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Documental refleja el amor inesperado entre dos ex monjas
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▲ La pareja formada por Marita Radovanovic (izquierda) y Fanika Feric en el festival de Zagreb.Foto Afp
 
Periódico La Jornada
Jueves 15 de octubre de 2020, p. 7

Zagreb. Marita era monja en una isla croata cuando conoció a Fani, la religiosa que acabaría convirtiéndose en su gran amor. Simplemente, escuché a mi corazón, explica la mujer, que dejó la Iglesia católica, como su amiga.

Su vida inspiró un documental que fue presentado en el festival internacional de cine ZagrebDox, donde logró el premio del público.

Es la historia de un amor inesperado e inusual, pero me concentré más en el tema de la libertad individual, explicó a Afp la directora Ivana Marinic Kragic.

Nun of your business, cuyo título en inglés juega con la palabra nun (monja) y la expresión None of your business (no es asunto tuyo), cuenta la vida de las dos mujeres, desde su infancia en lugares remotos de Croacia hasta su decisión de ordenarse y su historia, que empezó hace 10 años.

Discapacidad y perversión

Ellas encontraron la fuerza de luchar por su amor, algo que en general no está aceptado en nuestra sociedad, agregó la directora. Además, explicó que no quería provocar, sino suscitar empatía en una sociedad conservadora, donde las personas LGTB son víctimas de discriminación y la influyente Iglesia católica considera la homosexualidad como discapacidad y perversión.

Marita Radovanovic conoció a Fanica Feric, Fani, en el seminario. La amistad que se forjó al principio se convertiría en relación romántica varios años después, cuando Marita ya había abandonado la Iglesia.

Fue en el convento donde Marita, de 36 años en la actualidad, fue consciente por primera vez de su homosexualidad y sostuvo su primera relación con una mujer.

Fani, de 40 años, siempre supo que era lesbiana, pero tenía miedo de decirlo en su pequeño pueblo del este de Croacia. Según cuenta, se sintió atraída por la vida religiosa al oír cantar a unas monjas y a unos niños en un coro. A los 23 años se hizo monja. No pensé en el lugar al que iba. En un convento hay muchas mujeres, comenta, sonriendo.

Marita se dio cuenta de que la comunidad religiosa no estaba exenta del acoso y de las mezquindades humanas.

“Antes, lo idealizaba todo pero me di cuenta de que el marco de la Iglesia no me convenía. La consigna de mi orden era Veritas. Al cabo de un tiempo, decidí ser honesta conmigo misma y con Dios, que es amor”.

Es difícil cuando no encajas porque eres diferente, sostiene Fani. “Para los católicos, la homosexualidad es un pecado importante. Yo rezaba a Dios para que me curara de mi enfermedad. Después me di cuenta de que si Dios me había hecho así, no había nada que curar”.

Ambas mujeres empezaron a hablar regularmente por teléfono después de que Marita colgó los hábitos para estudiar en Split, en 2009.

Pensaba en ella más que en la Biblia, bromea Fani, que entonces vivía en Zagreb. Después de una visita fatídica de Marita, Fani le pidió al convento unos cuantos días para reflexionar.

“De joven, cuando veía una estrella fugaz, me decía siempre: ‘Dios, por favor, envíame a alguien como yo’. Ahora ella estaba ahí, así que abandoné el convento”.

La directora Ivana Marinic Kragic tardó siete años en grabar su filme. Tuvo que ganarse la confianza de las dos mujeres.

Tras haber pasado varios años en Zagreb, una trabaja en el sector turístico y otra en restauración. Viven en Korcula, donde la familia de Marita las aceptó como son.