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Jazz

Leo Muñiz, Cuchillo (1935-2020)

E

n agosto de 2011 Leo Muñiz y yo platicábamos a un costado del Palacio de Bellas Artes, cigarro en mano, esperando que iniciara la conferencia de prensa en la que se anunciaría la segunda entrega de reconocimientos a los Pioneros del Jazz en México y los nombres de los 10 músicos seleccionados para este homenaje.

Entre una extensa lista de posibilidades, habíamos elegido a este maestro de la trompeta como uno de los músicos más importantes en la historia de nuestro jazz y él lo tomaba con una asombrosa naturalidad, sin fatuidad alguna ni jactancias de aparador. Cuchillo sabía que su gigantesca trayectoria bien merecía un reconocimiento. Y pues qué bueno. Muchas gracias.

Leo Muñiz falleció el pasado 28 de septiembre a causa de una úlcera en el estómago.

“Mi papá murió por una negligencia médica –comenta su hija Marianela–. De repente empezó a sangrar mucho y lo llevamos al Seguro Social; ahí nos dijeron que tenía unas várices en el estómago y nos lo dieron de alta con siete de hemoglobina, cuando tenía que haber sido con 12 o 13. Le iban a poner una transfusión que no le pusieron y entonces él mismo me pidió que lo sacáramos de ahí, porque estaba sufriendo maltrato. Cuando llegamos a casa ya no hubo forma de levantarle la hemoglobina; una especialista del Politécnico le mandó inyecciones de hierro, pero ya fue imposible. Falleció, se quedó helado.”

Leodegario Muñiz Herrera nació el 2 de octubre de 1935 en San Felipe, Guanajuato. A los cinco años empezó a tocar el saxofón, pero pronto lo cambió por una trompeta que le hizo su papá, violinista y fabricante de instrumentos de aliento en San Felipe. En 1942 murió su papá y la familia se mudó a Guanajuato capital, donde, cuatro años después, se integró como trompetista de la Orquesta de las Fuerzas del Estado junto con su hermano Lázaro (también trompetista).

A los 16 años se mudó al Distrito Federal e inició una larga carrera como trompetista en las principales orquestas de la ciudad: Pablo Beltrán Ruiz, Juan García Esquivel, Ismael Díaz, Mario Ruiz Armengol, Luis Arcaraz y un largo etcétera. En 1953 se fue a Ciudad Juárez con la orquesta de Cuco Valtierra y ahí lo escucharon los célebres Woody Herman y Harry James, que de inmediato compraron su contrato a Valtierra y se lo llevaron a Nueva York.

Resultaría imposible sintetizar una carrera tan extensa en una sola columna. Baste mencionar que sólo en sus andares internacionales, Cuchillo tocó con músicos de la talla de Stan Kenton, Maynard Ferguson, René Tousset, Tito Puente, Quincy Jones, Xavier Cugat, Count Basie, Chico O’Farrill, Eddie Palmieri, Pérez Prado y una veintena más.

En 1962 regresó a México y, en el terreno del jazz, tocó con Leo Acosta, Mario Patrón, Arturo Valtierra, Tino Contreras, Enrique Nery, Carlos Tercero. Pero, además, fue solicitado para acompañar a cantantes como Roger Williams, Elena Burke, Marco Antonio Muñiz, Angélica María, Enrique Guzmán, César Costa, Yuri, Raphael, etcétera.

Curiosamente, en su haber sólo existe un disco elepé, Los cuchillos, grabado junto con su hermano Lázaro a principios de los años 70.

Carlos Tercero, uno de los personajes más cercanos a Cuchillo (tocó en la orquesta de Carlos por 33 años) comentó: “Cuchillo es el mejor ejemplo de lo que puede lograr un músico mexicano. Siempre fue reconocido por todos como el único trompetista mexicano que ha tocado con las mejores orquestas de jazz de Estados Unidos y del mundo. Era humilde, sencillo, locuaz, risueño, excepcionalmente talentoso y con un interés extremo por el estudio y la enseñanza de la música de jazz”.

Fui testigo cuando, en una corrida de toros, Cuchillo interpretaba el solo de trompeta del pasodoble La virgen de la Macarena. El torero Alberto Ortega estaba comenzando la lidia con la muleta cuando de repente se detuvo, dio dos pasos atrás y volteando hacia la orquesta, señaló a Cuchillo y gritó a voz en cuello: ¡Ahí está el arte!

Marianela finalizó: “Mi infancia estuvo llena de música; mi papá nos decía a mi hermana y a mí que cerráramos los ojos y nos ponía sonido 13; yo pensaba que todos los niños vivían igual. Además de los jazzistas, a la casa llegaban artistas como Gualberto Castro, José José, Raphael, mucha gente.

“Le empezaron a decir Cuchillo porque él tocaba tan alto, lograba unas notas tan altas, que cortaba. Le decían que cortaba el aire y que era como un cuchillo; no cualquiera podía alcanzar esas notas, de ahí el sobrenombre.”