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Isabel Zapata reflexiona en In vitro sobre el deseo implantado por la cultura de ser madre
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▲ Querer un tipo de familia está tan arraigado que deshacernos de esa idea es traumático, dice la escritora Isabel Zapata.Foto Alberto Alcocer/cortesía Almadía
 
Periódico La Jornada
Miércoles 25 de agosto de 2021, p. 5

Las dificultades para ser madre y el riesgo de que ese deseo no sea satisfecho constituyen el eje del ensayo In vitro, explica la escritora Isabel Zapata sobre su texto recién editado por Almadía.

El ensayo que a mí me gusta leer y pensar que es el que escribo se caracteriza por el cuestionamiento constante, donde el autor o la autora se contradice, cambia de idea, va por un camino y ve que ese camino lleva a otro, se bifurca. Es un género que se caracteriza por andar a tientas, dice la autora en entrevista.

No es un libro sobre maternidad, sino de la imposibilidad de ser madre. Al final se concreta el deseo de ser madre de la voz ensayística, pero al principio esa misma voz no sabe si va a lograrlo o no.

Zapata (Ciudad de México, 1984) relata que dos de las preguntas que se plantea es de dónde viene el deseo de ser madre y por qué hay mujeres que quieren ser madres y otras no. “La respuesta, en mi opinión, es que no es un tema biológico, sino cultural, de socialización: un deseo aprendido o implantado. Yo desde muy niña quería ser mamá, como Su-sanita de Mafalda; quería tener un montón de hijos y soñaba con eso.

“Son preguntas que recorren el libro mucho porque en todo mi tránsito de querer ser madre, de no poder serlo, las dificultades, los tratamientos, todo, siempre me las hacía, porque existía la opción de tirar la toalla y decir no puedo, es muy difícil y costoso en todos los sentidos: económica, emocional y físicamente.

“No sé por qué quise ser madre. A veces me lo sigo preguntando. Hay un libro que me gusta mucho: El bebé, de Marie Darrieussecq. Ella dice algo como ‘elegí ser madre porque preferí algo a la nada’. Es la respuesta que más me ha convencido, aún así hay días que vuelve la pregunta.”

La ensayista menciona que “el deseo del tipo de familia que queremos es algo tan arraigado que nos cuesta tanto trabajo deshacernos de esa idea. Es traumático y difícil lograrlo. Pensaba mucho en opciones como decir hasta dónde llegas con los tratamientos, porque todas tenemos un punto de quiebre, en que tienes que decir: ‘bueno, ya, otra opción’”.

Isabel Zapata menciona que “tal vez haya en la lectora o lector de In vitro la sensación de que está conociendo todos los detalles de la historia cuando en realidad sí estoy revelando cosas muy íntimas, pero también mezclo algunas que no me pasaron a mí.

“Yo quería que se tuviera la sensación de un coro de mujeres narrando un secreto. Por eso el formato del libro: pequeño, negro, que invita a la intimidad y que se sostiene muy fácilmente en una mano. Queríamos dar la sensación de mucha cercanía, justo como cuando alguien te cuenta algo en voz baja.

“Intercalo muchas cosas que otras mujeres han escrito al respecto, que me acompañaron en este proceso. Un poco haciendo collage, un mosaico de experiencias, no todas mías, pero que me apropié. Todas me acompañaron y quiero que este libro acompañe a su vez”.

Zapata sostiene que aunque la mayoría de su público serán lectoras por el tema, me interesan todos los que quieran leerlo y que sea un libro no sólo testimonial para otras mujeres. Quiero hacer literatura. Soy escritora.

También poeta, Zapata cuenta: “un tema que tuve atravesado toda la escritura del libro es el terror. Me gustan las historias de fantasmas. He leído muchas victorianas, no tanto de terror gore, aunque también me gusta; este terror elegante, como antiguo en el que los fantasmas se aparecen por ahí y la gente convive con ellos.

“Yo perdí a mis dos padres ya y la manera en que los tengo presentes es un poco como si fueran fantasmas elegantes, amables. Pienso sobre todo en mi madre en todo este proceso, la compañía que tuve más presente es la ausencia más grande en mi vida, que es ella.

Perdemos a las personas, pero que hay una parte de las relaciones con la gente que amamos mucho que se sigue desarrollando y trasformando. Mi relación con mi madre, que murió hace 18 años, es distinta hoy a cuando murió. Eso es algo como de fantasmas. Más rico.