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América no puede con Toluca y permite empate 1-1 en el Azteca
 
Periódico La Jornada
Domingo 13 de septiembre de 2020, p. a27

América no pudo derrotar al Toluca y terminaron en empate 1-1, con lo que desperdició la oportunidad de separarse con amplitud de sus perseguidores en la cima del torneo Guardianes 2020. Los goles de Federico Viñas al 19 y el empate escarlata a los 28 por el joven Brandon Sartiaguin, en el duelo en el estadio Azteca.

En la fecha 10, Las Águilas llegaron a 20 puntos en la tabla, sólo uno más que Pumas y Cruz Azul, ambos con partidos hoy. Toluca se acomoda entre los 10 mejores del torneo con 13 puntos.

Llegaron como polos opuestos del torneo. América de buen ánimo después de tres victorias consecutivas, no sin problemas por momentos. Toluca urgido de una victoria después de tres derrotas consecutivas.

No contagiaban emociones, el juego de ambos parecía un lento tanteo, una estrategia un poco tacaña atenta a lo que hacía el rival para, en respuesta, buscar la táctica para acercarse al terreno más próspero.

Las Águilas consiguieron destrabar el encuentro y anotaron el primer gol de la noche. Una jugada a balón parado, un tiro libre que el portero Luis García alcanzó a desviar con la punta del pie. Para su desgracia, Federico Viñas llegó puntual, como si de una asistencia precisa se tratara, y sólo tuvo que empujar la pelota para marcar.

No hubo trastornos en el ritmo del partido. Un gol no parecía incomodar al Toluca ni provocar ambición en el América. Pero casi a la media hora del duelo, tras un córner despachado por Rubens Sambueza, el trazo cruzó el área sin que nadie pudiera impedir su trayectoria, para quedar a merced del joven Brandon Sartiaguin, quien se dio tiempo de recortar ante un defensa y fusilar. La pelota se le fue entre las piernas al arquero Memo Ochoa.

Un empate que le dolió al América, seguro también a su portero, abatido de la peor manera, y al entrenador Miguel Herrera, quien empezó a dar gritos molesto, por los descuidos y las concesiones que permitieron ese gol.

Con el descanso tuvieron oportunidad de reacomodar piezas. Y algo funcionó que el juego se tornó más vistoso. Las jugadas, entonces, se desarrollaban en las áreas de peligro, si no aumentaba el marcador era gracias a las intervenciones de los porteros y defensas.

La iniciativa quedó en los botines de los americanistas, con algunas evoluciones ofensivas, pero con dificultad para conectar entre los jugadores, sin poder aprovechar a Henry Martín que lucía más solo que nunca y sin explotar su potencial artillero. Por lo que fue necesario buscar otras opciones, como la larga distancia, que casi le sale a Leonardo Suárez, que obligó a intervenir a Luis García.

Los diablos estaban bien plantados al contragolpe. Pero ya no temerosos, sino realmente peligrosos para escapar ante cualquier concesión que dieran los de Coapa, ante la furia del Piojo Herrera, con gritos y reclamos a todos los puntos cardinales.