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La naturaleza humana fue violenta en extremo durante la Edad de Piedra

Expertos detectan agresiones más feroces de lo necesario para matar en restos hallados en valle del Nilo

 
Periódico La Jornada
Miércoles 2 de junio de 2021, p. 2

Una nueva investigación arqueológica sugiere una naturaleza humana extremadamente violenta durante la Edad de Piedra.

Un análisis detallado de las heridas sufridas por los miembros de una comunidad pequeña que vivió en valle del Nilo hace alrededor de 20 mil años reveló que los guerreros prehistóricos atacaban poblaciones indiscriminadamente, matando e hiriendo a mujeres y niños con la misma frecuencia con que asesinaban a hombres adultos.

De acuerdo con el estudio llevado a cabo por el Museo Británico y el Centro Nacional de Investigación Científica francés, las grandes batallas campales no eran frecuentes; en lugar de eso, parece que las agresiones en pequeña escala a grupos familiares eran la norma, algunas veces con una ferocidad y violencia mucho mayores a los necesarios para simplemente quitarle la vida a alguien, señala The Independent.

De los restos estudiados se ha descubierto que muchas de las víctimas tenían entre 10 y 20 heridas de flecha o lanza no curadas. En ocho casos los científicos encontraron fragmentos de puntas de flecha de piedra incrustrados en los huesos de las víctimas, en 28 casos más también encontraron restos de flecha en otras partes del cuerpo, lo que sugiere una gran cantidad de heridas en órganos y carne.

Isabelle Crevecoeur, líder de la investigación, señaló que las heridas curadas y no curadas causadas por flechas, lanzas y otras armas fueron encontradas en alrededor de dos tercios de los 61 individuos enterrados en el sitio, de forma independiente de su edad o sexo, incluyendo niños pequeños.

Durante los pasados ocho años, los científicos usaron microscopios para examinar en gran detalle el cementerio prehistórico conocido como Jebel Sahaba, en el norte de Sudán. De las 61 personas analizadas, 41 por ciento sufrieron heridas de flecha o lanza en los huesos restantes, otro 21 por ciento habían sido lastimados o asesinados con garrotes o alguna otra arma sin filo.

En muchos casos casi la mitad de las heridas habían sanado, sugiriendo que esos individuos habían sido atacados en múltiples ocasiones, tal vez incluso varias veces al año. Sin embargo, el conteo de heridas todavía permanece como una pequeña fracción del posible total de ataques sufridos por las víctimas debido a que muchos de los huesos no han logrado sobrevivir y porque muchas heridas en órganos y carne se han perdido.

Foto
▲ Los esqueletos examinados durante los pasados ocho años provienen de una excavación realizada en Jebel Sahaba, en el norte de Sudán, en 1965.Foto cortesía Archivos Wendorf del Museo Británico

En términos de género, tanto hombres como mujeres parecen haber sido atacados el mismo número de veces por agresiones hechas a distancia; en el caso de los niños las muertes parecen haber sido perpetradas con martillos de piedra o hueso y garrotes de madera. El único grupo más o menos ausente en el estudio fueron los adolescentes.

Los científicos estiman que los niveles de violencia en Jebel Sahaba eran probablemente muy altos debido a que los cambios climáticos incrementaron la competitividad entre distintas comunidades del valle del Nilo.

Cementerio

Para Daniel Antoine, del Museo Británico, Jebel Sahaba ha sido mostrado como el más viejo cementerio en el valle del Nilo y uno de los más tempranos lugares en mostrar violencia interpersonal extensa en el mundo. La competencia por los recursos debido a un cambio en el clima fue muy probablemente responsable de esos conflictos frecuentes.

La edad exacta de Jebel Sahaba es desconocida, pero las pruebas indican que los esqueletos fueron enterrados de hace 13 mil 400 a 20 mil años; sin embargo, el cementerio en sí mismo parece que sólo fue utilizado durante dos o tres generaciones.

La investigación, publicada en Nature, sugiere que en la época pudieron no haber existido reglas, tradiciones y tabús entre las comunidades, lo que a su vez sugiere la inexistencia de valores éticos, al menos hacia los miembros de otras comunidades. La excesiva cantidad de violencia y el brutal asesinato de niños también brinda pistas sobre los atacantes y su posible deseo de eliminar a una comunidad en lugar de simplemente someterla.