomedo.

Además, hoy se presentará un cuadernillo virtual en torno al trabajo de Rembrandt y la influencia del claroscuro europeo en pintores novohispanos. Mayor información de las actividades en el sitio web del museo: http://www.munal.mx.