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Se detectó brote de Covid el día 19

Migrantes duermen en la calle tras cierre de casa en Saltillo
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▲ Migrantes de Centroamérica y del sur de México pernoctan afuera de la Casa del Migrante de Saltillo, Coahuila, luego de que fue cerrada el 19 de diciembre debido a un brote de Covid-19.Foto Martín Balandrán
Corresponsal
Periódico La Jornada
Sábado 26 de diciembre de 2020, p. 25

Saltillo, Coah., Debido al cierre por 28 días de la Casa del Migrante, debido a un brote de Covid-19, decenas de personas que estaban refugiadas en el albergue instalaron un campamento fuera del inmueble, donde pasaron la Nochebuena, expuestos a las bajas temperaturas que afectaron a esta ciudad.

Alberto Xicoténcatl Carrasco, director del recinto, exhortó a las autoridades municipales y estatales a desarrollar un plan de emergencia para atender a este sector de la población y aseguró que dentro del albergue continúan trabajando bajo riesgo, pues hay personas contagiadas.

No permitir el ingreso es por seguir las instrucciones profesionales de las personas expertas del sector salud del gobierno del estado de Coahuila, quienes pretenden parar la cadena de contagios por Covid-19, que podría incrementar la crisis de salud que ya enfrenta el estado, expresó Carrasco en un comunicado.

La Casa del Migrante cerró sus puertas el 19 de diciembre por instrucciones de la jurisdicción sanitaria, medida que se mantendrá casi un mes, mientras quienes dieron positivo serán atendidos por el propio personal del refugio, con apoyo de médicos voluntarios y de la jurisdicción.

Sin embargo, el flujo de personas no se ha detenido en estas fechas, por lo que, al encontrar las puertas del albergue cerradas, optaron por instalarse en la banqueta, donde duermen expuestos a las inclemencias del tiempo e incluso a las agresiones de pandilleros, quienes los han atacado con palos, armas blancas e incluso a balazos.

Ante esta situación, los migrantes se turnan para velar el sueño de sus compañeros y alertar por si alguien se acerca a molestar.

La mayoría son originarios de Guatemala, Honduras o El Salvador, pero también hay muchos que provienen del sur de México, donde escasean las oportunidades de empleo, más aún a partir de la pandemia.

Ahorita por el Covid-19 no hay trabajo, yo soy mecánico automotriz y no he encontrado empleo, cerraron el taller donde laboraba y los huracanes me partieron la casa, dejé a mi esposa y mi hijo, dice Marmín Martínez, de Honduras.

Varias ONG los apoyan

A pesar de que la Casa del Migrante no puede atenderlos actualmente, en Saltillo existen varias organizaciones civiles y grupos de algunas iglesias que los apoyan, aunque sea con un taco y un vaso de champurrado caliente, lo que les da fuerza para seguir su camino rumbo a Estados Unidos.

Gracias a Dios hay muchas personas que se tocan el corazón, vienen y nos dejan cobijas y abrigos, pero sí hace mucho frío, declara uno de los migrantes instalados afuera del albergue.

La Casa del Migrante de Saltillo funciona desde 2002, cuando la fundó el sacerdote católico Pedro Pantoja Arreola, quien el 18 de diciembre, Día Internacional de los Migrantes, murió por complicaciones respiratorias en un hospital de Saltillo.

En honor a Pantoja, de 76 años, hubo una misa en la parroquia de la Santa Cruz, en la populosa colonia Landín, al surponiente de Saltillo, del cual era encargado. A la ceremonia religiosa acudieron decenas de migrantes.

A lo largo de su trayectoria, destacó por la defensa de los derechos de los mineros, en Sabinas; de los obreros, en Monclova; de los trabajadores fronterizos, en Acuña, y de los migrantes, en Saltillo.

Uno de los sacerdotes más próximos al obispo Raúl Vera, Pantoja Arreola recibió el premio Internacional de Derechos Humanos Letelier-Moffitt del Institute for Policy Studies en Washington. Fue candidato a obispo, pero rechazó el nombramiento que le ofreció el Vaticano, pues lo mío es estar con el pueblo, sin distraerme en cuestiones administrativas, propias de una diócesis, dijo en entrevista.