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EU: elecciones y racismo policial
E

n Estados Unidos (EU) está ocurriendo algo nuevo y profundo, observó James Petras a mediados de junio desde CX36 Radio Centenario, en Montevideo, Uruguay. El notable sociólogo, quien junto con Henry Velmeyer nos ofrecen sólidos libros sobre el capitalismo extractivista y bien hilvanados ensayos ante la ofensiva ideológica del “globalismo pop“ bajo auspicio de las grandes corporaciones, hace notar que mientras los cuerpos policiales dedicados al cumplimiento de la ley en EU siguen matando-linchando a afroestadunidenses con impunidad, se han gestado grandes movilizaciones generalmente pacíficas y enérgicas como respuesta de que el pueblo no aguanta más. Y cuando la policía mata ahora hay siempre grandes brotes de protestas, que están forzando a la policía a cambiar su política, las finanzas, el reclutamiento y todo lo demás. Es un gran cambio que está en curso.

Bajo presión popular se da de baja a dirigentes policiales, incidiendo sobre la composición de reclutamiento en las escuelas de policías, enfatizó Petras significativamente: (E)so que está pasando en casi todos los Estados de la unión no es un cambio en incrementos, no es un cambio local, es nacional y está generalizando las demandas. Es algo que no hemos visto, ni en los años 60, ni anteriormente. Es algo nuevo y profundo. Tiene razón. Y eso incluye el tipo de relaciones viciadas y muy riesgosas en tiempos del nacionaltrumpismo entre sus cuerpos policiales y agrupaciones ultraderechistas, racistas y supremacistas. Es amenaza a la paz social y estabilidad político electoral de EU.

El fenómeno, bien detectado y calibrado, ya impacta al vasto electorado que estará manifestándose en la elección presidencial del 3 de noviembre de 2020, en la que, ante su desplome en las encuestas, ya Trump anticipa fraude, perfilándose un escenario post-electoral bastante complejo ya que ahora es necesario revisar al detalle el uso electorero de los asesinatos contra afroestadunidenses gestados a partir de vínculos de oficiales policiacos supuestamente a cargo del cumplimiento de la ley, con grupos de violencia racial criminal, de milicias armadas hasta los dientes, que operan desde plataformas policiales. Pero que ahora tienen su candidato desde una Casa Blanca que ve bien a neonazis y supremacistas blancos.

Desde hace algunos años y de diversas fuentes –incluyendo pesquisas de 2006 de la Oficina Federal de Investigaciones (FBI), durante el régimen Bush-Cheney– se detectaron vínculos de grupos supremacistas con agentes policiales en una docena de Estados. En un texto de Michael German, ex agente especial de la FBI e integrante del Instituto de Justicia Brennan de la Facultad de Derecho de la Universidad de Nueva York (ver: The report) bajo el título de Oculto a plena vista: racismo, supremacía blanca y extrema derecha en los cuerpos policiales para el cumplimiento de la ley, se plantea que la respuesta gubernamental a las conocidas conexiones entre los oficiales de policía para el cumplimiento de la ley, con militancias de extrema derecha, racistas y violentas, ha sorprendido por su insuficiencia. (Idem).

Llamativo por lo de conocidas conexiones y parco por lo de insuficiente este importante texto de German es de lo más relevante teniendo en cuenta la gran cantidad de sucesos de alta violencia, abrumadoramente protagonizados por grupos ultraderechistas de EU que, se presume, actúan bajo status policial. En 2017 la FBI informó que supremacistas blancos eran una persistente amenaza de violencia letal, que ha generado más víctimas fatales que cualquier otra categoría de terrorismo doméstico desde 2000, por lo que alarma saber que documentos internos de la FBI también advirtieron que “agentes asignados a varios casos de terrorismo en que supremacistas blancos y grupos de vigilantes antigubernamentales, milicias, que han sido investigados mantienen vínculos activos con oficiales de la policía estipulándose, además, que los lazos entre oficiales de la policía y las milicias de grupos de supremacistas blancos han sido detectadas en Alabama, California, Connecticut, Florida, Illinois, Luisiana, Michigan, Nebraska, Oklahoma, Oregon, Texas, Virginia, Washington y West Virginia.

Coda: dado que poco después del brutal asesinato de George Floyd, un policía lanzó una ráfaga de siete balas a la espalda de un afroestadunidense en presencia de sus hijos, inclúyase también a Wisconsin Estado clave ( swing state) en el Colegio Electoral. La infiltración de las policías es asunto muy grave por su mezcla con el proceso electoral en curso entre Trump y Biden. ¿Se azuza violencia vía linchamientos para ganarle votos a la ley y el orden de Trump?

Lo que está en juego con la relección de un negacionista climático y racista en la Casa Blanca es inmenso: en juego la biosfera y la humanidad. Cuatro años más de Trump serían catastróficos.

Todo pende de un hilo, a plena vista.

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