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Alberto Escudero, fundador del Movimiento Popular de Durango
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l 2 de septiembre, en la ciudad de Durango, murió Alberto Escudero, El Güero. La muerte llegó sin aviso, haciendo una de las jugadas que suele ejercer demostrando su absoluto e inapelable dominio. Alberto sufría de presión alta, pero la tenía controlada. La noche del martes se acostó normalmente y después de leer un rato, como lo hacía cotidianamente, se durmió antes de la media noche, quizá pensando en sus cuatro hijos a los que adoraba, tal vez haciendo cuentas de los quehaceres más apremiantes del día siguiente, porque siempre tenía tareas pendientes para el otro día. Siempre fue bueno para soñar dormido, pero también despierto, toda su vida soñó que era posible remover la montaña. Ya no despertaste compañero y nos dejaste el misterio absoluto de tus últimos minutos, de tus últimas horas. ¿En qué laberintos circularon tus últimos sueños? ¿Hacia qué derroteros te condujeron los custodios de la noche? ¿Acaso recuperaste la conciencia en los últimos minutos a la hora del infarto?

Alberto Escudero estuvo entre los jóvenes politécnicos del movimiento estudiantil del 68, y después del regreso a clases como brigadista popular, en 1970, se integró al movimiento popular de Durango que exigía, entre otras cosas, rescatar el Cerro del Mercado en beneficio de la economía del estado. Durante varios meses los integrantes de aquella brigada intentaron infructuosamente construir un movimiento bajo la línea del pensamiento de Mao Tse Tung.

A principios de 1971 abandonaron Durango. Alberto Anaya, quien marcaba la dirección, salía a Monterrey, invitado por Agustín Acosta, iniciador del movimiento popular, quien ni se imaginaba que muy pronto le iban a comer el mandado. Días antes de que saliera Anaya lo conocí, platicamos, le pedí la dirección de El Güero en Aguascalientes, fui a visitarlo y semanas después regresó a Durango. Le había propuesto formar una colonia proletaria que sirviera como base de apoyo en toda la entidad. No sabíamos cómo empezar, pero Manuel Rosas, viejo militante del Partido Comunista, nos enseñó a trabajar en las vecindades que habían proliferado en el centro de la ciudad con la llegada de miles de campesinos migrantes de toda la entidad.

Éramos cuatro, después llegaron Ramón Durán, Neza, el Inge y otros compañeros con los que formamos una gran brigada. Visitábamos aproximadamente 250 vecindades. La gente nos escuchaba, pero al final nos hacía ver que su principal problema eran las elevadas cuotas del agua, así que abandonamos provisionalmente la idea de invadir latifundios urbanos. Cuando consideramos que estábamos preparados, convocamos el primer mitin en la plaza de armas reuniendo a más de mil de personas. Después de unas semanas se aceptó la demanda de cuota fija de 8.50 pesos por cada vecindad. Fue un gran triunfo porque había vecindades donde se cobraba hasta 50 pesos por cuarto.

Al iniciarse 1973, invadimos el antiguo campo aéreo, de donde nos sacó el Ejército. Después invadimos el latifundio de un estadunidense, también de ahí nos evacuaron. En abril de 1973 invadimos otro latifundio que se decía era del obispo López Aviña. Por tercera vez nos sacaron. Pero entonces nos instalamos en la Plaza de Armas, en campamento, hasta que el 3 de mayo en la madrugada la judicial acudió a los lugares donde vivían los principales organizadores. Secuestraron a 40 compañeros, los llevaron al Campo Militar y dos días después los desparramaron en distintos estados, a algunos los desnudaron y les hicieron un simulacro de fusilamiento, advirtiéndoles que si regresaban a Durango iba a ser de verdad.

Estos fueron los antecedentes de la colonia División del Norte que se fundó meses después y que luego dio origen al gran movimiento popular de Durango con la fundación de varias colonias que a la larga se convirtieron en bases de apoyo del PT en los mejores tiempos del salinismo. Después de los triunfos dela organización popular surgieron los arribistas, los políticos, y algunos de los compañeros que habían iniciado la lucha se sumaron.

Alberto Escudero nunca participó de la política de dos caras inventada por Alberto Anaya y Adolfo Orive. A finales de la década de los 70, formó la secundaria de la colonia y durante muchos años trasladó sus ideales a la formación de los jóvenes proletarios. Viajó a Cuba para preparase mejor, hizo maestría en educación y de regreso aplicó sus nuevos conocimientos en el Colegio de Ciencias y Humanidades de Durango.

Esto es sólo un esbozo parcial de su vida, de la trayectoria de Alberto Escudero, El Güero, quien si se lo hubiera propuesto se hubiera convertido en diputado, senador, vaya, hasta en dueño de algún partido, por ejemplo el PT; pero a él no lo sedujeron ni el poder del dinero ni el de la política, siempre se mantuvo en la línea del pueblo. Fue congruente hasta el final.

En caso de que haya despertado en sus últimos momentos, seguramente hizo un recuento fugaz de su vida, desu larga carrera persiguiendo la utopía por la que viven y mueren los verdaderos revolucionarios.

* Historiador, su libro más reciente es Villa bandolero