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Blanco: fiscal de Morelos es quien debe informar del crimen de Samir
Corresponsal
Periódico La Jornada
Jueves 1º de octubre de 2020, p. 10

Cuernavaca, Mor., Uriel Carmona Gándara, titular de la Fiscalía General de Morelos tiene que responder quién o quiénes mataron a Samir Flores Soberanes el 20 de febrero de 2019, respondió el gobernador Cuauhtémoc Blanco ante las preguntas del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra y el Agua.

En entrevista colectiva en la zona oriente, el mandatario reiteró que el fiscal debe informar el avance de las investigaciones sobre el asesinato del opositor al Proyecto Integral Morelos (PIM), ocurrido fuera de su casa en Amilcingo, y que a más de un año y siete meses, la fiscalía no ha esclarecido.

Hay que preguntárselo al fiscal, él es quien tiene que estar en las investigaciones, que trabaje, porque ya tiene mucho tiempo, llevamos más de un año y no se ha visto avance, dijo el gobernador ante la pregunta de una reportera que le pedía revelar el nombre del asesino o asesinos de Samir.

Además del esclarecimiento del caso, Blanco volvió a exigir al fiscal general que se ponga a trabajar, esclarezca y haga justicia a cientos de asesinatos que han ocurrido en esta entidad y que, como el de Samir, siguen impunes.

En un desplegado publicado el pasado lunes, la agrupación con presencia en Morelos Puebla y Tlaxcala preguntó ¿quién mató a Samir, señor gobernador? ¿Por qué el fiscal de Justicia tiene miedo?

Las preguntas de los compañeros del activista fueron porque Blanco dijo el pasado 24 de septiembre que el titular de la fiscalía, Uriel Carmona Gándara, sabe quién asesinó al opositor al PIM, pero no quiere revelarlo porque tiene miedo.

Ante esto, los integrantes de esa agrupación pidieron que el Congreso local cite a comparecer a Carmona Gándara para que responda por qué, sabiendo quién o quiénes lo mataron, este crimen sigue impune.

Para los pueblos que luchan contra la implantación del PIM –que consta de dos termoeléctricas, un acueducto y un gasoducto–, el asesinato de Samir es una herida abierta no sólo en la comunidad de Amilcingo, sino en el estado de Morelos, así como en miles de personas de México y el mundo que ven con indignación la impunidad de su asesinato y cómo las amenazas de muerte se incrementan.