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4T en la construcción del futuro
A

demás de la bien cuidada gestión mexicana contra el Covid-19, la visión humanista de la 4T debe, en estos días de emergencia climática, centrar la atención en las fuentes capitalogénicas de las atípicas inundaciones que recién castigaron a la población de la CDMX, entre otros eventos climáticos en el país. Además de fenómenos locales son síntomas del deterioro climático, aumentando su frecuencia e intensidad por la ausencia de regulación de los gases de efecto invernadero, detectándose en el Ártico señas de arribo a un punto de quiebre, el umbral de un nuevo clima ártico y probablemente de la Antártida. Ambas áreas cruciales para tomar el pulso climático del orbe. Sobre el Ártico, así lo indican Laura Landrum y Marika Holland, del Centro Nacional de Investigación Atmosférica en Colorado, EU, publicado la semana pasada en Nature Climate Change.

Las autoras analizaron modelos climáticos con especial atención a los cambios en trayectorias ambientales del Ártico que los científicos consideran que están presentes en el peor escenario para los próximos 100 años. ¿Su característica? un persistente veto a toda regulación de los gases de efecto invernadero (GEI) (dióxido de carbono CO2, metano CH4, entre otros) lo que precipita mayor deterioro bioclimático y ecológico. El apoyo y subsidio de Trump al carbón, gas y petróleo se da en medio de una emergencia que se anuncia desde los polos y océanos en temperaturas más altas y mayor intensidad, magnitud y frecuencia de eventos como los incendios, sea en California, Oregón, Washington, la Amazonia o la selvas del África central y Australia. Trump fue más allá: liberó al poderoso metano que Obama osó regular.

Por lo que vuelvo a preguntar, como en 2016 cuando ya se gestionaba la candidatura de Donald Trump a la presidencia de EU, lo que ya parecía una ominosa e irresponsable selección del partido republicano por tratarse de un negacionista de algo enorme y de urgente contención, bien captado y advertido en lo catastrófico por la comunidad científica de EU y el mundo: ¿Quiénes son los sectores, clases y firmas que están en la base del colapso climático capitalogénico (CCC) en curso? La pregunta hoy sería sobre quiénes ganan con el retraso de 28 años en la regulación de las emisiones de GEI, que según el consenso científico articulado por el Panel intergubernamental sobre cambio climático de la ONU, está en la base de la emergencia climática en curso?

Es un retraso que es contado a partir del histórico discurso de Fidel Castro ante la Conferencia de la ONU sobre Medio Ambiente y Desarrollo en Río de Janeiro 1992 ( Cubadebate. 12 de junio 1992). En ese momento, después de indicar que la humanidad como importante especie biológica está en riesgo de desaparecer por la rápida y progresiva liquidación de sus condiciones naturales de vida, consideró necesario señalar que las sociedades de consumo son las responsables fundamentales de la atroz destrucción del medio ambiente. Ellas nacieron de las antiguas metrópolis coloniales y de políticas imperiales que, a su vez, engendraron el atraso y la pobreza que hoy azotan a la inmensa mayoría de la humanidad. Con sólo 20 por ciento de la población mundial, ellas consumen las dos terceras partes de los metales y las tres cuartas partes de la energía que se produce en el mundo. Han envenenado los mares y ríos, han contaminado el aire, han debilitado y perforado la capa de ozono, han saturado la atmósfera de gases que alteran las condiciones climáticas con efectos catastróficos que ya empezamos a padecer.

Estudios de Richard Heede ( Climatic Change, enero, 2014); Robert Brulle ( Climatic Change, enero 2013), Justin Farrell (Academia Nacional de Ciencias, mayo 2015) y Tim Gore (Oxfam, 2015) ayudan a dilucidar lo que para una abrumadora mayoría (97 por ciento) de la comunidad científica del mundo es, junto a una guerra nuclear y las pandemias, el riesgo jamás afrontado por la humanidad y la biota global. No es difícil percibir, como lo indica la ciencia contemporánea, que el veloz deterioro climático se vincula al sistema económico-social capitalista y en gran medida al motor de combustión interna. De esa totalidad emanan los GEI, un asunto tratado de manera inicial desde estas páginas ( La Jornada, marzo 3, 17 y 31, 2016) cuya sociología y economía merece atención en Sociología política del colapso climático (CEIICH-UNAM, 2019, en línea).

Para un análisis de las fuerzas socio-económicas y políticas detrás del CCC, consultar Naomi Kline Esto lo Cambia todo, Paidós, Barcelona, 2015, un gran texto bien articulado y sólido sobre el vínculo entre el capitalismo y el CCC. Richad Brulle en Institucionalizar la Demora, Climate Change, 2014 Nº 122 (4) revisa la creación y apoyo a entes conservadores para retrasar la regulación de los GEI sin importar el colapso climático o el deshielo de polos y glaciares.(continuará)

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