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Latinoamérica: deuda, bomba de tiempo // Acuerdo entre acreedores y deudores, ya

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▲ La mayoría de los países latinoamericanos se endeudaron mucho, pero el incremento lejos aligerar sus problemas, los empeoró, revela informe de la Cepal. Imagen de archivo de Alicia Barcena, secretaria ejecutiva del organismo.Foto Cristina Rodríguez
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l fantasma de una nueva crisis de la deuda en América Latina recorre la región y amenaza con hundir a las de por sí endebles naciones, toda vez que al históricamente voluminoso endeudamiento se suma el contratado por razones de la pandemia, lo que ha contribuido de forma decidida al veloz incremento de los saldos, sin aminorar la crítica situación económica, social y sanitaria.

Por el contrario, la situación regional tiende a convertirse –una vez más– en insostenible, por lo que resulta urgente nivelar el campo de juego entre acreedores y deudores, pues ambos deben compartir la carga, de acuerdo con una propuesta de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), institución que ayer divulgó su Panorama fiscal de América Latina y el Caribe 2021, del que se toman los siguientes pasajes.

Se ha acelerado la tendencia alcista de la deuda pública en la región ante un escenario fiscal complejo. El débito aumentó considerablemente durante todo 2020, arrastrado por los déficits fiscales históricos que se registraron luego de la puesta en práctica de los paquetes de asistencia dirigidos a la población y las empresas. Al concluir ese año la deuda pública bruta del gobierno central alcanzó en promedio 56.3 por ciento del producto interno bruto en América Latina, cifra 10.7 puntos porcentuales superior (con relación al PIB) a la registrada al cierre de 2019.

A nivel de las subregiones, los niveles de endeudamiento público de América del Sur y el grupo de países compuesto por Centroamérica, México y la República Dominicana alcanzaron 59.3 y 53.2 por ciento del PIB, respectivamente, durante el cuarto trimestre de 2020. A escala de los países, en Argentina (la herencia de Mauricio Macri contribuyó de forma brutal) se alcanzó un nivel equivalente a 104.5 por ciento del producto; Brasil, 89.3; Costa Rica, 67.9, y Uruguay, 61.5 por ciento.

En el otro extremo se encuentran los países con menores niveles de deuda pública, como Perú (35.2), Guatemala y Chile (32.5, en cada caso) y Paraguay (30.1). En el caso mexicano, el registro de la Cepal señala que el aumento fue de 5.8 puntos porcentuales, al pasar de 36.1 por ciento en 2019 a 41.9 por ciento, por abajo del promedio regional.

La deuda pública bruta del gobierno central se incrementó de forma pronunciada en todos los países de la región respecto del cierre de 2019. En ocho de ellos fue superior al promedio de la región (10.7 puntos porcentuales del PIB). República Dominicana fue el de mayor aumento (16.3 puntos), seguida de Brasil (15 puntos), Panamá (14.9) y Argentina (14.3). En Colombia el avance fue de 12.8 puntos, seguida de Ecuador (12.5) y Uruguay (12.5). En orden descendente aparecen Honduras (10.9), Paraguay (10.5) y Perú (10.4). A nivel de subregiones, en América del Sur y Centroamérica se registró un aumento de 11.6 y 9.8 puntos porcentuales del PIB,respectivamente.

La mayoría de los países latinoamericanos se endeudaron hasta la coronilla, pero el incremento del débito lejos de solucionar o cuando menos aligerar los problemas, simplemente los empeoró, amén de que todas las economía regionales se desplomaron.

En el caso caribeño, sólo siete países presentan información sobre la deuda pública bruta. De ellos, en tres la deuda superaba 100 por ciento del PIB al cierre de 2020, y destacó el caso de Barbados, donde el débito representó el 144 por ciento de su producto. En todos los países aumentó considerablemente la deuda (por ejemplo, en Barbados y Belice creció 24 y 36 puntos porcentuales, respectivamente). A diferencia de Latinoamérica, en los países caribeños los costos asociados a la crisis del Covid-19 se financiaron principalmente a través de los organismosmultilaterales.

Entonces, urgen medidas antes de que explote la bomba, y no tarda.

Las rebanadas del pastel

Si desea mantener sus vicios, como fumar puros de marca, Alonso Ancira (el ratero que, tras aceptar devolver los 216 millones de dólares que se robó) deberá pedir prestado a sus cuates, una coperacha o de plano vender la lujosa camioneta en la que se transporta, porque la Unidad de Inteligencia Financiera no descongelará sus cuentas bancarias, porque no forman parte del proceso penal por la venta fraudulenta de Agronitrogenados a Pemex. Claro, también puede recurrir a sus guardaditos en paraísos fiscales.