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Relata Vargas Llosa el shock que significó conocer a Jorge Luis Borges

El autor peruano-español ofreció una charla en el Hay Festival Querétaro 2020

 
Periódico La Jornada
Sábado 5 de septiembre de 2020, p. 3

Poco se sabe del enfado que Jorge Luis Borges mantuvo los últimos años de su vida con Mario Vargas Llosa. La causa fue una entrevista que éste le hizo en 1983, en su casa de Buenos Aires, en la que, al momento de escribirla, hizo referencia a una filtración de agua que caía del techo de ese inmueble.

Me dijeron que Borges nunca me había perdonado que yo citara esa gotera. Era un artículo escrito con el gran cariño y la admiración que siempre he tenido por él, pero el hecho de que yo contara que había un pequeño recipiente para la gota que se filtraba del techo hizo que él dijera una cosa divertida, explicó el autor peruano-español.

Lo declarado por el autor de El Aleph, refirió, fue que un muchacho fue a visitarlo y le dio la impresión de que era un agente inmobiliario, porque le hizo notar que el inmueble donde vivía tenía goteras, que es lo que acostumbran decir los vendedores de bienes raíces.

La anécdota vino a cuenta en la charla que Vargas Llosa ofreció la tarde del jueves como parte del Hay Festival Digital Querétaro 2020, en la cual habló de su libro Medio siglo con Borges (Alfaguara), que recopila ésa y otra entrevista que le hizo, en 1963, en París, así como una serie de artículos, conferencias, reseñas y notas en torno de su obra.

Entrevistado por el escritor y periodista peruano Raúl Tola, el Premio Nobel de Literatura 2010 afirmó que Borges es un escritor sin discípulos, situación que, a su decir, responde a que su influencia es tal que mata a quienes buscan aprender de él. Su obra tiene características tan nítidas que los discípulos lo repiten, son un eco. Entonces, en lugar de enriquecer a sus discípulos, creo, los líquida, los mata. Son imitadores de Borges, pequeños borgesitos.

Reconoció que su primer contacto con el escritor argentino fue más bien polémico, debido a que su literatura distaba de la escuela de Jean Paul Sartre y los demás filósofos existencialistas de los que el autor peruano era seguidor, la cual pugnaba por una literatura comprometida, a la que se veía como arma para transformar a la sociedad y lograr el socialismo.

Ante ese tipo de enseñanzas, Borges resultaba un irritante; era una persona a la que no le interesaba la política, no tenía interés en cambiar a la sociedad y más bien hacía literatura fantástica. Es decir, una literatura desasida de la realidad inmediata, y sus preocupaciones tenían que ver con el tiempo, con todos los temas borgianos que claramente entraban en contradicción con el mundo de Sartre, explicó.

Fue un shock para mí encontrar a un escritor tan distinto y que, además, era un muy buen escritor, desde el punto de vista del trabajo del lenguaje, muy admirable.

El autor de La ciudad y los perros aclaró que el tipo de escritor que él trata de ser es muy distinto al de Borges, aspecto que, resaltó, no le impide admirarlo y reconocer en él a un autor extraordinario, fuera de serie, y que ha hecho por la lengua en que escribimos, el español, una revolución sin precedentes.

De acuerdo con Vargas Llosa, Borges fue víctima del peronismo, como lo ha sido Argentina, y recordó que incluso celebró el golpe militar contra ese gobernante, además de que profesaba cierta simpatía por el ejército. Él tuvo héroes militares en sus ascendientes; tiene simpatía hacia el mundo militar, que aparece en sus cuentos, pero también en su vida, y es algo inevitable de criticarle, porque si uno puede respetar el hecho del golpe contra el peronismo, es muy difícil respetar el hecho de que aceptara la invitación de Pinochet y ser condecorado por él, en un momento en que Pinochet asesinaba y torturaba a opositores, era un generalote que había dado un golpe de Estado contra un régimen civil nacido de elecciones libres. Ese aspecto de Borges cuesta trabajo aceptarlo en un escritor que parecía más allá del bien y el mal.

Aunque el escritor peruano-español nunca la mencionó por su nombre, defendió a María Kodama, al asegurar que fue alguien muy notable en la experiencia del escritor argentino y le alegró enormemente los años finales de su vida.

Ha sido muy buena guardiana de la obra de Borges, la ha seguido promoviendo, ha creado un museo en Buenos Aires. De tal manera que han sido muy injustas las críticas que recibió, sobre todo de los ex amigos de Borges, que no la veían con simpatía. Creo que a él lo hizo muy feliz y que desde entonces ha llevado de manera muy honorable y respetuosa su obra.