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Te cruzo porque te cruzo, ofrecen polleros

Con precios de 7 mil a 18 mil dólares, negocio a la carta del tráfico de indocumentados

El importe depende del punto de origen y hasta dónde hay que llevarlos, además de si se paga un seguro

 
Periódico La Jornada
Lunes 17 de mayo de 2021, p. 7

En el auricular alguien empeña su palabra: ¡te cruzo porque te cruzo!. Es su oferta para cerrar un negocio donde la desesperación y el anhelo de su interlocutor juegan a su favor. Sus servicios son vitales.

Consciente de ese poder, el coyote presenta las opciones: siete mil, diez mil, 15 mil, 18 mil dólares por asegurar el brinco.

El pago incluye una suerte de seguro entre la incertidumbre en el trato. Los polleros le llaman clave y es una cuota que cubre –aseguran– las extorsiones para autoridades de los países de origen, tránsito y destino, y la protección para no ser víctimas del crimen organizado. Costearla puede ser la diferencia para llegar vivo a Estados Unidos.

Los coyotes o polleros reciben desde hace mucho estos motes. Son quienes pasan de un lado al otro de la frontera a miles de migrantes sin documentos.

Con el correr de los años han dejado de ser meros facilitadores que se apostaban en ciertos puntos fronterizos para cruzar a los migrantes; ahora integran complejas redes de tráfico de personas que operan en México, Estados Unidos, Centro y Sudamérica. Fuentes oficiales confirman que son aliados o empleados de bandas del crimen organizado.

Para este negocio nacionalidad es destino. Cuanto más distante de Estados Unidos, mayor costo, riesgo y sacrificio.

Los importes se establecen también a partir del destino final que busquen los migrantes y del nivel de seguridad que estén dispuestos a contratar, revelan algunos coyotes que aceptaron hablar con este diario, bajo condición de anonimato.

“Depende dónde esté y hasta dónde hay que llevarlo. Si vas, por ejemplo, a Los Ángeles, son 7 mil 500 dólares para un mexicano; 8 mil para el de Guatemala; a los de Nicaragua, 13 mil, y a los de Honduras, 12 mil. Con los salvadoreños depende hasta dónde hay que subirlos; si sólo quieren el brinco, son 13 mil. A alguien de (República) Dominicana, 16 mil”, explica uno.

Uno más certifica: “debo garantizar el brinco. No puedo aventar a la gente y decirle: ‘vete a tu suerte y si no lo logras no es mi problema’. Tengo que asegurar que crucen y lleguen, para eso es la ‘clave’, y si no lo logran, debo pagar por nuevas ‘claves’ y eso no es redituable. Mi interés es que peguen a la primera. Se les cobra una parte al hacer el trato, entre 500 y mil dólares; y deben liquidar al llegar a su destino”.

Aprovechan la urgencia de miles de migrantes para cumplir el sueño americano. En las conversaciones telefónicas para iniciar los tratos, insisten en asegurar su negocio, pero no revelan rutas ni lugares de entrada a Estados Unidos. Sólo puntos de encuentro, generalmente públicos, como estaciones de autobuses o parques. Es ahí donde se hace la transacción.

“Podemos ir por ellos hasta su país, verlos a medio camino o en la frontera. El pago incluye transporte y tres oportunidades para brincar. Si la migra los regresa una tercera ocasión, se les cobran mil dólares extra por cada nuevo intento”. Son las reglas, explica uno de ellos.

Para el migrante, el miedo es permanente a lo largo del viaje. “No puedes estar tranquilo. En México hay severos peligros y la ‘clave’ es sólo una apuesta. Un compañero la pagó y de todos modos lo secuestraron. Ni cuando pasas a Estados Unidos te relajas, también hay peligros: te traen en carros con exceso de gente a alta velocidad; a otros los mandan en tren, montados por horas en compartimentos inferiores, con el riesgo de caer a las vías; unos más en lanchas sobrecargadas”, narra Enrique, un migrante que llegó hace unos meses al norte.

La cantidad de cruces al día es variable. Uno de los coyotes alardea de su habilidad en la trata de personas: 10 migrantes en unas horas. Hace cuentas rápidas, la ganancia será sustanciosa. La casa no puede perder.