Washington. Estados Unidos anunció ayer la imposición de sanciones contra siete altos funcionarios rusos, en respuesta al envenenamiento del encarcelado disidente Aleksei Navalny, por el que los servicios de inteligencia de Washington responsabilizan a Moscú.

El gobierno del presidente Joe Biden insistió en su llamado a que Rusia libere al líder opositor, cuyo encarcelamiento en enero a su regreso a Moscú despertó una ola de manifestaciones antigubernamentales.

Las sanciones, que apuntan entre otros a Alexander Bortnikov, el director de los Servicios de Seguridad rusos (FSB), se tomaron en estrecha concertación con los países de la Unión Europea (UE), dijo un funcionario estadunidense bajo anonimato.

Secunda a la UE

El castigo prevé, entre otras cosas, congelar los bienes de los sancionados en territorio estadunidense. Se ha ejercido su autoridad para enviar una señal clara de que el uso de armas químicas por Rusia y el abuso contra los derechos humanos tienen graves consecuencias, indicó el jefe de la diplomacia estadunidense, Antony Blinken.

Para Washington no hay ninguna duda: Moscú está detrás del intento de asesinato de Navalny.

Pocas horas antes del anuncio estadunidense, que sigue a una decisión similar de la UE, el portavoz de la presidencia rusa, Dmitri Peskov, manifestó que la política de sanciones no está logrando sus objetivos.

En la víspera, los estados miembros de la UE aprobaron sanciones contra cuatro altos funcionarios rusos de las áreas de justicia y defensa, involucrados en la detención y condena de Navalni.

Los sancionados tendrán prohibido viajar a la UE o Estados Unidos y sus fondos en esos países serán congelados. El gobierno de Biden también señaló que restringirá algunas exportaciones a Rusia.

En tanto, la Oficina Federal de Investigaciones extendió sus esfuerzos para combatir la influencia extranjera maligna, originalmente concentrada solo en Rusia, al incluir a China, Irán y otros en la lista, afirmó Christopher Wray, director de esa corporación.