Opinión
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Ruta sonora

Mint Field: paisajismo reverberante // RIP: M. Lafontaine + Tere Farfisa

U

na de las mejores propuestas mexicanas de los últimos cinco años es Mint Field, fundada en Tijuana, en principio conocida porque su baterista inicial, Amor Amezcua, es hija de Ramón Amezcua, alias Bostich, de Nortec. Sin embargo, su genuino desempeño les fue distanciando de tal parentela como referente, para empezar a destacar en grabaciones y escenarios como una banda sólida, con un sonido claro y contundente, cercano al shoegaze expansivo, minimal y sombrío de bandas como los tapatíos de Lorelle Meets the Obsolete ( Ruta Sonora: https://bit.ly/3mYLB6i).

Inicialmente un dueto, formado por la citada Amezcua y Estrella del Sol Sánchez en guitarra, sumaron como invitado a Sebastián Neyra en el bajo, quien se quedó como integrante fijo. Ahora en Ciudad de México, tras debutar con el delicioso Pasar de las Luces (2018), en el que destacó su hipnótico martilleo kraut en la base rítmica y un paisajismo ensoñador en las armonías, y tras editar el EP Mientras esperas (2019), en línea similar, regresan con cambio de alineación (Amezcua ya no está; permanecen Sánchez y Neyra) y nuevo disco: Sentimiento Mundial.

Como buenos oriundos de la frontera norte, tienen la claridad rutera de los grupos under gabachos, así que la mayoría de sus shows son en Estados Unidos y varios países de Europa. No es de extrañar que terminen teniendo colaboraciones de ultramar, con senda producción desde allá: para este viajado álbum, contaron con la dirección tras consolas de Syd Kemp, así como con Callum Brown en batería (de la banda Ulrika Spacek) y la maravillosa guitarrista y cantante del vaporoso grupo Vanishing Twin, Cathy Lucas.

Aquí, el sonido pasó de ser menos ambiental, menos kraut, a más ruidoso y noventero, en el sentido de las guitarras batidas en combinación con voces suaves y frágiles; las texturas de teclados y pedales análogos inundan el paisaje audible, entre taciturno y bucólico, menos contemplativo que en su primer trabajo y más apesadumbrado, expresado a través de más voces que antes, que eran prácticamente instrumentales, desde la garganta de Estrella del Sol, la cual a ratos propone experimentales disonancias. Totalmente en español, usa el canto más como una herramienta armónica que como una expresión literal, pues de manera intencional se halla borroso y expandido, fantasmal. El llamado a la hipnosis permanece, pero ya no desde la repetición rítmica, sino desde la atinada conjunción tímbrica, las capas de sonido envolvente, las élficas voces, el contraste de fragmentos suaves versus álgidos en un mismo track, las guitarras galopantes con reverberación y profuso feedback, en constantes guiños a bandas como la británica Slowdive.

En apariencia sencillo, es un disco que mientras más se oye, más revela sorpresas. Una pieza difícil de encasillar, que juega a ser diente de león vuelto dream-pop de caramelo, que en cuanto sopla el viento asoma fieras garras noise que flotan y se expanden. Mint Field sigue siendo una feliz y arriesgada promesa que va cumpliendo expectativas, y perfila para seguir ofreciendo sonidos retadores y placenteros.

Para constatar tal magia, con medidas de sanidad actuarán el 14 de noviembre en Sangriento (Aquiles Serdán 106, colonia Ángel Zimbrón); 19 horas, $300 (incluye mercancía y consumo); cupo limitado a 30 personas.

Dos mitos subterráneos

1. El 29 de octubre dejó de latir el corazón de Juan Carlos González, mejor conocido como Mateo Lafontaine, a los 58 años, pionero de la música electrónica en México en los años 80. Sus proyectos más conocidos fueron María Bonita y sobre todo Década 2, al lado de Carlos García, una fusión entre EBM, techno, industrial y synth-pop, inédita entonces. Discípulo del ilustre Jesús Bojalil, alias El Capitán Pijama, también precursor del synth-punk al lado de Illy Bleeding de Size, aficionado a la maquinaria analógica y digital, poseía un arsenal de ensueño, que conjuntaba con un agudo talento para el diseño y la publicidad. Memorable fue el paso de Década 2 por el Ángela Peralta con Front 242 en 1991 y por el programa Éxtasis 1-01, que aquél y García hacían en Rock 101. El proyecto se mantuvo inactivo por años, salvo reapariciones recientes en el Bosque Sonoro del Museo de Arte Moderno y el festival CTRL 2018. Interesante es su blog www.mateolafontaine.wordpress.com, donde narra memorias de los años 80. No se reveló la causa de su muerte, pero su hermano Mario Lafontaine estuvo publicando que sufría complicaciones de una enfermedad que le aquejaba desde hacía años. Una pena.

2. A inicios de los años 90, Teresa Terán López, o Tere Farfisa, gustaba de traer a vender a México discos de electrónica oscura. Pero fue al lado de su pareja Ernesto Fuzz Martínez, que forjó el mítico sello Dark Zone / Fuzz on!, para traer a México a bandas de garage y psychobilly que nadie más habría podido, como Lords of Altamont, The Fuzztones, The Cynics, The Mono Men, Gore Gore Girls. Asimismo, ideó el concepto de Las Ultrasónicas: reclutó a sus integrantes, además de darles forma musical, ser la tecladista y primera mánager. Aunque luego las Ultras se independizaron de ella, Tere siguió con Los Mustang 66 y como productora de sendos festivales, en activo hasta hace un año. Mas el cáncer acabó con su vida el 4 de noviembre. Queda su legado. Descansen en paz.

Twitter: patipenaloza