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Ver día anteriorSábado 12 de septiembre de 2020Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Zebedeo y la educación para el siglo XXI
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eguramente, ustedes han oído hablar de Zebedeo, este personaje bíblico sobre el cual existe una pregunta hecha por los integrantes de cada generación para reírse de la escasa capacidad de razonamiento que se atribuye a los niños y jóvenes de las generaciones siguientes, por lo que recientemente le hice a mi nieta la misma pregunta que en su tiempo me hizo uno de mis tíos: ¿cómo se llamaba el padre de los hijos de Zebedeo? Un par de segundos después me contestó de manera contundente: ¡Pues Zebedeo! Su ágil respuesta me dejó un poco turbado, por lo que pensé en hacerle la misma pregunta a un segundo nieto, mayor a ella. Su respuesta en este caso fue más rápida dejándome un tanto perplejo, pues en lugar de contestarme, sacó su celular y le transcribió la pregunta. Un momento más tarde me comentó: la pregunta tiene varias respuestas, pero me parece que la más indicada es que probablemente fuese el mismo Zebedeo; pero habría que constatarlo con una prueba de su ADN.

Es un hecho conocido que los niños y los jóvenes de hoy son capaces de utilizar las computadoras, las tabletas electrónicas y los celulares con mayor facilidad que los adultos, incluyendo a sus maestros; uno de los hechos que esto nos indica es el evidente retraso que ha mantenido el sistema educativo respecto a la tecnología, del cual maestros y autoridades educativas nos estamos haciendo conscientes de su importancia, gracias al contexto de la actual crisis sanitaria, causada por el coronavirus, obligándonos a repensar los cambios que son necesarios en la preparación y actualización continua, a la que deben tener acceso los maestros frente a grupo, como los que hoy están en proceso de formación.

Así, el gran reto que hoy enfrenta el sistema educativo es cómo lograr en el menor tiempo posible que los docentes sean capaces de dominar no sólo los conocimientos necesarios para poder comunicarse con sus estudiantes mediante las plataformas sincrónicas que hoy existen, sino también a utilizarlas en forma tal que les permita responder a las dudas de sus alumnos, y mantenerlos atentos, inmersos y emocionados en los temas expuestos, tal como lo pueden lograr en una clase presencial, o incluso con un nivel mayor, en virtud de las múltiples herramientas virtuales que hoy permiten la tecnología. Aunque esta idea ha podido ser expuesta en este párrafo, ella dista de ser trivial y constituye la esencia misma de la pedagogía.

Una opción que fue descuidada, seguramente por razones políticas durante los gobiernos anteriores, es llevar lo más pronto posible estos conocimientos y habilidades a las escuelas normales y universidades pedagógicas de todo el país, para que sean estas instituciones las líderes en el uso de las nuevas tecnologías, tomando en cuenta que sus estudiantes, al formar parte de las nuevas generaciones, no deberán tener mayores dificultades en sus procesos de aprendizaje relacionados con estos temas. Por ello, en el actual gobierno se ha corregido este error dando prioridad a estas instituciones en todos los proyectos de innovación educativa.

Un paso importante en este contexto es el que ha dado el secretario de Educación al iniciar el nuevo ciclo escolar a través de la televisión, como un primer avance tecnológico, aprovechando la experiencia lograda durante más de tres décadas con el programa de telesecundarias, con el cual se dio gran impulso a la educación en los lugares más apartados de nuestro país, avanzando después con los telebachilleratos que llevaron la educación media superior incluso a regiones de difícil acceso y con costos de operación reducidos respecto a los asignados a los otros sistemas de educación media superior. Desde luego, esta estrategia ha sido criticada –incluso con argumentos válidos, por parte de algunas organizaciones magisteriales– por integrantes de los partidos políticos hoy desplazados del poder, sin embargo, en ambos casos, parecen no entender que en este momento no existe alternativa alguna por tres razones muy fáciles de comprender.

La primera de ellas es el grado de cobertura de la televisión (más de 90 por ciento) de territorio nacional y más de 90 por ciento también de hogares que poseen al menos un televisor, la segunda es la escasa preparación ya mencionada, de buena parte de los maestros, para impartir clases a distancia de manera síncrona utilizando Internet; sin embargo, hoy en el sistema educativo nacional se prepara un proyecto orientado a sustituir gradualmente la televisión por las plataformas que operan en la web, en la medida que los maestros avancen en el aprendizaje necesario, para impartir clases a distancia en forma síncrona utilizando dichas plataformas, en las zonas que vayan incorporándose a la red nacional de Internet, siendo importante tomar en cuenta que la preparación de los docentes requerirá varios meses.

Sin lugar a dudas, este avance, de ser logrado, podría constituirse en una de las innovaciones más importantes del sistema educativo nacional, a condición de su aceptación por el gremio magisterial en su conjunto, siendo su principal obstáculo la brecha generacional que dificulta que los maestros y maestras de mayor edad puedan dominar la nueva tecnología de las plataformas digitales, para lo cual deberá pensarse en la generación de un nuevo tipo de plazas docentes, que permitiese con los maestros jóvenes hacerlos ayudantes de los más viejos, con el fin de apoyarles en las tareas de operación de las plataformas mencionadas, mientras éstos no se jubilen, para tomar después su lugar.

* Director del ILCE