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Incansable, la escultora María Lagunes cumplirá en julio 100 años de vida

Los pasados cuatro años se ha mantenido activa en diversas exposiciones // Está pendiente su ceremonia de ingreso a la Academia de Artes de México

 
Periódico La Jornada
Martes 11 de enero de 2022, p. 6

La escultora y pintora María Lagunes (Hacienda del Angostillo, Veracruz) cumplirá un siglo de vida el 22 de julio y en plena actividad. Una reciente exposición de 50 obras suyas, celebrada en el Instituto Italiano de Cultura, incluyó una serie de tintas realizada en Roma durante la cuarentena en 2020. La pieza más nueva, el bronce Saksaul, cuyo nombre proviene de un arbusto que Lagunes vio en un viaje a Mongolia, se fundió en enero de 2021.

Anterior a eso, entre 2018 y 2019, su muestra escultórica Temporalidad y permanencia, de 35 piezas, la mayoría de gran formato, permaneció seis meses en el Mausoleo de Cecilia Metella Castrum Caetani, en la vía Appia Antica de Roma.

Luego, el primero de marzo de 2020, la artista ingresó como académica de número en la sección de escultura de la Academia de Artes de México. Debido a la pandemia de covid-19 no se ha realizado la ceremonia de recepción pública, aunque académicos reunidos por Zoom le dieron la bienvenida.

Hasta el momento, no hay planes concretos para festejar los 100 años de doña María, aunque varias cosas se cocinan en el sartén, según su hija, la arquitecta restauradora Maya Segarra.

Lagunes desarrolló su carrera artística en solitario, alejada de los grupos y la oficialidad. Cronológicamente, se le podría relacionar con la generación de la Ruptura. Al respecto, externa: Ay, no, porque esos eran muy clasistas. Como no era de grupos, tenía que ir por mi cuenta y ver cómo entrar.

–¿Qué la motiva a seguir creando?

–Es mi trabajo hacer obra; esa es mi labor constante. Puede ser dibujo, pintura o escultura. Sin embargo, eso no está programado en mí, sino que sale en el momento. De otra manera, resultaría un trabajo casi forzado de que te tienes que poner metas para realizarlo. No, pienso que eso tiene que ser espontáneo en el momento que tienes ganas de hacer algo. En general, es el trabajo profesional. Estás esperando el momento oportuno para hacerlo.

Desde pequeña, a María le gustaba hacer figuritas y rayar. En el puerto de Veracruz estudió decoración de interiores en la Universidad Femenina, y trabajó varios años en despachos de arquitectura, con su esposo, Enrique Segarra, arquitecto y refugiado español. La vocación artística se le desarrolló al llegar a la Ciudad de México en 1958. Primero, se inscribió en el Centro Superior de Artes Aplicadas de la Ciudadela, donde tuvo de maestro al escultor Francisco Zúñiga. Posteriormente, ingresó como alumna especial a la Escuela Nacional de Artes Plásticas, apoyada por el pintor español radicado en México, Antonio Rodríguez Luna.

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▲ En entrevista, María Lagunes sentencia: Es mi trabajo hacer obra; esa es mi labor constante.Foto cortesía de Maya Segarra

También tomó cursos de cerámica con Juan Soriano, de grabado en metal con el colombiano Guillermo Silva Santamaría, de grabado en linóleo y madera con Arturo García Bustos, de litografía con Francisco Dosamantes; incluso, aprendió técnicas japonesas de grabado con unos artistas nipones que llegaron a México.

Lagunes realizó su primera exposición individual en 1965, impulsada por Margarita Nelken, la diosa de crítica de arte de entonces, en el Instituto Francés de América Latina. Berta Taracena, Raquel Tibol y Nelken escribieron favorablemente sobre su obra.

La producción de la artista ha pasado por diferentes etapas. Mientras sus dibujos de la serie Ciudades se antojan surrealistas, su escultura abandona la figuración –hombres, mujeres, familias, grupos– en favor de volúmenes abstractos y geométricos, ensamblados para formar composiciones casi arquitectónicas. En cuanto a su gusto por la abstracción dice: Poco a poco, en el desarrollo de una profesión, se va evolucionando. Uno participa del momento que vive.

De pronto Lagunes pensó en la escultura mueble, para que sirviera de algo. En piezas como Almacén de recuerdos, los volúmenes se abren para resguardar objetos.

–¿Qué le falta por hacer?

–Es una trayectoria que puedes continuar sin proponerte una cosa establecida ni nada, sino que es el desarrollo de tu profesión. Las obras van saliendo sin querer. Darle un poco de movimiento, aunque no ese cambio brusco que se nota que es copia de alguien. Una evolución lógica del camino del trabajo profesional. Tú cambias deliberadamente o sin querer vas modificando lo que pensabas hace dos años. Te acostumbras a estos cambios, ya ni los notas, sino que los haces de manera natural.

Respecto del mercado del arte, expresa: Hago cosas que me interesan, una evolución que si bien viene al caso la hago. No es con la idea de si la voy a vender o no, sino porque se necesita ese cambio. No se necesita estar obsesionado por esas transformaciones. Por eso muchos artistas hacen modificaciones muy rápidas. Es por un desarrollo lógico que tiene el trabajo. No repetir algo hasta el cansancio.