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Grecia endurece su política en la frontera

Naufragio frente a las Islas Canarias deja 57 muertos, incluidos 12 niños

Otra barca con 62 personas necesita ser rescatada, alerta organización

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▲ Nuevo campamento en Samos, Grecia, con capacidad para 3 mil migrantes, fuertemente vigilado y rodeado de alambres de púas.Foto Ap
 
Periódico La Jornada
Sábado 2 de octubre de 2021, p. 24

Madrid. Al menos 57 personas murieron, 12 de ellas menores, tras naufragar en la patera en la que viajaban en su ruta hacia Canarias, denunció ayer la activista fundadora de la organización Caminando Fronteras, Helena Maleno.

En su cuenta oficial de Twitter, Maleno explicó que el resto de las víctimas son 28 mujeres y 17 hombres. Pongan fin a esta masacre en la frontera, imploró la activista en su mensaje en las redes sociales.

Es el más reciente suceso de este tipo denunciado por Maleno, quien desde el jueves también reclama la búsqueda de una embarcación que, explica, salió hace una semana rumbo a Canarias con 62 personas de Dakhla, en el Sáhara Occidental.

Lograron llamar por teléfono la pasada madrugada para pedir auxilio, explicó la activista, quien señala que pidieron que se llamara a la marina para ser rescatados. Apenas unos segundos se escucharon sus voces, sus gritos, y de nuevo el silencio, lamentó.

Grecia no permitirá que se repita en sus fronteras la crisis migratoria de 2015 tras el conflicto en Afganistán, advirtió el primer ministro del país, Kyriakos Mitsotakis, tras visitar un nuevo campamento de indocumentados en una isla cercana a Turquía.

La toma de Afganistán por los talibanes en agosto hizo temer en Europa una repetición de la situación vivida en 2015, cuando casi un millón de solicitantes de asilo, en su mayoría sirios, huyeron a Europa cruzando desde Turquía a Grecia.

En un más reciente ejemplo del endurecimiento de su política migratoria, Grecia abrió a principios de este mes un campamento financiado por la Unión Europea (UE) en Samos, una instalación en expansión, fuertemente vigilada y rodeada de alambre de púas.

No aceptaremos flujos migratorios descontrolados similares a los que vimos en 2015, señaló Mitsotakis a los periodistas en el vuelo de regreso a Atenas.

Grecia acogió el jueves a 26 abogadas y juezas afganas y a sus familias, pero estos casos serán la excepción, declaró Mitsotakis.

Desde la toma del poder por parte de los talibanes el 15 de agosto, Afganistán está sumida en una crisis económica. El Comité Internacional de la Cruz Roja advirtió el jueves que el país se enfrentará a una hambruna generalizada en pocas semanas. Pero Grecia no quiere volver a convertirse en la puerta de entrada de la UE y recientemente completó una valla de 40 kilómetros en la región de Evros, en la frontera con Turquía. Hemos conseguido enviar un mensaje a los contrabandistas y a sus clientes de que emprender el traicionero viaje a través del Egeo es probablemente una pérdida de dinero, señaló Mitsotakis.

Antes de visitar el nuevo acampamiento de Samos, Mitsotakis se dirigió a las autoridades locales del antiguo asentamiento de Vathy, que en su día fue una ciudad de tiendas de campaña superpoblada e infestada de ratas en la que vivían 7 mil personas y que él calificó de campamento de la vergüenza y vergüenza para la dignidad humana.

Vathy y el campamento de Moria de Lesbos –que fue devastado por un incendio el año pasado– se habían convertido en símbolos de la dubitativa respuesta de Europa a la crisis migratoria en sus fronteras meridionales, que dejaba gran parte de la carga a las islas pequeñas.

Desde Vathy, Mitsotakis abogó por una política común de migración y asilo de la UE, afirmando que la solidaridad no puede agotarse en la financiación de campamentos de última generación.

La nueva instalación, situada en un lugar remoto, está diseñada para acoger a 3 mil personas y funcionará con normas estrictas. Sólo se permitirá la entrada entre las ocho de la mañana y ocho de la tarde, y se escanearán documentos de identidad y huellas dactilares en la puerta.

El gobierno griego planea construir instalaciones similares en otras islas cercanas a Turquía, afirmando que proporcionarán un alojamiento más seguro para los solicitantes de asilo, pero según los grupos de derechos humanos corren el riesgo de convertirse en prisiones.