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México SA

FMI, ciego y desmemoriado // Pandemia y muchísimo más // Cuatro décadas neoliberales

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arece que el Fondo Monetario Internacional (FMI) despertó de su letargo o simplemente cambio de lentes para observar la realidad, porque sólo hasta ahora se dio cuenta de que el ingreso de la mayoría de los mexicanos se ha visto muy afectado, aunque este hecho –según él– exclusivamente es atribuible a la pandemia y sus efectos económico-laborales.

A saber dónde estaban sus analistas y observadores, porque si algo caracterizó al modelo neoliberal imperante en México durante casi cuatro décadas fue, precisamente, la permanente precarización del ingreso de la mayoría de los mexicanos, el cual –en picada a lo largo de 40 años– llegó a niveles de mera sobrevivencia o, si se prefiere, de perpetuación de la pobreza en el país.

Pero bueno, ahora, como si fuera novedad, el organismo financiero internacional registra que “México se ha visto muy afectado por la pandemia de Covid-19, al grado que la pobreza laboral –ingreso insuficiente para los satisfactores básicos– pasó de 36 por ciento a 48 por ciento de la población” y recomendó poner en marcha un sistema nacional de seguro por desempleo. Y en el mismo tenor, exhortó a las autoridades mexicanas a abordar contundentemente la informalidad del mercado laboral ( La Jornada, Dora Villanueva).

¡Qué hallazgo!, pero ¿cuál fue una de las características económico-sociales del modelo neoliberal, impulsado por organismos como el FMI? La privatización de las ganancias y la socialización de las pérdidas, el abatimiento de los salarios y la consecuente depauperación de los trabajadores; por un lado la brutal concentración del ingreso y la riqueza, y, por el otro, la fábrica de pobres en cantidades industriales. Ello –según presumían los tecnócratas–, con el objetivo de aumentar la competitividad mexicana, inserta en la economía global. Y en el discurso presumían el incremento sostenido de la clase media.

Pues bien, esa competitividad enriqueció a unos cuantos, promovió la corrupción y depauperó a millones y millones que cada día tuvieron menor cupo en la economía formal, siempre con el visto bueno y las alabanzas del mismo FMI, que hoy se dice sorprendido, porque nuestro país se ha visto muy afectado. Al mismo tiempo, la política gubernamental y las reformas estructurales promovidas por el fondo, condenaron a buena parte de los mexicanos a sobrevivir en la informalidad o emigrar.

Hoy se pagan las consecuencias, pero el organismo internacional no registró el brutal impacto social del modelo neoliberal. Tampoco, que el salario mínimo de México es el menor de América Latina, ni que más de la mitad (56 por ciento, al cierre del primer trimestre de 2020) de los mexicanos en edad y condición de laborar sobrevive en la informalidad. Entre la comunidad de naciones, la nuestra se mantiene como una de las más desiguales, pero no de ahora, sino desde hace muchísimos años antes de la pandemia.

Para no ir más atrás y documentar al siempre optimista FMI, vale recordar que en su informe Diez años de medición de la pobreza en México, avances y retos en política social (2008-2018), el Coneval advirtió que sólo en esa década (con Calderón y Peña Nieto en Los Pinos) el número de mexicanos con ingreso inferior a la línea de pobreza –aquellos que no tienen con qué adquirir las canastas alimentaria y no alimentaria– aumentó de 54.7 millones a 61.1 millones. De igual forma, 71.7 millones carecían de acceso a la seguridad social y 25.5 millones no tenían con qué alimentarse; el porcentaje de personas en pobreza aumentó en mil 64 municipios, en tanto que en mil 185 de ellos creció el número de personas en situación de pobreza. Y ello se registró mucho antes del Covid-19.

Entonces, la pandemia, sí, pero hay muchísimo más que considerar antes de sorprenderse por lo mal que está México.

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