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Pogacar no es ningún monstruo, sólo un joven talentoso, dice

Cada año, durante el Tour de Francia, la mente y el cuerpo de Raúl Alcalá reviven la epopeya
 
Periódico La Jornada
Jueves 24 de septiembre de 2020, p. a12

El Tour de Francia es una epopeya. Cada año renacen los héroes y los villanos para alcanzar la gloria o caer derrotados en la carrera más grande del ciclismo. Durante tres semanas, casi 3 mil 500 kilómetros repartidos en 21 etapas, se ponen a prueba los cuerpos y mentes de los competidores donde no sólo hace falta la fuerza física, sino también cerebral para sobreponerse al sufrimiento.

Raúl Alcalá, el primer mexicano que participó en la vuelta francesa, y el único que ganó un par de etapas, revive ese fuego interno que vivió en las décadas de los 80 y 90, en los que compitió con la élite. Algo hasta ahora irrepetible en el ciclismo de este país.

A los 56 años, Alcalá no sólo evoca con la memoria. También el cuerpo tiene sus recuerdos, afirma. La adrenalina que disparaba su cerebro con la primera pedaleada; el dolor y la fatiga que acompañaban todo el día y la noche al competidor con la amenaza de quebrarlo en el momento menos esperado.

El trabajo mental es extenuante en una carrera larga, dice Alcalá unos días después de que culminó una edición rara del Tour de Francia 2020, pospuesto unos meses y en medio de una burbuja por el riesgo de la pandemia de coronavirus.

Uno batalla con los pensamientos para convencerse de que podemos con el dolor y el cansancio, recuerda el ex ciclista; pero el cuerpo no se traga esa mentira. Te acecha porque ahí está. No lo ves, lo sientes y no sabes cuándo, pero de pronto te asalta. Yo padecía por el día 14 o 15 de la carrera, reconocía la fatiga, pero tenía que seguir en la pelea. Algunos lo logran, otros empiezan a quebrarse.

Episodios épicos con desafíos asombrosos

Los episodios más épicos son aquellos que representan desafíos asombrosos. Los pasos en las montañas, donde los competidores deben luchar contra la fuerza de la gravedad y la naturaleza, han sido escenarios de leyendas. Los grandes pedalistas en las alturas se llaman con justicia escaladores. Y entre ellos, los mejores son quienes tienen el poder muscular y el dominio mental sobre el sufrimiento.

Desde el inicio sabes si traes con qué competir, recuerda Alcalá, un buen escalador quien ganó una etapa de ascenso en el Tour; puedes ver bien a un ciclista, pero en unas horas observarlo perder lo que tenía. Sicológicamente flaqueas o el cuerpo deja de responder, de sentirse.

Apenas un par de días de descanso en la carrera. Eso es un decir –aclara Alcalá–, porque no se puede relajar el cuerpo, perder el ritmo de la competencia. Esas pausas sólo alcanzan para afinar estrategias, reponer un poco las energías tras las crueles jornadas sobre la bicicleta.

Alcalá rememora de forma risueña que en la etapa final, cuando el ganador en la clasificación ya está definido, y la carrera por las calles de París resulta más un desfile que una competencia, los sentidos ya delatan el nivel de estragos físicos y mentales con el que culmina la extenuante competencia.

Recuerdo el paso por los Campos Elíseos y el olor irresistible de las hamburguesas del McDonalds, comenta divertido.

Este 2020, el héroe fue un jovencito inesperado en vísperas de cumplir 22 años. El esloveno Tadej Pogacar conquistó la vuelta en su primera aparición. Fue una carrera extraña, pues los ciclistas no pudieron prepararse como suelen hacerlo por las medidas de contingencia. Por esa razón, Alcalá asegura que el nuevo ganador no es ningún monstruo de la naturaleza. Es un chico talentoso, que deberá probarse en condiciones normales.

El año pasado se dijo lo mismo del colombiano Egan Bernal y hoy abandonó. Veremos si Pogacar tiene para hacer época, finaliza.