Editorial
Ver día anteriorViernes 22 de enero de 2021Ver día siguienteEdiciones anteriores
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México-EU: las nuevas perspectivas
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un día de inaugurado el gobierno de Joe Biden, el presidente Andrés Manuel López Obrador manifestó su coincidencia con las primeras medidas decretadas por su homólogo, descartó que algo de lo anunciado por el mandatario demócrata suponga amenazas para México, y expresó su confianza en que se mantendrá una buena relación bilateral con nuestro país vecino. Señalando que se expresaba con respeto a la soberanía estadunidense para tratar sus propios asuntos, López Obrador destacó la importancia de algunas de las políticas dictadas por Biden para revertir la nefasta herencia de Donald Trump y abordar las cuatro crisis identificadas por su equipo como más urgentes: pandemia, económica, cambio climático e injusticia racial.

En el asunto migratorio hay noticias positivas. En firme están la protección a los dreamers (migrantes que llegaron a territorio estadunidense siendo menores de edad y que, a todo efecto práctico, son miembros plenos de esa sociedad), el freno a la construcción del muro fronterizo y la anulación de la orden ejecutiva que instruía a todas las autoridades a desplegar esfuerzos agresivos para ubicar y deportar a migrantes. Este giro es saludable para México, no sólo porque puede aliviar la serie de abusos que padecen nuestros connacionales en Estados Unidos, sino también porque podría culminar en una modificación al acuerdo que comprometió al Estado mexicano a contener a los migrantes de otras nacionalidades en su camino hacia el norte. Es, en todo caso, un paso hacia una reforma migratoria que deberá pasar por la prueba de fuego de la resistencia legislativa de los republicanos, particularmente de los republicanos trumpistas, quienes han hecho de la xenofobia una de sus más deplorables banderas.

En lo económico, el plan de reactivación mediante la entrega de apoyos directos a los ciudadanos tendrá indudables repercusiones positivas de este lado de la frontera –toda vez que el consumo de los hogares estadunidenses constituye un motor fundamental de las exportaciones mexicanas–, y las manufacturas también podrían beneficiarse por el fin del neoproteccionismo trumpiano, obsesionado con aislar a su nación de las redes comerciales impulsadas por su propio país durante décadas. Por otra parte, en la medida en que México es el país con más interacción humana con Estados Unidos, la prioridad otorgada al combate del Covid-19 es positiva para los esfuerzos de contención de la pandemia que realizan las autoridades mexicanas.

En conjunto, estos señalamientos, y la información de que ya se produjo una llamada telefónica entre López Obrador y Biden, despejan los miedos que ha tratado de instalar un sector de la opinocracia, según el cual la llegada del demócrata a la Casa Blanca supondría un golpe demoledor a la Cuarta Transformación. No se puede olvidar que durante las campañas electorales de 2018, este mismo sector alertó sobre el peligro de una colisión catastrófica con el gobierno de Trump si AMLO llegaba a la Presidencia. Cuando quedó claro que no habría ningún choque con el gobierno del magnate, se hizo ruido con la especie de que la asistencia a actos protocolarios a nivel de Estado crearía un conflicto con el Partido Demócrata, y, finalmente, se insistió con la idea pueril de que la decisión de felicitar a Biden por su triunfo electoral cuando éste fuera oficial daría pie a un resentimiento perdurable por parte del político oriundo de Pensilvania.

A contrapelo del afán por crear la imagen de un gobierno en inevitable colisión con su contraparte estadunidense, la realidad ha mostrado que prevalece un espíritu de entendimiento y que no debe temerse ningún sobresalto, siempre y cuando se mantenga una actitud de respeto a la soberanía y las relaciones bilaterales que se rijan por el diálogo y la cooperación. Dicho lo anterior, es imposible pasar por alto que Washington tiene una política imperial e intervencionista, la cual es compartida por todos los presidentes de Estados Unidos, sin importar su filiación partidista o sus posturas en otros asuntos, y que en la historia de México la convivencia con su vecino del norte siempre representó y seguirá representando peligros que no se pueden pasar por alto.