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En bares, los asistentes y dueños omiten las medidas sanitarias
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▲ Sin la distancia recomendada ni cumplir con el aforo señalado, muchas cantinas están abiertas.Foto Pablo Ramos
 
Periódico La Jornada
Domingo 25 de octubre de 2020, p. 23

Juntos, codo a codo y espalda con espalda en pequeñas mesas, se puede ver a los clientes de bares y cantinas que ahora son restaurantes hasta las 11 de la noche en la Ciudad de México. La pandemia por Covid-19 pareciera no existir en estos negocios, donde la presencia de parroquianos va en aumento y supera, por mucho, la recomendación de sólo utilizar 30 por ciento de su aforo.

Están de fiesta y les permiten retirarse el cubrebocas porque beben y comen, aseguró el mesero de una cervecería por el rumbo de Acoxpa. El joven justificó la cercanía entre los clientes porque llegaron juntos, pero omite hablar del reducido espacio que hay entre cada mesa.

La transmisión de coronavirus ha repuntado en la capital y con ello ha aumentado el número de enfermos; pese a eso, en los establecimientos La Lolita y Criminal Wings, ubicados en la calzada Acoxpa, entra y sale gente sin medidas de prevención.

Nadie pide que usen gel, tampoco que se pongan la mascarilla al levantarse de la mesa, comentó Rodrigo Olguín, quien para demostrar que se protege saca de una bolsa un cubrebocas.

Las aceras están llenas de automóviles y eso también dificulta el libre paso para guardar la sana distancia. Además, cada que entran y salen del Criminal Wings por el reducido pasillo es inevitable toparse de frente con otros clientes o con el personal que resguarda la entrada.

En los bares la gente canta, habla y grita sus anécdotas. Se abrazan, disfrutan y beben, como se pudo ver en el Seven Sins, otro negocio ubicado sobre el Eje 6 Sur e Isabel la Católica, alcaldía Benito Juárez, el cual no cuenta con ventilación.

A las 10 de la noche del viernes los negocios del centro de Coyoacán y Zona Rosa estaban llenos. Sobre la calle el transitar de personas y el bullicio de los establecimientos permitían identificar la zona de bares y cantinas, donde pareciera que no hay temor al contagio, más bien es por un poco de olvido, comentó Martín Hurtado, un asistente.

El joven manifestó que el trabajo en casa es más pesado que en la oficina y salir a tomar una copa resulta muy reconfortante, quienes lo hacemos debemos tener claro que el coronavirus está aquí afuera y nos puede tocar.

Apenas unos minutos antes de las 11 de la noche los meseros desocupan los envases de licores y cervezas para empezar con el cierre. Los clientes, a pesar de que está prohibido consumir alcohol en la vía pública, se les ve caminar por la calle con vaso en mano, la típica caminera.