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Energía limpia, negocios sucios // Ganan privados, pierde el Estado // Salazar, plañidero profesional

L

a cúpula privada llora amargamente (lágrimas de cocodrilo), porque la iniciativa de reforma constitucional en materia eléctrica (más litio) propuesta por el presidente López Obrador afectará las inversiones realizadas por particulares en ese sector, estimadas en 44 mil millones de dólares, según dice Carlos Salazar, cabeza visible del Consejo Coordinador Empresarial.

A nadie le consta que ese monto comprometido sea real o siquiera próximo a los hechos (recuérdense las idílicas inversiones que traería la reforma energética peñanietista en el sector petrolero, las cuales en realidad nunca llegaron), pero si se considera lo dicho por Salazar y se compara con los datos duros de la Secretaría de Energía y de la propia Comisión Federal de Electricidad (CFE), entonces sería mejor que la cúpula privada cerrara la boca o buscara otro pretexto para seguir con su campaña sucia en contra de la citada reforma.

Lo anterior, porque según la cúpula privada el Estado mexicano estaría obligado a registrar crecientes pérdidas para mantener las citadas inversiones privadas en el sector eléctrico, es decir, las arcas nacionales deberían asumir los quebrantos para que los particulares acumulen utilidades de ensueño. He allí el equilibrio que exige la cúpula privada.

La Secretaria de Energía, Rocío Nahle, lo detalla así: en lo que va del año la CFE ha perdido más de 400 mil millones de pesos por el esquema al cual fue obligada a operar después de la reforma energética impulsada en el sexenio de Enrique Peña Nieto. La compañía estatal ha desembolsado 223 mil millones de pesos para pagar a firmas privadas la electricidad que generan, mientras otros 200 mil millones son las pérdidas que registra la Comisión por tener detenidas las centrales de generación. La reforma de 2013 se hizo mal (pero muy bien para el capital privado), pues los cambios fueron bruscos y en el mercado eléctrico se registró un desbalance energético terrible al abrir la participación a privados.

Algo más: “un análisis determinó que en todos los contratos (con privados) la CFE perdía… Existe desorden, porque los parque eólicos y fotovoltaicos se construyeron en cualquier lado, por lo que cada que pasa una nube dejan de producir y salen del sistema nacional eléctrico, lo que obliga a la Comisión a entrar como respaldo, sin que ello resulte en un pago a la estatal… Sin reforma eléctrica sucederá lo que ahora en España, donde los privados se hacen cargo del mercado. Para las firmas privadas el sector eléctrico de México es buen negocio, pues representa 10 por ciento del PIB”.

Pues bien, de acuerdo con Carlos Salazar para que sus patrones no ladren, el Estado mexicano debe asumir mermas multimillonarias. Lo que documenta Nahle resulta espeluznante: 423 mil millones de pesos en pérdidas (alrededor de 21 mil millones de dólares) para la CFE, con lo que en tan solo un bienio la tan cacareada inversión privada (44 mil millones de dólares) estaría cubierta. Pero el atraco es cosa de todos los días desde que en 2013 se aprobó la reforma energética de Peña Nieto.

Si se toma como base el monto referido por Nahle y se actualiza, entonces en los ocho años transcurridos desde la aprobación de esa reforma el Estado mexicano habría registrado pérdidas acumuladas por alrededor de 170 mil millones de dólares (al tipo de cambio actual), es decir, 3.86 veces más que la supuesta inversión realizada por los particulares (44 mil millones de billetes verdes, según Salazar). Entonces, por cada dólar que los privados (supuestamente) invirtieron, la CFE habría asumido pérdidas por 3 dólares con 86 centavos para la tranquilidad de los privados.

Como bien lo explica el presidente López Obrador, el objetivo de la iniciativa de reforma constitucional en materia eléctrica (más litio) es la transición energética, que se vayan utilizando cada vez más energías limpias, no contaminantes y que garanticemos esa transición de manera ordenada, pero no como un parapeto para beneficiar a hombres de negocios, para llamarlo amablemente, porque realmente son delincuentes de cuello blanco, saqueadores que engañaron con lo de las energías limpias para hacer negocios sucios.

Las rebanadas del pastel

Por cierto, Carlos Salazar se muerde la lengua cuando exige que las voces que hoy participan en la discusión sobre la reforma constitucional en materia eléctrica aborden el tema con responsabilidad, apego a la verdad y más allá de posturas ideológicas.