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Ciudad perdida

Quién financia a grupos anarcos?

P

arecería muy fácil decir que María Beatriz Gasca Acevedo, calificada de nicefresa le dicen otros–, fuera despedida de su trabajo en GINgroup, una de las empresas más fuertes del país por sus inclinaciones ideológicas.

Más bien, fue desenmascarada en una acción política contundente de la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, quien identificó a la mano que mece la cuna, Raúl Beyruti, más que al jefe de Bea Gasca –como le gusta que le llamen–, su cómplice.

Bea, autora de un muuuy interesante artículo titulado Lo que aprendí al no nacer rubia. Un ensayo sobre el malinchismo, era, hasta ayer, la vicepresidenta de Responsabilidad Social y Recursos Humanos de la empresa que capitanea Beyruti y que en dos frentes está en plena guerra contra la 4T. Uno por el lado de las empresas outsourcing, cuyo funcionamiento busca ser reglamentado por ley, y el otro por los posibles hechos ilegales cometidos por las empresas factureras parte del consorcio GIN.

El despido, o la renuncia, de Bea es más que nada un reflejo inmediato de autodefensa al que recurrió el empresario –quien supuestamente ha evadido impuestos por 324 mil millones de pesos y no ha pagado al IMSS otros 21 mil–, aunque el recurso no sea nada novedoso.

A finales de agosto, 17 personas que laboraron para el grupo GIN dirigieron una carta al presidente López Obrador para denunciar los tejes y manejes de Beyruti al ser despedidos –la mayoría periodistas– en condiciones aparentemente ilegales.

Las condiciones de las outsourcing que evaden, según cifras recientes, hasta 500 mil millones de pesos al año, se han tratado de modificar por ley desde el Senado, pero ahí la mano de Ricardo ( chucho) Monreal ha impedido que se haga justicia a más de siete millones de trabajadores a los que se han conculcado sus derechos, como el de la pensión.

Por el lado de las empresas factureras, las instancias de gobierno ya investigan las anomalías, las ilegalidades que se pudieron haber cometido desde el consorcio de Beyruti; es decir, aunque no se sabe cuánto más pueda impedir chucho Monreal que se discuta la ley en contra de las empresas outsourcing, los golpes en contra de la firma que factura al año por ahí de 340 mil millones de pesos, y que se niega a ser regularizada, parecen haber sostenido muchos ataques en contra del gobierno de la 4T.

Así las cosas, parece que, por fin, ya sabemos de dónde salen los recursos que mantienen beligerantes a los grupos anarquistas que asuelan algunas de las principales calles del Centro Histórico de la ciudad.

Por lo que hace a Bea, seguramente ella será el motivo para que las mujeres de negro vayan hasta las oficinas del grupo GIN, allá en Lomas Verdes, a reclamar, a su modo, que una de sus aliadas, la que hacía recolección de víveres en Polanco para apoyar a las hermanas plantadas en la CNDH, haya sido despedida por esa causa.

Aunque, viéndolo bien, a lo mejor hasta eso manipulan.

De pasadita

Ya es hora de que las alcaldías, todas, empiecen a echarle un ojo a las calles de la ciudad que se están llenando de baches en todas sus versiones y tamaños.

Uno de los reclamos que más significaron en la ruptura de los gobiernos con sus gobernados fue el poco caso que se hacía a los reclamos constantes sobre la situación de las calles, que nadie atendía.

Se dice que el problema está en el clima, en las condiciones de este tiempo de lluvias que debilita el asfalto, pero hay técnicos que aseguran que la mala calidad del material que se usa en las calles no es culpa de los compuestos con que se fabrica la cinta asfáltica, sino de la corrupción. Urge tapar ese hoyo.

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